Jamás había sido alagado con tanta dedicación a su persona. Experimentó una sensación extraña, no comprendía la situación.
El ritmo cardíaco elevó de puntaje, acelerando su organismo, sumando, la aceleración del sistema respiratorio. Estos dos grandes rasgos notorios eran debidos a un estado de nerviosismo.
Fijó la mirada en el sujeto ajeno, quería dedicarle su mayor sonrisa. Luego, con valentía puesta en mano, procedió a hilar la conversación. Quería distraerlo y llevarlo a su casa de manera ❝elegante❞, sin levantar ❝sospechas❞.
Estaba más necesitado que nunca, y parecía calcar, el contrario, la personalidad que buscaba.
—Me gusta ser lastimado Draco, ¿podrías tú ser el indicado de pegarme y controlarme? Soy un chico malo, requiero de disciplina.—
Intentaba convencer al contrario, confesándole aspectos sexu-les íntimos que gustaba practicar.
Ivor haría caso sumiso a órdenes de ese ambiente, en cambio, si requiere de atención urgente las romperá; para obtener su esperado ❝premio❞.
—¿Qué te gustan; mujeres u hombres? ¡Si te gustan las mujeres me puedo vestir cómo una de ellas! No me importaría, mi ❝jefe❞ me ❝humillaba❞ de esa manera anteriormente.—Pausó.—¡Tengo lencería femenina! Me gusta, es suave...—Pausó nuevamente, su respiración irregular le impedía seguir con la conversación adecuadamente.—También tengo látigos, esposas, cintas, disfraces, fustas, mordazas y creo, que tengo un azotador.—
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