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Dejó pasar el tiempo pero esos pensamientos confusos persistían en el interior de su mente atormentándola y haciendo que todo aquello la confundiera más, mirara donde mirara daba poca opción a una explicación coherente y más si se paraba a mirar los detalles de los cuales ni había podido darse cuenta por lo nublosa que tenía la vista, cada vez era más horrible la imagen de aquel escenario sin sentido. Se intentó calmar por un momento y se incorporó intentando observar con calma el camino para poder volver a salir de aquel sitio, cuando fue a salir por la puerta por la que había entrado se encontraba cerrada, encima estaba... llena de sangre ¿Por qué? Ni siquiera parecía estar en la misma pared de antes, tenía otro tamaño y hasta el picaporte tenía otra forma y color. Detrás suya a lo lejos empezaron a escucharse pasos lentos pero contundentes y ella no quería darse la vuelta pero cada vez se escuchaban más cerca ¿Sería la niña? Espero un instante más haber si paraban pero continuaban acercándose a donde estaba ella, se dio la vuelta y no había nadie. Alumbró con la linterna por la zona ya que todo estaba más oscuro aún que antes, hasta ver que por detrás de una de las máquinas que también tenían un aspecto desolador asomaba una especie de sombra y se acercó por el ángulo más lejano que era posible para no llevarse más sorpresas, con temor se asomó... hasta ver lo que parecía ser un hombre. - ¿Quien eres..? - Dijo Helena temblorosa pero no recibió respuesta.
Observó a aquel hombre que parecía más asustado que ella misma ya que su cuerpo temblaba y su mirada intentaba escapar de los ojos de Helena. Un silencio bastante denso ocupó un buen espacio de tiempo hasta que el hombre se puso de pie mostrando un alto grado de desorientación – No vienes... a por mi... ¿Verdad? - Dijo el hombre dejando a Helena un poco confusa - ¿Cómo dices..? - Helena no entendía para nada la pregunta y aquel desconocido con movimientos algo mal calculados fue dando pasos hacia atrás como si quisiera retirarse de Helena – Espera ¿Qué... qué coño pasa aquí? - El hombre la miró algo más calmado y parecía por momentos algo menos confuso que ella - ¿No... no lo sabes..? - Por su pregunta él parecía saber algo y continuó hablando – Esta fábrica... bueno este pueblo... todo esto está maldito – Helena no dijo nada ya que viendo todo lo que había pasado aunque fuera una situación muy surrealista todo parecía concordar – Pero esto... parece el infierno ¿Dónde estamos? - El hombre parecía no querer pronunciar más palabras y se dio la vuelta dirigiéndose a cualquier sitio donde poder sentarse, Helena lo siguió y se sentó junto a él.
Continuará...

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Sin mediar palabra la niña agarró la mano de Helena y la miró a las ojos de una forma tierna a la par que profunda, algunas máquinas de la sala empezaron a funcionar llenándolo todo de ruidos estridentes descolocando por completo a Helena haciendo que se alejara de la chiquilla, las luces empezaron a encenderse y a apagarse de forma intermitente y para más sorpresas cuando volvió a mirar a la chica ya no estaba, la mirada de Helena transmitía brotes de locura, no podía asimilar más aquellas extrañas situaciones y empezó a dar vueltas sobre si misma mirando a todos lados, sudando y temblando mientras parecía estar sufriendo una taquicardia y para más inri toda la sala se veía inmersa en un cambio brusco de aspecto como si alguna fuerza extraña y desconocida estuviera manipulándolo todo a su antojo, Helena pensaba que Aleksey le había puesto algo raro en la comida, era lo primero que se le ocurría por que estaba como rodeada de espejismos que alteraban toda su realidad, y algo que ya había escuchando antes pero no recordaba ni dónde ni cuándo, una especie de sirena de bomberos que a la vez parecía provenir de fuera sonaba dentro de su cabeza hizo que se pusiera de rodillas, se tapara los ojos con las manos y esperaba que cuando volviera a observar todo aparecer por arte de magia en cualquier sitio seguro que no fuera ese – 10... 9... 8... 7... - Empezó mentalmente una cuenta atrás – 5... 4... 3... - Esperando que pasara todo cuando llegara a cero.

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De repente los ruidos cesaron, todo parecía en calma y después de unos segundos más apartó las manos de sus ojos observándolo todo y viendo que no sólo todo había cambiado de aspecto si no que parecía el mismísimo infierno como si la hubieran llevado a la zona donde todos los asesinos y enfermos mentales peligrosos hubieran ido a parar en caso de haber sido castigados por el mismísimo Demonio. Era la misma fábrica pero a la vez se sentía como si estuviera en otro lugar distinto y su reacción fue tumbarse en el suelo de lado mientras agarraba sus rodillas acercándolas a su pecho y moviéndose de forma compulsiva como temiendo que cualquier cosa o ser... la fuera a matar en cualquier momento, o lo mismo ya estaba muerta y ese era el castigo que estaba recibiendo pero... ¿Castigo porqué? ¿Acaso lo merecía? No recordaba haber hecho nada malo en su vida a excepción de cualquier travesura típicas de un niño inquieto y curioso.
Continuará...

