Cerré los ojos y me sumergí hacía mis pensamientos. Me cité allí con la conciencia; había miedos, había dudas y una espalda con cicatrices incontables, provocadas por una mano torpe y cruel. Errores que no quisieron serlo, que nacieron como aciertos y un mal uso de la razón, errores que les condenaron a ser negligentes. Una persona puede llegar a ser despiadada consigo misma, esperando que su versión adulta sea una evolución y no un cúmulo de tropiezos. Hay noches que es mejor guardar bajo llave, latidos inconfesables e inoportunos que te golpean con la mirada inadecuada en frente de ti. Hay ojos que escapan de las miradas, que se vuelven fríos, invulnerables, labios que no debieron ser mordidos, pieles que jamás tuvieron que rozarse. Hay errores que nunca debieron serlo; versiones de p̶e̶s̶a̶d̶i̶l̶l̶a̶s̶ ̶a̶ ̶l̶a̶s̶ ̶q̶u̶e̶ ̶s̶o̶m̶o̶s̶ ̶p̶r̶e̶s̶o̶s̶.̶
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