Me gusta cocinar en mis ratos libres, leer e investigar, pero como saben, también escribo.
Así que, les dejo la receta que me inventé para una separación:
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En un Bold, verter dos tazas de sidra de promesas húmedas, junto con el zumo y la piel de dos “Te amo” ya dichos, agregar una cucharada de azúcar y ¼ de aceite de oliva.
*Esta mezcla se utilizará para poner a macerar la tristeza, que antes ya debió haber sido sazonada con recuerdos y reducida con ayuda de una espalmadera.*
El proceso, debe durar tan solo tres canciones (Es importante medir bien el transcurso, ya que, si se saca en el momento inoportuno, el resultado puede ser un tanto amargo).
Transcurrido este plazo, llevar al horno precalentado por el tiempo que sea necesario.
Al estar cocida, dejar que desaparezca el olor a nostalgia, consumir a la brevedad posible, pero de forma lenta y, acompañada de lágrimas añejas.
Provecho.
-Sysied

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Aprendí
Que los abrazos hay que valorarlos,
porque pronto desaparecen.
Que las personas
nos parecemos al cigarrillo
ya que,
al encenderlo siempre trae una historia,
un recuerdo, un sentimiento,
pero al apagarlo,
lo estrellas contra cualquier superficie
sin importarte nada...
Que las sábanas
y los miedos
están de más
entre dos personas que se quieren
y los besos,
tienen el poder de arreglar un alma rota
(Siempre y cuando estén movidos por el amor)...
Comprendí,
Que las palabras causan estragos,
sean dichas o no.
Qué las canciones
no te recuerdan a las personas,
sino a tu versión a su lado.
Que las madrugadas
a solas,
saben a tequila,
las promesas a limón
y los recuerdos se vuelven salados,
se complotan y avivan la herida.
Entendí
Que es mejor despedirse
cuándo las cosas no son como antes,
porque todo se acaba,
todo se desvanece
y al final,
quedarse donde el amor se ha ido,
duele mucho más que decir adiós.
-Sysied
04072020-0047

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