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Helena devolvió la carta al cajón pero no le dio mucha importancia al mensaje de ésta, ya que parecía bastante antigua por lo deteriorada que se veía, echó un vistazo por esa extraña oficina y vio otra puerta que daba como a una especie de fábrica con un aspecto descuidado como si llevara abandonada siglos, cualquier mínimo ruido provocaba un eco que daba mucho que pensar a Helena obligándola a agudizar más sus sentidos iluminando cada uno de sus pasos para no llevarse ninguna sorpresa más. Toda la maquinaria que se desplegaba por el interior estaba cubierta por telarañas y... una especie de sustancia extraña y viscosa pero Helena quiso ignorar esos detalles suponiendo que el lugar no había sido limpiado en mucho tiempo, cuando de repente se quedó petrificada al ver cómo se encendió una luz en el fondo del todo y justo en el centro vio una pequeña silueta cuyo detalle más significativo era su pequeña estatura y una espesa melena que llegaba hasta lo que podía ser su cintura, en situaciones normales no habría problemas en acercarse pero para Helena ese hecho se convirtió en un gran dilema. Mirando a los alrededores como haciendo tiempo mientras pensaba si avanzar o no dio sus primeros pasos de forma algo torpe como si hubiera ingerido unos cuantos tragos de alcohol, pero tras esa torpeza se escondía el temor de lo que pasaría si se acercaba cada vez más, la silueta adoptaba lo que parecía la forma de una niña ¿Quizás es la que estaba buscando? ésta alzó uno de sus cortos brazos con la palma abierta en dirección a Helena que aunque siguió adelante frenaba su avance titubeando ante la niña, y se frenó en seco observándola sin más y tras un minuto de silencio...
Pequeña ¿Qué haces aquí? -
Esta vez no te has equivocado. – Dijo la niña mirando a un lado.
¿Qué...? ¿Cómo dices..? Mientras Helena dudaba ante aquel sin sentido la pequeña siguió mirando a su lado. - ¿Con quién hablas? - Preguntó Helena desconcertada.
Yo me lo pedí primero. – Helena no entendía nada y se acercó un poco más a la niña.
¿Qué te pediste primero niña? - La pequeña miró a Helena con una sonrisa un tanto peculiar – Creo que tu madre te está buscando, ven conmigo que nos está esperando fuera – Helena era consciente de que la mujer había desaparecido y que ni siquiera sabía su nombre, o si se lo había dicho no lo recordaba.
Antes de guiarme por tus pasos, debes caminar por donde yo he caminado. - Helena no sabía que responder a tan extrañas palabras y se quedó pensativa.
Continuará...

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Recordó los segundos antes de desmayarse, algo se había acercado a ella y le había hablado con una voz algo perturbadora como si un eco revotara en los recovecos más enjaulados de su propia mente pero por aquel sitio no había nadie más ¿Acaso era sólo un sueño más? Sin darle muchas vueltas al asunto salió de aquel lugar y fue directa a la furgoneta que estaba vacía... recordando que la mujer había desaparecido. Esto no tenía el menor de los sentidos, Helena estaba frustrada y no entendía lo que sucedía a su alrededor haciéndola sentir más perdida en aquel lugar que aunque no le apetecía estar más rato le provocaba una especia de atracción que le impedía huir de aquella realidad, o mejor dicho, de aquel sueño... pensamientos que surgían e intentaban dar explicación a esa locura, pues en estos momentos estaba siendo funambulista en la delgada linea que separa la cordura de la demencia.
Pero algo le hizo replantearse entrar dentro ¿Dónde demonios tenía la radio con la que se comunicaba con Aleksey? recordó los últimos momentos con ella... cuando Aleksey intentó hablar con ella dentro del almacén pero hubo interferencias. No quería volver a entrar pero seguramente el se enfadaría si no traía de vuelta ese trasto, o lo que es peor, su salud se vería mermada por la ausencia de éstas.
Armada con un valor que surgió de forma repentina de su interior se adentró de nuevo en el almacén justo en la zona donde se encontraba antes, la tenue luz de la linterna no iluminaba gran cosa, en parte Helena lo agradecía, por que lo más probable es que si ella viera ese almacén iluminado sería peor que guiarse a oscuras a través de este.
Empezó a rebuscar en todos los rincones pero no había forma de encontrar nada, ni una señal, ni un ruido indicativo de que hubiera alguien dentro, lo que si le llamó la atención fue una compuerta que la llevó a una especie de oficina bastante amplia y se percató de un cajón medio abierto en el que había unos cuantos trastos viejos sin importancia, observando una especie de nota escrita a máquina en la que había una especie de indicaciones:
"Para todos los ocupantes del almacén, ésto es un aviso del control de plagas para que despejen el local inmediatamente en un plazo máximo de 24 horas, ningún otro asunto es tan importante como la limpieza total del sitio ya que si se extiende por todo el pueblo habrá que organizar un desalojo urgente y ya sabéis que esto no se puede saber, la gente se asustaría y no queremos que se vuelva a repetir el catástrofe del 83, ese tipo de plaga es muy peligroso y no voy a permitir que nos veamos obligados a tomar medidas innecesarias, me da igual parar vuestra producción de lo que quiera que estéis distribuyendo, y Jack, se que tú serás el primero leer esto, y se que eres consciente que muchos de tus compañeros no deben saber esto, mientras menos lo sepan mejor, empezad a salir ya del sitio..." La carta se veía borrosa a partir de aquí.
Continuará...

