Anónima.

Pablo era un chico bastante avispado y muy curioso que siempre intentaba encontrar una respuesta a todas las preguntas que se hacía sobre la vida y sobre todo lo que le rodeaba.
Un día, decidió dar un paseo por el campo para encontrar una nueva inquietud en la que basar los próximos días. Andando y andando acabó encontrándose con un grupo de vecinos que le contaron una historia acontecida en aquel pueblo hacía ya muchos años.
Resulta que allí vivía un joven que también se llamaba Pablo y, al igual que nuestro protagonista, también tenía inquietudes bastante llamativas a la hora de aprender cosas nuevas.

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El caso es que decidió acercarse a la biblioteca para buscar información, pero algo pasó que acabó desapareciendo sin dejar ningún tipo de rastro.

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Por esta razón, Pablo consideró que ya había encontrado la misión que buscaba, y entró de nuevo en aquella biblioteca que ahora ya estaba abandonada, pero todavía quedaban en sus estantes la mayor parte de los libros que alimentaban la curiosidad de los jóvenes de la época.

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Le llamó la atención uno que se centraba en el significado de los nombres, y se dispuso a leerlo en una de las viejas y empolvadas mesas de la sala.

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El caso es que un escalofrío le recorrió el cuerpo en el momento en el que se encontraba en el apartado donde explicaba qué significa José, y ahí fue cuando se dio cuenta de que su vida se había convertido en un ciclo que siempre empezaba y terminaba exactamente igual.

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Se dio la vuelta, y ahí estaba su final de nuevo.

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