Querido diario: Aún no me puedo dormir tranquilo, es cierto que mi marcha ha sido beneficiosa para mi salud y que al menos tengo algo que llevarme a la boca, pero echo demasiado de menos a mi pequeña, a esa niña que cada día me daba la vida por completo.

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¿Qué será de la dulce Helena? La última vez que me puse en contacto con su familia a su madre le habían detectado una enfermedad rara...y eso me tiene mosqueado, preocupado, ¿cómo se va a quedar ella sin que nadie la cuide?

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Recuerdo, lo que le gustaba aprender, observar, reír, querer, ella era mi luz en la oscuridad de encontrarse solo en un sitio, y desde luego, que me gustaría volver a verla, y quien sabe si enseñarla, hacer que de su vida complicada, pueda ser recibida con los brazos abiertos en la sociedad.

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Hoy, cumple dos años, y yo desde aquí, te echo de menos, mi preciosa Helena.