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De repente vio una luz entrar desde la ventana más cercana que tenía, la limpió de todo el polvo que se había levantado y observó que la furgoneta estaba vacía y la mujer había desaparecido, todo era cada vez más desconcertante. Al fondo vio una puerta entre abierta por la que se podía apreciar como una especie de silueta o algo que se evaporaba entre el umbral de oscuridad. Un silencio incómodo fue interrumpido por una serie de vibraciones que se tornaban en estruendos dejando a Helena más asustada aún, no era capaz de reaccionar ante aquella incertidumbre provocada por la oscuridad. Dando pequeños pasos hacia la puerta no podía evitar sobresaltarse por cualquier mínimo detalle. Apoyando la mano sobre el marco de la puerta le vino un olor un tanto peculiar, la humedad daba señal de que el sitio había sido abandonado hace años. Helena se sobresaltó al sentir interferencias en su interfono, la voz de Aleksey se escuchaba de nuevo entrecortada.
- Ma...ita s.a, ¿Dó..e and..? Si no vi..es pr...o, ......... - Un silencio algo pausado dio paso a que lo escuchara de nuevo.
- Helena, mira al frente - Esa voz... no parecía ser... de Aleksey, ¿Estaría acompañado?
Pero... analizando lo que me dijo esa voz Helena se quedó algo pensativa, con miedo alzó la vista siguiendo las indicaciones de esa desconocida voz, el ambiente parecía cargante, su visión se distorsionaba como una especie de telaraña líquida y turbia, al fondo vio una silueta que cada vez era más alta acercándose a ella de forma progresiva, intentó darse la vuelta pero no pudo, justo después de pestañear apareció justo en sus narices, cerrando los ojos de nuevo esperando que desapareciera.
- No... creo... que... quieras... estar... aquí... - Nada de esto parecía real, el interfono empezó a hacer más interferencias escuchándose voces incomprensibles, su mente estaba apunto del colapso y un terrible dolor de cabeza que le hizo llevarse las manos a ésta hizo que se desmayara de forma inevitable. Al abrir los ojos algo enturbiados sentía una desorientación temporal que le impedía saber si habían pasado minutos, segundos, o a saber qué.
Sobresaltada por la escena anterior abrió los ojos de par en par esperando que la situación se hubiera normalizado. Se sentía un poco trastornada y algo húmedo recorrió su pecho y sus piernas ¿Estaba herida? No... solo era agua, había caído en un charco y se había calado entera. Se levantó un poco temblorosa apoyándose en una pared que había cerca y una vez estabilizada se escurrió un poco sus ropajes yendo justo después en busca de su linterna que había caído unos metros delante de ella. Observó su propio cuerpo con la luz y vio que no tenía ningún rasguño, quedándose algo más tranquila pero sin perder atención por si otra cosa pudiera ocurrir.
Continuará...

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Helena no sabía si ayudarla o no, Aleksey necesitaba sus medicinas pero la mujer parecía necesitar ayuda urgentemente e intentó usar el interlocutor pero no daba señal.
- Vayamos en mi camioneta, no tardaremos nada - Dijo mientras se dirigía a paso ligero, después de quedarse unos instantes paralizada la mujer sonrió entre lágrimas, y siguió a Helena con un paso ligero pero torpe y ya por fin dentro del auto fue dando indicaciones de como llegar, pero no hubo conversación de ningún tipo, fue una situación un tanto incómoda. Helena pensó que si la ayudaba le indicaría después como llegar a la farmacia, además tenía la sensación de que exageraba, todas las madres son así. "Mi... madre". Un pensamiento abordó la mente de Helena, recuerdos melancólicos, pero pronto fueron interrumpidos - Aquí es niña - Dijo esa apesadumbrada mujer sin abandonar sus leves llantos aunque progresivamente exagerados al ver lo que se suponía que era un almacén. Estaba bastante deteriorado, Helena no podía creer que aún siguiera en pie.
Se despidió de la madre y se fue hacia el almacén. No le costó mucho entrar ya que había un gran hueco que daba pie a la entrada del almacén. Una vez dentro tuvo que hacer uso de su linterna, todo estaba muy oscuro y algunas gotas frías caían en la cabeza de Helena a causa de las humedades.
La niña pequeña no debía de andar muy lejos pues a priori ese lugar era espeluznante y si una niña se queda atrapada en un sitio así no se movería mucho ya que el terror la paralizaría, eso si contamos con que los escombros no acabaran con su vida.
Con la luz de la linterna apuntaba a todas las direcciones intentando no dejar ningún hueco sin explorar pero no había rastro de nadie, solo había ratas por doquier huyendo despavoridas al ser iluminadas.
Helena no estaba pasando el mejor momento de su vida y reconocía en sus adentros estar muerta del miedo, ni si quiera supo por qué aceptó ayudar a esa mujer... creía que era para saber la dirección de la farmacia pero había algo extraño que la había hecho aceptar.
Se fijó en las paredes que aun se mantenían en pie, estaban llenas de pintadas rojas... y ahí recordó parte del sueño que había tenido, una cafetería tiñéndose de ese mismo color, como el de la sangre... un recuerdo algo turbio pero muy real la desolaba.
Se escuchaba el chisporrotear de los cables de la luz al hacer contacto con el suelo húmedo del almacén, Helena agradeció que aquel lugar no se inundara mas rápido y solo cayeran pequeñas gotas, si no, se convertiría en un cuerpo chamuscado en cuestión de segundos.
-¿Hay alguien? -Helena espero obtener algún tipo de respuesta.
Continuará...

