❀✿ Soy otoño; soy el desastre que se lleva a las longevas y pardas hojas dando paso a nuevas vidas; los árboles de Framboyán se corrompen ante mi insaciable viento creando un eco de crujidos; endulzo a la lluvia, sollozo sobre las nubes, sobre bosques y ciudades; soy quien se roba los colores del cielo, convirtiéndolo en un tono grisáceo; soy quien sacia a la muerte, quién la abraza durante el sereno de media noche.
Soy un otoño cálido y lúgubre, quien mordisquea los frutos, y los pudre.

Me escabullo indefinidamente en un rincón de mi mente, aquel lugar luce pavoroso, gélido y lóbrego; el aire es denso y ácido.
El tiempo parece ir con más prisa de lo normal, como si la vida se evaporara al suspirar.
Y el corazón aturdido solamente solloza por detenerse, y que la vida huya si así lo desea, y que la muerte se embriague y así lo posea.

─ ❀Si te interesa recibir mis colectivas sonroja el corazón.

Éste texto no tiene título o número, pues va dirigido a mí.
El neón es aburrido cuando es de día, la oscuridad es aterradora cuando no hay melodías, el amanecer es hermoso cuando no hay dolencias; los árboles nos observan y cuidan entre sus miles de miradas lila y rojizas por el otoño longebo. Las nubes se mueven si están alegres y si están tristes también. Las estrellas y la luna escriben en el cielo, no sé qué dicen, pero algún día lo sabré. Los colores no existen pero están ahí, en mi mirada. Mis dibujos son burdos, absurdos, pero sienten lo que yo alguna vez sentí.