¿Siempre valen más los hechos que las palabras?
Por supuesto. Las palabras son muy fácil decirlas, todos tenemos voz y todos somos capaces de hablar y realizar promesas. Sólo cuesta unos minutos, incluso segundos decir algo, pero lo verdaderamente difícil es llevarlas a cabo. Son los hechos los que verdaderamente demuestran la voluntad de una persona, pues para realizarlos implican que la persona ponga empeño y dedique tiempo de su vida a ello, y no todos somos capaces de dedicar nuestro esfuerzo a algo que no nos tomamos en serio o que no sentimos de verdad (aunque los hay).