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Ignorando la niebla durante un momento observó de nuevo el objeto metálico que tenía un pequeño botón que no dudó en pulsar, la luz que desprendió hizo ver que era una pequeña linterna... ¿Para qué iba a necesitarla? la apagó y guardó de nuevo en el bolsillo.
Salió del auto con la chaqueta puesta y empezó a andar, no reconocía las calles y menos con la niebla que no ayudaba, pero un fugaz recuerdo pasó por la mente de Helena.
- Silent Hill - No supo bien por qué recordó eso, pero no le dio mayor importancia.
Buscaba la farmacia pero no aparecía por ningún lado, ni ese tal Williams... estaba muy perdida y decidió parar en seco y descansar un poco sentándose en la acera.
Después de un buen reto divagando en sus pensamientos el interfono empezó a hacer interferencias, Helena intentó escuchar pero era imposible, aunque otra interferencia algo más escandalosa la sobrecogió haciendo que temblara un poco por el sobresalto,escuchándose una voz entre cortada -He...na tar..s m..ho, ne....to mis me.....as .......- tendría que ser Aleksey pero no se entendía bien lo que decía, parecía algo alterado, así que tuvo que levantarse rápido para seguir buscando, de repente vio una silueta a lo lejos.
No alcanzaba a distinguir bien que era exactamente la silueta... Helena maldijo la dichosa niebla que por cierto cada vez era más espesa y con un aspecto granulado. La opaca silueta empezó a agitarse lentamente de forma algo inquietante, parecía estar de espaldas a Helena que mientras más se acercaba más alto se podía escuchar un llanto, parecía proveniente de esa forma corpórea, empezó a girar a su alrededor para poder observar su rostro, pero aquel cuerpo a su vez parecía girar a la misma vez, pareciera que quisiera pasar desapercibida por un sentimiento de timidez.
Armada de un valor que surgió de repente decidió llamar la atención de aquella "persona", -Ayúdame... necesito ayuda... - Una escalofriante voz ahogada en llantos empezó a pedir ayuda a Helena - Por favor... mi hija...- parecía femenina, al acercarse más a ella vio una larga melena cubriéndole media espalda, estaba claro que era una mujer que con un tembloroso movimiento colocó su mano en el hombro de la misteriosa mujer quien empezó a agitarse con leves convulsiones, quedándose quieta de forma muy tajante, Helena no pudo evitar ponerse delante para observar su cara y poder hablar con ella - Mi... mi... hija...- dijo señalando una dirección con su delgada mano mientras observaba un denso lagrimeo cubriéndole sus pálidas mejillas - ¿Qué le ocurre señora? Está temblando, ¿Dónde está su hija... y qué ...? -
- ¡Se ha perdido! -
-¿Dónde?-
-¡Se ha metido en ese almacén! - De repente, un ruido fuerte se escuchó.
- ¿Y qué ha..?-
-Y... quedó atrapada... se derrumbó casi todo... no se.. si está viva.. y no hay nadie....-
Continuará...

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Aleksey se llevó las manos al pecho en señal de malestar y empezó a toser sin parar, entregó las llaves rápidamente a Helena la cual al cogerlas le vino un pequeño brote de memoria o algo que le hizo "mágicamente" recordar la salida, como si en su mente lo estuviera bloqueando pero a la vez le vino un fuerte dolor de cabeza ¿Sería verdad todo lo que estaba pasando? Decidió calmarse, ayudar al pobre hombre y así aprovechar el viaje para relajarse y reflexionar sobre la situación.
- Está bien... le ayudaré -Se despidió de Aleksey algo desconcertada, no sabía muy bien por que pero decidió ayudarle, al fin y al cabo era la única persona que conocía.
Salió de la casa y justo al lado estaba aparcada una furgoneta blanca, mas bien parecía grisácea por la suciedad... ¿Ella sabía conducir una furgoneta...? No estaba muy segura pero tenía que probar. Con las llaves que le había dado abrió la furgoneta y la puso en marcha, antes de arrancar miró la nota que Aleksey le había dado "Nathan Drugs y está por la zona de West Virginia" y así siguió ese camino.
Antes de salir de la casa Aleksey le dio ciertas indicaciones
-No tardes mucho...- dijo con tono inquietante
-y otra cosa... no mires fijamente a Williams-
Y antes de que Helena pudiera preguntar le dio el interlocutor - Por poco te olvidas, no lo pierdas por si necesito algo, tenlo encendido - Ya en el coche al coger el volante de forma automática empezó a conducirlo como si llevara toda la vida, era algo extraño, encendió las luces y puso el motor en marcha, siguió por el único camino de tierra que estaba a la vista. Cuando llevaba unos minutos conduciendo una espesa niebla iba invadiendo todo el campo de visión, obligándola a encender las luces largas lo suficiente para ver las indicaciones del camino a seguir, aunque era prácticamente línea recta. Llegó a un cartel en el cual ponía "Toluca Lake" y sin darse cuenta estaba cruzando el puente del lago con el que compartía el nombre, el agua tenia un color siniestro muy oscuro, más de lo normal, y el cielo empezó a nublarse de forma excesiva aunque la madrugada estaba casi acabada, más bien parecía de noche. Por fin empezó a vislumbrar edificios, se notaba que estaba entrando en el pueblo, empezó a buscar gente por la calle que le indicara dónde estaba la dichosa farmacia, de repente, la temperatura empezó a bajar causándole un frío helador, menos mal que en la parte de atrás había una chaqueta la cual parecía tener un objeto metálico en el bolsillo de fuera. Estaba en el lugar correcto pero no había ni un alma, solo niebla... una niebla espesa a la vez que inquietante...
Continuará...

