Diez puntos indispensables para destruir la realidad.
De tantas infinitas posibilidades que se nos presentaron a los humanos para crear una cultura (gracias al potencial infinito de nuestra mente) hemos construido una que no deja de asombrarme por su estupidez, por su mediocridad y por su banalidad. No puedo identificarme de ninguna manera con el mundo que hemos forjado. Con esa realidad que hiede a estiercol. Somos un estrepitoso fracaso. Son más de 10 razones por las cuales habría que destruir esta realidad.
Estos días estuve imaginando otros mundos posibles en base a nuestros actuales conocimientos y me costaba entender cómo habíamos llegado a esto. Quizás, somos víctimas de nuestra accidentada historia (nuestro pasado tampoco es un lugar idílico) pero lo que más me llama la atención es nuestra incapacidad para detenernos a pensar y el modo en el que caemos una y otra vez en las trampas del poder (en este caso, el capitalismo). Si fuera un viajero del tiempo que proviene del pasado o un extraterrestre de una distante galaxia, no entendería la razón por la cual nuestros logros y deseos desembocan en el último modelo de un Smartphone. No hemos podido superar nuestras taras. Es más, estas no han hecho otra cosa que recrudecer. No es posible amar a esta cultura y a esta humanidad. Creo que la naturaleza (y la evolución) tarde o temprano nos extirpará como a un tumor. Somos el experimento frustrado y autodestructivo de algo que tenía un enorme potencial.
Estos días estuve imaginando otros mundos posibles en base a nuestros actuales conocimientos y me costaba entender cómo habíamos llegado a esto. Quizás, somos víctimas de nuestra accidentada historia (nuestro pasado tampoco es un lugar idílico) pero lo que más me llama la atención es nuestra incapacidad para detenernos a pensar y el modo en el que caemos una y otra vez en las trampas del poder (en este caso, el capitalismo). Si fuera un viajero del tiempo que proviene del pasado o un extraterrestre de una distante galaxia, no entendería la razón por la cual nuestros logros y deseos desembocan en el último modelo de un Smartphone. No hemos podido superar nuestras taras. Es más, estas no han hecho otra cosa que recrudecer. No es posible amar a esta cultura y a esta humanidad. Creo que la naturaleza (y la evolución) tarde o temprano nos extirpará como a un tumor. Somos el experimento frustrado y autodestructivo de algo que tenía un enorme potencial.