Despertar de un letargo infinito. Estar cegada, perdida, asustada. No poder ver lo que nos rodea, dar un paso en falso, caer...y que nadie nos levante. Eso da miedo, eso asusta, eso aterra. Equivocarse...acongoja.
Y sí...algún día la única mano que te ayude estará al final de tu propio brazo.
No hay nada, pasado o presente, que antepondría a ti.
https://www.youtube.com/watch?v=_XUiWP7U4w0