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Arrugó el papel con sus manos, mientras daba unos pasos hacia atrás con temor, ya no le importaba mostrarlo pues era lo que sentía con fuerza en esos momentos. Sólo pensaba en huir de allí y salir de esa enorme casa, despertar de el sueño... que era la explicación más lógica para esa situación, no quería ceder ante esa "realidad" que Aleksey le acababa de mostrar.
- ¡Esto es un sueño! - Gritó Helena, mientras comenzaba a correr por toda la casa buscando la salida de aquel lugar dejando atrás a Aleksey que seguramente, debido a su edad, no la alcanzaría, lo que daba cierta ventaja a Helena para buscar desesperadamente la salida.
Aleksey empezó a lamentarse de que Helena cada vez estaba peor, se quedó quieto observando como ella actuaba con alto grado de locura, decidió ignorar sus actos andando hacia la cocina y sentándose en la silla más cercana, esperando que Helena dejara de corretear y se calmara. Aunque estaba algo inquieto ya que era la primera vez que vio a la chica actuar de forma tan dramática y exagerada, cuando pasó un rato y ella parecía debilitarse por el agobio de su propia situación creada por si misma, Aleksey empezó a gritar -¡Helena, si quieres salir no tienes más que pedirlo! - exclamó haciendo ruido con las llaves de la puerta de la casa. En anteriores ocasiones Helena había huido sin rumbo alguno por mitad del bosque perdiendo la consciencia, pero gracias a unos chicos del pueblo que rondaban por allí la devolvieron a casa sana y salva. Ella ya parecía calmarse poco a poco acercándose lentamente a la cocina - ¡Helena! ¿Quieres venir por favor? -
Sus intentos desesperados por huir resultaron en vano ¿Es que esta dichosa casa no tenía una salida? Escuchó a Aleksey hablarla desde la lejanía, también pudo apreciar el sonido de unas llaves chocando entre si, al parecer no mentía y si podía decir a Helena la forma de salir de allí.
Antes de entrar en la cocina intentó calmarse un poco respirando profundamente, tenía que calmarse y no solo para ayudarse a si misma, si no por que para poder pensar con claridad tenía que tener la mente despejada.
Ya mas calmada se acercó a la cocina donde estaba Akelsey sentado en una silla, aun que la edad no le favorecía se mostraba todo un galán, seguro que tenía un buen poder adquisitivo.
- Yo... no recuerdo nada de esto, de verdad te lo digo, no recuerdo tu cara, ni esta casa, no tengo ni el menor recuerdo de esto, tú.... no es por ofender pero pareces sacado de una pesadilla... - Helena quiso seguir hablando pero no le salían las palabras. -A ver... tranquila... has leido la nota ¿Verdad? como siempre, a lo largo del día empezarás a recordar todo, toma las llaves y ve a donde te he dicho rápido, lo necesito, necesito que te calmes por favor... -
Continuará...

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-Otra vez... toma anda. - El anciano le dio una hoja repleta de información:
"Como muchas mañanas te pasa lo mismo en vez de explicártelo todo de nuevo te lo dejo escrito en esta nota, estás a mi cargo, aunque parece que debiera estar yo al tuyo, el caso es que a partir de cierto día empezaste a tener pesadillas después de las cuales, extrañamente, empecé a notar que perdías momentáneamente la memoria, me llamo Aleksey, llevas cuidándome tres años, y parece que cada vez te cuesta más recordar tu estancia en este lugar, estamos en las afueras a dos kilómetros del lago Toluca, por eso necesito a alguien que me cuide las 24 horas del día, estamos alejados de cualquier tipo de comunicación, recuerda que debes darme mis medicinas por mi enfermedad de los huesos, tienes que darme las siguientes medicinas:
- Una capsula de 70 g. de FOSAMAX una vez a la semana, los miércoles.
- Una inyección de Prolia cada 6 meses.
La última que me pusiste fue en la siguiente fecha 07-11-2013, si quieres saber que día es hoy tienes que mirar el almanaque de la cocina que por cierto, ya va quedando poca cantidad de ambas sobre todo de Prolia, así que pronto tendrás que ir a la ciudad en mi vieja camioneta a por ella, Williams te atenderá en caso de que no estar el dueño claro. La dirección de la farmacia se llama Nathan Drugs y está por la zona de West Virginia, dentro de Toluca Country, no tiene pérdida, si no sabes como llegar pregunta por el antiguo apartamento de la vieja chiflada Dahlia Gillespie, no me preguntes por qué la llamo así, como la apodan en el pueblo, sólo quiero que me traigas las medicinas, y otra cosa, recuerda que no me gustan nada los móviles y esas cosas con botones tan pequeños, coge el interfono de larga distancia. Tranquila que aunque estemos a kilómetros nos podemos comunicar, lo pedí por encargo, no creo que me pase nada en tu ausencia, aunque no debes tardar mucho por si acaso y lo demás mejor pregúntamelo ya está escrito aquí lo que necesitas saber, y una última cosa aunque poco importante, siempre dejo una copia de este papel en tu cuarto pero no se como te las apañas que lo pierdes."
- Aleksey... - Dijo en un leve susurro, ese era el nombre que recordó tras levantarse de la cama, alzó la vista de nuevo para poder mirarle, ¿Por qué recordaba su nombre pero no su aspecto? Helena estaba consternada, no entendía nada, ¿Qué quería decir esta nota?... ¿Que la vida que recuerda no es mas que una pesadilla? no puede ser, ella recordaba con todo detalle su vida antes de acabar aquí - No... debe de estar equivocado señor, yo no le conozco, yo no vivo aquí, no me suenan ninguna de estas calles, no puedo ayudarle. -
Continuará...

