Un príncipe debe ser a la vez amado y temido, pero más vale lo último. Ante todo, no debe ser odiado y para no serlo no debe apoderarse de los bienes ni de las mujeres de los ciudadanos.
Buena pregunta. Lo mejor sería una mezcla pero eso es difícil, aunque puestos a elegir prefiero que me teman. El miedo dura más tiempo que el amor. Las amistades que se compran no valen nada. Tú ya lo has visto, si hago un chiste, todo el mundo se ríe. Sé que soy gracioso, pero no tanto. El temor les mantiene fieles a mi. El truco esta en que no te odien. Por eso trato bien a mi gente, pero no demasiado, porque dejarían de necesitarme. Les doy lo justo para que me necesiten sin llegar a odiarme. No lo olvides nunca.