#düsseldorf

Ich weiß nicht, ob das wirklich vergleichbar ist:

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Ich bin mit einer Arbeitskollegin und ihrer besten Freundin in Düsseldorf feiern gewesen. Ich, die eigentlich absolut kein Fan davon ist. Jedenfalls haben sich meine Kollegin und ihre Freundin schnell abgesetzt, weil sie mit irgendwelchen Männern geflirtet oder getanzt haben. Zwischendurch habe ich den Club dann einfach gelangweilt verlassen und habe mich in der Altstadt alleine auf eine Treppe gesetzt und die kühle Abendluft und Ruhe genossen.

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Irgendwann bin ich wieder in den Club gegangen und ich weiß noch, wie ich später in der Nacht mit einem Mann, den ich in einem der Clubs kennengelernt habe, durch die Altstadt gelaufen bin, er mit mir getanzt hat und mit mir zu sich nach Hause wollte, was ich natürlich nicht wollte. Ich habe so lange darauf bestanden, wieder zurück zu müssen um meine Jacke zu holen, bis er wieder mit mir zurück gegangen ist und wir auf meine Arbeitskollegin und deren Freundin getroffen sind, die mich auch schon gesucht hatten.

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Oder der Asia-Stammtisch, zu dem ich ging, war ähnlich: Ich bin da nur wegen einer Freundin hingegangen und zuletzt bin ich hingegangen, obwohl diese Freundin nicht mehr dabei ist. An einem Abend sind alle meine Bezugspersonen draußen rauchen gewesen und ich fand mich alleine mit Männern am Tisch, die ich kaum kannte, habe mit denen geredet, gescherzt und habe dabei an mein Vergangenheits-Ich gedacht, das Männern gegenüber absolut keinen Ton herausbekommen hat.

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Manchmal kann man sich verloren fühlen, wenn man von einer Bezugsperson irgendwo alleine gelassen wird (das war eigentlich auch bei mir meistens so), manchmal können dennoch schöne Erinnerungen dabei entstehen, weil man merkt, dass die Gesellschaft eigentlich recht angenehm ist.

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@Chiripitiflautica1 💛 Holi Michelle, ya me paso 😎
Mantengo la calma, aún en situaciones preocupantes 🙌
📖 Literatura
Robert E. Howard (1906/1936) (Peaster, Texas, USA)
La Piedra Negra "The Black Stone" (1932) ♣ CAP.1 (PARTE 1)
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"Dicen que los seres inmundos de los viejos tiempos,
acechan en los oscuros rincones olvidados de La Tierra.
Y que todavía se abren puertas que liberan ciertas noches,
a unas formas prisioneras del Infierno."

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La primera vez que leí algo sobre esta cuestión, fue en el extraño libro de Von Junzt, aquél extravagante alemán que vivió tan singularmente, y murió en circunstancias tan misteriosas y terribles.

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Fue una suerte para mí que cayese en mis manos su obra "Cultos sin nombre", llamada también "El Libro Negro", en su edición original publicada en Düsseldorf en 1839, poco antes de que al autor le sorprendiese su terrible destino.

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Los bibliógrafos suelen conocer dicho libro a través de la edición barata y mal traducida que publicó la editorial Bridewell de Londres en el año 1845, o de la edición cuidadosamente expurgada que sacó a la luz la editorial Golden Goblin Press de New York en el año 1909.

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Pero el volumen con el que yo me tropecé era uno de los ejemplares alemanes de la edición original completa, encuadernada con pesadas cubiertas de piel y cierres de hierro herrumbroso.

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Dudo mucho que hoy en día existan más de media docena de estos ejemplares en todo el Mundo; primero porque no se imprimieron muchos, y segundo, porque cuando corrió la voz de cómo había encontrado la muerte su autor, muchos de los que poseían el libro lo quemaron asustados.

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Von Junzt (1795-1840), pasó toda su vida investigando sobre temas prohibidos. Viajó por todo el Mundo, consiguió ingresar en innumerables sociedades secretas, y llegó a leer un sinfín de libros y manuscritos esotéricos.

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En los densos capítulos del "Libro Negro", que oscilan entre una sobrecogedora claridad de exposición y la oscuridad más ambigua, hay detalles y alusiones que helarían la sangre de la persona más equilibrada.

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Decidirse a leer lo que Von Junzt se atrevió a publicar, suscita conjeturas inquietantes sobre lo que no se atrevió a decir.

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Por ejemplo, ¿De qué tenebrosas cuestiones trataban aquellas páginas, escritas con apretada letra, del manuscrito en que trabajaba de forma infatigable pocos meses antes de morir, y que se encontró destrozado y esparcido por el suelo de su habitación cerrada con llave, donde Von Junzt fue encontrado muerto con señales de garras en el cuello?

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Eso nunca se sabrá, porque su amigo el francés Alexis Landeau, después de una noche de recomponer los fragmentos y leer el contenido, lo quemó completamente y después se le encontró sin vida.

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Pero el contenido del volumen publicado es ya bastante estremecedor, aun perteneciendo a una persona enajenada.

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Al leerlo encontré una alusión a la Piedra Negra, ese monolito siniestro de las montañas de Hungría, origen de tantas leyendas tenebrosas.
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