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- ¡Helena! ¿Qué haces escondida? ¡Deja de jugar y prepárame el desayuno! - Dijo la voz de la que provenía el tarareo - Hoy tendremos invitados quiero este todo perfecto - Cada vez esa voz estaba más cercana a Helena, que empezó a sentir una inquietud que terminaba en una angustia de no saber por qué esa persona con voz ronca y varonil conocía su nombre y por qué le ordenaba ese tipo de cosas. Pero pronto fue interrumpida por esa música que parecía por lo menos de los años 50 ó 60, cuando ya de repente se apareció una silueta algo gruesa delante de ella, dejando ver la cara de un anciano que marcaba pasos de forma muy lenta y algo torpe sosteniendo en una mano una radio portátil y en la otra un bastón. Su mandíbula no paraba de temblar, algo típico en una persona de su edad, y su traje antiguo le daban un toque elegante a la par que siniestro - Por cierto, tienes que cambiar mis sábanas, venga levántate y dejar de hacer el tonto, te pago para que trabajes y no para que juegues - Dijo de forma algo brusca y seca.
Helena miró con desconcierto a ese hombre ¿Quién era? ¿Por qué sabía su nombre? ¿Dónde demonios estaba? ¿Por qué no podía recordar nada?, esas preguntas golpeaban su cabeza constantemente y sentía como si un corazón palpitara en el interior de su cerebro. Sus ojos se habían clavado en él, observándolo con detenimiento, en busca de "algo" que hiciera a su mente recordar y saber quien era... pero lo único que consiguió fue un fuerte dolor de cabeza.
Se levantó del suelo un poco temblorosa pero sin apartar la vista en ningún momento, quería mostrarse fuerte, dócil, sin vacilar, pero de seguro la imagen que el hombre mayor estaba recibiendo de ella era totalmente distinta, como la de un gatito callejero asustado. ...
-¿Quién eres? - Preguntó débilmente, aún le costaba horrores hablar y aunque su voz titubeó un poco intentó parecer lo más serena posible - ¿Quién eres? - Volvió a repetir esta vez más decidida - ¿Y dónde estoy? - Empezó a mirar a todos lados desconcertada como si no supiera ni comportarse de forma social, sin saber si quedarse de pie, sentarse o irse de allí, sus nervios podías con ella y unas lágrimas que eran signos de confusión caían por sus mejillas. - Por favor... responde - Dijo llevándose las manos a la cabeza.
Continuará...

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Los parpados le pesaban y al abrirlos sentía un punzante dolor en la cabeza, decidió seguir con los ojos cerrados, y asimilar la situación.
- Me llamo Helena - Su voz sonaba áspera - y esto no está pasando... - Poco a poco iba calmándose mientras el dolor cesaba, ya pudo abrir los ojos que tuvieron que acostumbrarse a la poca luz que había. Observó a sus lados sin levantarse de la cama pues su cuerpo aun le pesaba, no reconocía nada ¿Dónde estaba?, recordó lo último que hizo pero todo era muy confuso, lo único que recordaba con claridad era "Silent Hill" y el nombre de un hombre... Aleksey, volvió a cerrar los ojos cansada, esperando que la próxima vez que los abriera, volviera a las calles que solía frecuentar.
Una canción antigua se empezó a escuchar de fondo, bastante relajante, la cual llamó la atención de Helena provocando que abriera los ojos de nuevo. El lugar seguía igual, ya que esperaba volver, digamos, a la normalidad. De repente se escuchó alguien tararear fuertemente de forma alegre, parecía una voz por la cual habían pasado varios años. Helena miró a su alrededor y vio que la decoración era un tanto excéntrica, pero tampoco nada fuera de lo normal. Un pequeño rayo de luz entraba de forma débil en la habitación, claramente era de día aunque parecía nublado. Helena decidió levantarse haciendo que sus sentidos si afinaran en su despertar notando un ambiente muy espeso, un olor que denotaba el paso de los años con cierto toque de humedad, pero no por ello falto de limpieza empezó a invadir su sentido olfativo. Se dirigió al gran espejo del tocador que tenía a la vista observando sorprendida, su pelo, su piel, parecía como si hubiera recibido un tratamiento de belleza hecho con esmero y no muy exagerado, su melena larga estaba recogida en una trenza espesa, y sus ropas no parecían muy actuales, se preguntaba dónde demonios estaba realmente. Incluso observó fotos de ella misma junto a un señor que no reconocía, con una mirada un tanto seria y con ropas muy elegantes, aunque ella llevaba ropas más informales y actuales no comprendía para nada qué estaba pasando, con sigilo se dirigió a la puerta, abriéndola despacio pero como en toda casa antigua fue delatada por el chirrío de la puerta, aunque débil, resonaba en toda la casa.
- ¡Esto es una pesadilla! ¡Esto es una pesadilla! - Se repetía a sí misma para mantener la cordura. De pronto, otra vez el tarareo, Helena no veía a nadie cerca pero no se iba a quedar allí. Empezó a buscar un escondite pero la casa no la conocía, los muebles del pasillo no tenían espacio para poder entrar. Para ser una pesadilla, lo estaba pasando muy mal. Siguió caminando perdida y con la esperanza de encontrar algún sitio donde esconderse, sabía que fuera lo que fuese lo que tatareaba, se acercaba a ella peligrosamente.
Continuará...

