Si fueras un alcalde de una localidad donde gran parte de sus ingresos vienen del turismo religioso al tener una virgen supuestamente milagrosa ¿Apoyarias las fiestas, turismo y peregrinaciones a su iglesia por los ingresos recibidos aunque estuvieras en contra de la religión o las desalentarias?
Si fuera Alcalde de un lugar cuyos ingresos dependieran del turismo religioso aprovecharía para impulsar negocios que se beneficien del turismo *sin* patrocinar la religión: hoteles, museos, parques, centros comerciales, restaurantes, bibliotecas, zoológicos, caminatas (que no peregrinaciones), parques de diversiones, bares, discotecas, etc.
El Estado no tiene por qué destinar recursos a promover ninguna religión y que un municipio dependa de ello es un poco como si la localidad dependiera de la esclavitud: pues de malas. Hay unos principios básicos, primordiales, fundamentales e infranqueables de la administración pública que ninguna cantidad de dinero debería siquiera hacernos cuestionar; entre ellos está la libertad de los ciudadanos que el Estado tiene que garantizar, y la única forma de garantizar la libertad de cultos es no promover ni patrocinar ninguna religión.
La estupidez de que "París bien vale una misa" de Enrique IV aplicaba cuando no había separación de poderes, el clero metía sus garras en la política pública, no existían los DDHH, la monarquía absoluta rivalizaba y gobernaba en contubernio con señores feudales y ni siquiera teníamos la teoría microbiana de la enfermedad. En un mundo moderno, civilizado, en el que enviamos gente a colonizar Marte, hay separación de poderes, tenemos fortunas en tarjetas plásticas con bandas magnéticas, todos nacemos con los mismos derechos y somos tratados igualmente ante la ley, no hay cabida para que los recursos públicos se desperdicien patrocinando devaneos pastoriles supersticiosos.
El Estado no tiene por qué destinar recursos a promover ninguna religión y que un municipio dependa de ello es un poco como si la localidad dependiera de la esclavitud: pues de malas. Hay unos principios básicos, primordiales, fundamentales e infranqueables de la administración pública que ninguna cantidad de dinero debería siquiera hacernos cuestionar; entre ellos está la libertad de los ciudadanos que el Estado tiene que garantizar, y la única forma de garantizar la libertad de cultos es no promover ni patrocinar ninguna religión.
La estupidez de que "París bien vale una misa" de Enrique IV aplicaba cuando no había separación de poderes, el clero metía sus garras en la política pública, no existían los DDHH, la monarquía absoluta rivalizaba y gobernaba en contubernio con señores feudales y ni siquiera teníamos la teoría microbiana de la enfermedad. En un mundo moderno, civilizado, en el que enviamos gente a colonizar Marte, hay separación de poderes, tenemos fortunas en tarjetas plásticas con bandas magnéticas, todos nacemos con los mismos derechos y somos tratados igualmente ante la ley, no hay cabida para que los recursos públicos se desperdicien patrocinando devaneos pastoriles supersticiosos.
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Matt Azathoth
Phil V.