Pablo Garrido

Intrincante cuestión la que me planteas querido amigo, pregunta que ha atormentado a los hombres durante mucho tiempo, y que lo seguirá haciendo, se nos plantearon dudas, dilemas, enigmas, cuestiones o preguntas sobre materia tan digna para seres inteligentes, como el porque de las cosas, debido a nuestra capacidad de raciocinio y curiosidad innata. como esas preguntas tales como... ¿A donde vamos?¿Cómo se consigue la felicidad? ¿de dónde venimos?¿Quién mató a la mamá de Bambi?¿Qué hora marca el reloj de un astronauta en la Luna?¿Los astronautas levan reloj? Si nada se pega al teflón, ¿Cómo se mantiene pegado a la sartén? ¿La pantera rosa es hombre o mujer? ¿Hay vida más allá de History Channel? ¿De qué están hechos los pantalones de Hulk? Grandes preguntas que han hecho pensar a más de una persona, está bien, te lo explicaré.

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Era un martes lluvioso, había bebido mucho y no tenía demasiados ánimos para seguir la fiesta, como cualquier grupo de borrachos de adolescentes, empezamos a hablar del tema típico de conversación en un Sábado por la noche, la filosofía y la política.
Hasta que un ingenuo chaval de nuestro grupo, nos hizo esta problemática pregunta, ¿Quienes somos?
Quizás sin el suficiente alcohol habría sido imposible de contestar, pero nuestra gilipollez pre-adolescente nos llevo a otra pregunta posiblemente de la que nos avergonzaríamos en unos años, pero eso da igual, no estábamos en condiciones de plantearnos eso precisamente, y la pregunta era ¿Para que saber quienes somos?¿Qué sentido tiene?¿saldríamos alguna vez de dudas?¿valdría la pena preguntarnos esto?¿Valdría la pena saber la respuesta?¿Merecería ir más allá de la respuesta que seguro los faltos de originalidad dirán?¿Con un yo soy tu padre, que por cierto, nunca dijo, sería suficiente? ¿Merece la pena escribir un tochaco en ask para hacerte el interesante cuando no sabes que coño escribir? Yo creo que no.
Es desconcertante porque a lo largo de todas las respuestas que podamos dar y todos los resultado a lo que podamos llegar, siempre terminamos insatisfechos. Hay algo que falta por responder. Después de cualquier respuesta a que podemos llegar volvemos a un: “Me falta algo”. “¿Quién soy yo?” parece una pregunta simple, y sin embargo nos deja desconcertados, confundidos e insatisfechos, ya que, sencillamente, no se puede responder.
Sentimos que es una pregunta relevante, importante para nosotros, pero algo en nuestro interior rechaza la pregunta, no quiere responderla y darse cuenta de que no sabemos contestarla, se quiere distanciar de la respuesta que, anhelamos responder. Es algo tan básico y sencillo que incomoda y preocupa no tener una respuesta preparada, clara y que nos demuestre que sabemos quienes somos.

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Hace años que no usábamos esas neuronas que nos llevaron tantos años de evolución, y estábamos gastando nuestro único momento de lucidez de nuestras vidas en una pregunta tan tonta como está.

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Es broma, no tengo amigos, están muertos, es que hoy estoy muy poeta.

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