@DushOficial

Dush✨☄

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historia hot porfa tienen ratos de no poner

Empecé a buscar la cintura de su pantalón para sacar el cinto y me dijo: – shhshh… vos no. Déjame a mí… Me mató con eso. Se sacó la remera, el cinturón y desprendió el botón del jeans. Yo lo miraba atenta, ¡era tan grandote! Hermoso… perfecto… lo quería todo encima mío.
Nos comimos a besos de esos que te derriten la ropa, perdí la noción de los segundos en un instante de caricias. Me había sacado el vestido, quedando en corpiño, hilo de bombacha mojada y las botas puestas. Me levantó y rodeé con mis piernas su cintura, mientras el desprendía mi corpiño. Lo sacó…Me admiró y dijo: sos hermosa. Hizo con mis tetas lo que quiso, desde besarlas hasta morderlas y dejarme su sabor… cuanto fuego tenía esa lengua.
Me tiró sobre la cama, y tomó mis botas para sacarlas, una vez hecho me levantó del brazo para ponerme nuevamente de pié. El suelo reveló la altura, quedé muy chiquita al lado de él, y volvió a decirlo: “sos hermosa”. Me giró e hizo que apoyara mis palmas sobre la cama, se agachó conmigo, besaba mis curvas, apretaba mis pechos turgentes y se detuvo cuando llegó a la bombacha. Separó mis piernas y corrió con un dedo mi mojado cuarto de tela, dedo que sólo, se hundía en ese abismo de deseos. Y yo ardía de placer.
Se bajó todo junto, ni vi de qué color era el bóxer que traía, me bajó la bombacha y cuando llegó a mis tobillos levanté mi pié, para poder abrirme como quería y que nada me molestara. Y sin dejar que lo probara, y sin tanta previa pero con una calentura que empañaba el vidrio de la ventana que teníamos cerca, la metió… la sacó, corrió su polera hacia atrás y la volvió a meter esta vez deseando llegar más allá de lo que mi cuerpo le permitiera. La diferencia de alturas hacía que yo me pusiera en puntas de pié y aun así esa pija me quedaba muy arriba, lo que hacía que su cabeza ejerciera presión en mi cola por dentro, mezcla de molestia y placer, de placer y lujuria, de lujuria y avaricia. Quería más. Quería todo.
Con su pija adentro y jugando a no sacarla, levantó mi pierna derecha y puso mi rodilla sobre la cama, y así y con mejor visión me siguió entrando. Que placer, que perfección de pija desde esos huevos que se desplazaron hacia abajo buscando la temperatura justa, colgando en el ángulo perfecto que los hacia rebotar en esa liebre hambrienta que era mi concha. (Me violento escribiendo el recuerdo de esa noche, y siento como empiezo a hincharme otra vez. Como quisiera que estuvieras acá mientras te escribo). Era perfecto su tronco, diámetro y largo tallados por el mismo Miguel Ángel. Y esa cabeza, lamento no haberla podido saborear. Esa noche.
Me colocó en la cama, yo seguía de espaldas a él y él seguía jugando a las perspectivas con mi cola. Me separó los cachetes, y me empezó a coger cucharita, así, bien apretadito. Me lo hacía con una fuerza tal, que en 25 años jamás me habían rebotado así las tetas. Lo disfruté como nunca, sin contar que esos seis años que nos separaban, le dio el aroma que se seduce y tienta.

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