-* Disculpa... ¿Que es esto? Digo, que lugar ¿Es este? *-
Una individua había entrado, sin saber cómo, a su propio mundo. Parecía desconcertada, y un tanto perdida en el entorno. Ivor se percató en seguida de la llegada repentina de la muchacha, ¿cómo había accedido? ¿un portal tridimensional proveniente de otra vía del vacío?
Se acercó encorvado, quería darle una bienvenida. Quiso darle un toque especial a sus respuestas, las preguntas de la rubia delataban ignorancia, una debilidad encantadora; quería manipular la situación a su manera. Primero debía de presentarse, para formar un lazo amigoreño. La confianza es la mejor arma y amiga de la manipulación.
—¡Bienvenida, bienvenida! Soy Ivor Walker, puedes llamarme Cetus.—Fijó su mirada en los ojos contrarios.—¡Estás en un sitio ideal! Justamente en la Ciudad 23.—Se movía mediante espasmos, intentaba ocultar un signo físico; hematomas situados alrededor de su cuello.
Anteriormente había intentado suicidarse mediante la horca, desafortunadamente esa acción no fue exitosa; sus poderes le jugaban una mala pasada. Quería morir cuando realizaba un crimen mal o simplemente se aburría, sentía un gusto intratable al sufrir un daño físico, y más si es en una zona delicada.
—Mi departamento está por aquí, cerca. ¿Quieres tomar un café o alguna sustancia líquida?—Pausó.—Bueno, creo que solo tengo café o agua, ¡aunque también tengo lejía y cloro de piscina!—
Se acercó encorvado, quería darle una bienvenida. Quiso darle un toque especial a sus respuestas, las preguntas de la rubia delataban ignorancia, una debilidad encantadora; quería manipular la situación a su manera. Primero debía de presentarse, para formar un lazo amigoreño. La confianza es la mejor arma y amiga de la manipulación.
—¡Bienvenida, bienvenida! Soy Ivor Walker, puedes llamarme Cetus.—Fijó su mirada en los ojos contrarios.—¡Estás en un sitio ideal! Justamente en la Ciudad 23.—Se movía mediante espasmos, intentaba ocultar un signo físico; hematomas situados alrededor de su cuello.
Anteriormente había intentado suicidarse mediante la horca, desafortunadamente esa acción no fue exitosa; sus poderes le jugaban una mala pasada. Quería morir cuando realizaba un crimen mal o simplemente se aburría, sentía un gusto intratable al sufrir un daño físico, y más si es en una zona delicada.
—Mi departamento está por aquí, cerca. ¿Quieres tomar un café o alguna sustancia líquida?—Pausó.—Bueno, creo que solo tengo café o agua, ¡aunque también tengo lejía y cloro de piscina!—