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Helena se sintió estúpida por preguntar y se quedó callada. Observó el pequeño papel que le tendía el hombre en el que había escrito una dirección desconocida para Helena y al final de dicho papel estaba escrito con letras borrosas "Silent Hill".
-¿Silent Hill? ¿Qué es Silent Hill? - Preguntó inquieta - No... comprendo que es lo que quiere. -
Cogió la mano de Helena de forma tierna, explicándole su desesperada situación - Pequeña... dime que... aceptaras..., podrás vivir allí, comer, tendrás las noches libres, pero quiero que lo cuides, se te pagará bien - Aleksey empezó a toser de forma preocupante mientras apretaba más fuerte la mano de Helena sin dejar de mirarla a los ojos. Ella se sorprendió por su fuerza y aunque él parecía querer ayudarla ésta no estaba muy segura de ello, ni si quiera de si esas eran sus verdaderas intenciones pero, por otro lado, la idea de tener una casa donde poder vivir, le tentaba mucho.
-Eh... bueno - Aleksey continuó tosiendo, Helena le miró preocupada- ¿Está bien? ¿Necesita un vaso de agua?
- ¿Por qué.... sueñas esas cosas... por qué? ¿Por qué nunca volviste a casa...? - Los ojos de Aleksey empezaron a enrojecerse, apretando más la mano de Helena la cual se asustaba por momentos al escuchar las extrañas palabras de este, provocando en ella una extraña e inquietante sensación, como si una fuerza oculta y misteriosa la estuviera poseyendo paulatinamente, de repente al café parecía estar vació, la luz del día se tornaba oscura y Aleksey daba la sensación de que entraba en trance, algo caótico e inexplicable pasaba.
Helena intentó soltarse de las manos que la tenían presa, le estaba haciendo daño pero se sentía impotente en esos momentos. Un asolador escalofrío recorrió su espalda y su cara mostraba terror y quería huir de allí.
- ¡Maldita sea! - En un último esfuerzo consiguió liberar sus manos, sentía gran dolor en las muñecas pero era un alivio - ¿Qué narices..? - La cafetería había cambiado por completo siendo apoderado por el caos. La cabeza le daba vueltas y parecía estar envuelta en una pesadilla. Empezó a darse cuenta con detenimiento y pavor cómo una silueta extraña apareció detrás de la barra, sus ojos brillaban con un extraño color escarlata rojizo pero lo que más llamo su atención fue el repentino cambio de las paredes que empezaron a teñirse de rojo, sangre..., su cerebro colapsaba y más viendo la cara del hombre que supuestamente iba a ayudarle aquel día - ¡Vuelve con nosotros! ¡Vuelve con nosotros! - Helena intentó correr pero al darse la vuelta tropezó y cayó golpeándose la cabeza, las tinieblas la rodeaban, sin razón alguna una especie de sirena empezó a sonar cada vez más fuerte llenando su cabeza de pensamientos confusos y cuando su cerebro no pudo asimilar más empezó a perder la consciencia quedando como última imagen en su mente los pies de Aleksey a escasos centímetros de su vista...
Continuará...

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- ¿Podré comer los dulces que quiera? - Esperó que la respuesta fuera afirmativa - Ah, y encantada Aleksey - Helena no estaba segura de haberlo pronunciado bien - soy Helena. -
- Primero come - Mira su cartera detenidamente mirando el dinero que tenía - pues quizás tres o cuatro dulces, y una taza de chocolate caliente, o café, o lo que prefieras - Después de terminar de hablar al fin esbozó una leve sonrisa, y como un caballero le ofreció sitio a Helena y fue a avisar al camarero - Ahora viene, por cierto, perdona mi memoria, ya no es lo que era, tu nombre era..? - Dijo mientras se quitaba el sombrero antiguo que portaba, mostrando una melena tintada de canas. Siempre había observado este local desde lejos, como siempre estaba lleno de gente, era un buen lugar para inventarse sus crónicas mientras observaba desde fuera, pero, esta vez era la invitada de Aleksey. -Helena, me llamo Helena- Contestó con una amable sonrisa, mientras cogía la carta de la mesa para decidir qué pedir - Mmmm... ¿Puedo pedir un brownie?, tiene una pinta deliciosa... y para beber café, nunca lo he probado pero he visto a mucha gente tomarlo a si que debe estar rico. -
Mmmm Helena... tuve una nieta llamada así... - Aleksey se quedó mirando a Helena con una mirada de melancolía - Por cierto, preciosos ojos tienes niña - Sus ojos empezaron a empaparse levemente, y con disimulo empezó a rascarse la mejilla para que Helena no lo notara - Y dos brownie si quieres, y claro café también, pero si es tu primera vez, dudo que hoy puedas dormir - Dijo con una leve risa. Helena, que había aprendido con el paso de los años, a fijarse en todo tipo de detalles, por mínimos que fueran, notó el leve aire de desconsuelo que se había apoderado de Aleksey y que intentaba ocultar, a ella le pareció incómodo hablar del tema y decidió no mencionarlo. - Gracias... heredé los ojos de mi madre - Helena lo sabía por que tenía una foto de sus padres de jóvenes y se podía ver claramente unos bellos ojos azules como los de Helena - ¡Si! dos por favor, tengo mucha hambre - Helena rebosaba felicidad como la de un niño de cinco años.

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- ¿El café da insomnio? ¿Y por que lo toma la gente? -
- ¿Y por qué fuma la gente? ¿Y por qué consume otro... tipo de cosas? - Dijo en plan reflexivo
- Quizás sea una moda, o una costumbre, mira! ya viene el camarero, le pedí expresamente que tardara lo mínimo posible, pero perdona, se me va la cabeza, quería explicarte el motivo de mi invitación - Sacó un papel el cual llevaba una dirección escrita dándoselo a Helena-
Continuara...

