Cuándo estaba pequeña como 12 o 13 un niño con síndrome de Down me persiguió y me tomó a la fuerza queriéndome besar, luché con todas mis fuerzas contra esa cosa, le daba trompas con todas mis fuerzas y ni así me soltaba, no me quedó otra que gritar y llorar, hasta que un maestro llego a mi rescate.