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Era triste ver como aquella : chica sostenía esa manzana como un objeto preciado, ya que para ella sería el mejor de los manjares, mientras masticaba, él se puso detrás, observándola, aunque quedó durante unos instantes paralizado sin decir nada, se inclinó hacia ella posando la punta de sus dedos en el hombro de esta, llamando su atención, de forma enmudecida.
Helena seguía absorta en sus pensamientos, no pudo imaginar que sentiría algo rozar su hombro. Dio un respingo, se echó hacia delante cayendo al suelo y bruscamente se giró apoyando sus hombros, y elevando medio cuerpo, por culpa de ese sobresalto la manzana que estaba comiendo cayó en un charco y se echó a perder. Centró su mirada en el hombre, ya mayor, le miró con desdén Éste por fin habló.
- Tranquila muchacha - Dijo el hombre extendiendo su mano para ayudarla a levantarse - ¿No prefieres comer algo mejor? acompáñame, quiero explicarte una cosa - El señor mayor no estaba acostumbrado demasiado al trato social, y menos con una chica de la calle, la forma de expresarse que tenía era algo carente de sentimientos, pero sus intenciones puede que fueran diferentes.
Helena Dudó unos instantes en si debía o no, aceptar la caridad de ese hombre, pero de un pequeño salto se incorporó.
- ¿Algo mejor..? - Helena parecía dudar de las palabras del hombre, la pobre, había aprendido a ser desconfiada de todo el mundo, y más de un desconocido - ¿Qué me va a explicar?.. - Quiso saber... no le daba buena espina, y quería asegurarse antes de dar un paso en falso y arruinarse mas de lo que estaba.
- ¿Es que no te gustan los dulces? en ese café los ponen muy buenos - Dijo señalando el sitio donde había desayunado - Conozco al dueño, son buena gente, y bien, ¿Me acompañas?, por cierto, mi nombre es Aleksey, perdona mis modales... - Aleksey aunque algo recio al hablar, intentaba ser amable, y sin dejar responder a Helena se dispuso a cruzar la carretera, también cabía destacar su curiosa forma de hablar, la cual daba a entender que era extranjero, su teoría se confirmó al decir su nombre. No esperó a Helena, a si que no tuvo más remedio que seguirlo unos pasos por detrás, mientras caminaba ésta se preguntaba por que ese hombre quería darla de comer, aun que no le dio muchas vueltas , la palabra "Dulces" era una atracción muy suculenta para sus oídos, nublando así su sentido común que le decía a gritos "Vete, no confíes en él", pero estaba demasiado hambrienta como para rechazar una invitación así, el sitio era extrañamente acogedor...
Continuará...

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Un café, un puro, una mesa solitaria, ocupada por un hombre, siempre estaba puntual en aquel local, no podía dejar de observar, día a día, a una chiquilla, que más bien era adolescente, siempre vagando por esa calle, buscando una pequeña ayuda en los transeúntes, para poder sobrevivir, se lamentaba por aquella situación tan precaria, aunque estaba algo acostumbrado a verla, no podía soportar verla así, aunque era un hombre extraño, solitario, y algo tosco, empezó a pensar en alguna forma de ayudarla.
La joven chica de cabello desaliñado y sucio, tal era la suciedad que se confundía su castaño claro con un gris ceniza, sus ropas, tampoco acompañaban para mejorar su imagen, una camisa de hombre descosida por las mangas, llena de manchas, a saber de que, sus pantalones vaqueros seguían el mismo camino, pero la chica no se podía permitir el lujo de comprarse ropa nueva, lo poco que ganaba lo usaba para comida y poco más, lo único que animaba a la chica era saber, que la cosa no podía ir a peor.
Aquel hombre ya entrado en años, al terminar el café salió a la calle la cual estaba cubierta por la leve niebla que se levantaba ciertas mañanas, atravesando el bao que salía de su propia boca, se acercó de forma disimulada a la chica, observándola, aunque ella estaba ensimismada en la gente que paseaba.
Ésta tenía una gran afición, observar a los paseantes, e inventarse historias teniendo a estos como protagonistas para que así el tiempo pasara más rápido y se le hiciera más ameno su día a día.
Helena, que así se llamaba, echó mano de la mochila que había a su lado para sacar una pieza de fruta, una manzana roja, aún no había desayunado, y para un día que tenía algo medianamente decente, no iba a dejar que se muriera de risa en la mochila. Comenzó a dar pequeños mordiscos, mientras su mente se divertía haciendo historias con las personas que por ahí pasaban.
Continuará...

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Pues aquí estamos empezando de nuevo, una nueva cuenta, ya que los moralflags y putos flanders de ask lo han querido así.
Parece ser que prefieren que se queden perfiles que hacen realmente daño y que acosan a otros usuarios, a que estemos los que simplemente hacemos humor y nos defendemos de los que nos intentan ofender, así de simple.
Pues bueno, en este ask pretendo ser el mismo de siempre por supuesto, algunas respuestas troll, otras de humor sin más, otras serias, relatos, etc.
Es simple, si quieres seguirme, espero preguntas buenas, porque si recibo las típicas de "Color favorito?" o "Me sigues?" lo único que puedes esperar es ser trolleado.
Y bueno, que si queréis que os siga, simplemente dad Mg en esta respuesta, para que me resulte más fácil seguiros, ya que como no puedo recuperar la gente de mi anterior Ask, pues me tengo que joder, y esperar que por suerte me sigan las mismas personas que me seguían antes.
Pues nada, creo que ha quedado todo claro, no me queda nada más que decir. Bueno sí, una cosa, que aunque me digan que esta respuesta es para ganar Mg, me importa una reverenda mierda, ya que es jodidamente cómodo que te den un puto Like aquí, y darle al botón de seguir, y no, no la borraré, porque me seguirá importando poco si pensáis que es para ganar Mg, pero para seguir sabiendo quien me sigue, y a quien seguir.
ASÍ QUE SI ME SIGUES, DALE MG AQUÍ Y TE SIGO.
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