Te echo de menos.
Necesitaba un espacio para hablarte, para escribirte libremente, nadie va a leer esto, tan solo espero que tú sí lo hagas.
Te he dicho tantas veces lo que siento que a veces me da miedo que comience a parecer irreal pero, cielo, ya no sé cómo enseñarte que es el sentimiento más real que voy a conocer. Ya no te pido que vuelvas, ni siquiera tengo esperanzas, tu buzón estará lleno de mensajes desesperados y espero que si algún día los lees, puedas entenderlos. Ahora ya no sé si le hablo al aire, supongo que tan solo me imagino que mis palabras en algún momento llegarán a ti para que el dolor sea menos dañino.
Hoy me desperté con ganas de darte las gracias por aparecer en mi vida y enseñarme tanto, por hacerme más completa. Fuiste para mí todo lo que pude desear, apareciste en una tarde de lluvia y en aquella playa, cuando me dejaste tu chaqueta para cubrirme del frío, lo supe. Supe que eras tú, que habías llegado por fin y que ibas a poner mi mundo del revés, me encontré en tus ojos esa tarde y cada día que pasamos juntos. Me llenaste de risas, de caricias y de cosquillas que hacían que quisiese matarte. Te di miles besos, todos lo que pude, y aún así siento que me quedé corta. Me diste la mano cuando las cosas no estaban bien y sentí que por fin no estaba sola, que había alguien igual de desastroso que yo para apartarme de un precipicio por que estaba destinada a caer. Recuerdo cada vez que me desperté por la noche y solo el hecho de contemplarte junto a mí me daba toda la tranquilidad del mundo. No todo fue bueno, pero también te agradezco los malos momentos, al final es por ellos que soy quien soy hoy.
Fuiste algo efímero, en el momento en el que llegaste, te fuiste. Los años a tu lado pasaron a ser suspiros y de repente me encontré sola y abrazada a mí misma, preguntándome si habías realmente existido o si tan solo eras una ilusión creada por mi subconsciente por pura supervivencia.
Y ahora solo encuentro dudas en mi cabeza, dudas que me aterran más de lo que puedas imaginar. Tengo miedo de haber demandado demasiado de ti, de robarte tus fuerzas en vez de devolvértelas. Siempre quise ser para ti lo que tú eras para mí y, no voy a mentirte, me pasé muchas noches en vela pensando que jamás ibas a sentir lo mismo y ahora vuelvo a pensarlo. Siento haber presupuesto un amor que quizás tú simplemente no conociste, siento haber pedido más de lo que a lo mejor estabas dispuesto a dar. No puedo evitar sentir que soy la culpable de tu ausencia, no puedo evitar pensar que todo estuvo en mi cabeza y tú, simplemente, lo dejaste pasar.
Benjamin, somos decadencia, tú y yo, y eso lo sabes bien. Siempre te pido que vuelvas, que me des un día, ahora tan solo te pido que sigas a tu corazón. Necesito saber que vas a estar bien, que eres feliz y que has salido de toda esa mixrda, necesito demasiado de ti pero empezaré por pedirte solo eso.
Te he dicho tantas veces lo que siento que a veces me da miedo que comience a parecer irreal pero, cielo, ya no sé cómo enseñarte que es el sentimiento más real que voy a conocer. Ya no te pido que vuelvas, ni siquiera tengo esperanzas, tu buzón estará lleno de mensajes desesperados y espero que si algún día los lees, puedas entenderlos. Ahora ya no sé si le hablo al aire, supongo que tan solo me imagino que mis palabras en algún momento llegarán a ti para que el dolor sea menos dañino.
Hoy me desperté con ganas de darte las gracias por aparecer en mi vida y enseñarme tanto, por hacerme más completa. Fuiste para mí todo lo que pude desear, apareciste en una tarde de lluvia y en aquella playa, cuando me dejaste tu chaqueta para cubrirme del frío, lo supe. Supe que eras tú, que habías llegado por fin y que ibas a poner mi mundo del revés, me encontré en tus ojos esa tarde y cada día que pasamos juntos. Me llenaste de risas, de caricias y de cosquillas que hacían que quisiese matarte. Te di miles besos, todos lo que pude, y aún así siento que me quedé corta. Me diste la mano cuando las cosas no estaban bien y sentí que por fin no estaba sola, que había alguien igual de desastroso que yo para apartarme de un precipicio por que estaba destinada a caer. Recuerdo cada vez que me desperté por la noche y solo el hecho de contemplarte junto a mí me daba toda la tranquilidad del mundo. No todo fue bueno, pero también te agradezco los malos momentos, al final es por ellos que soy quien soy hoy.
Fuiste algo efímero, en el momento en el que llegaste, te fuiste. Los años a tu lado pasaron a ser suspiros y de repente me encontré sola y abrazada a mí misma, preguntándome si habías realmente existido o si tan solo eras una ilusión creada por mi subconsciente por pura supervivencia.
Y ahora solo encuentro dudas en mi cabeza, dudas que me aterran más de lo que puedas imaginar. Tengo miedo de haber demandado demasiado de ti, de robarte tus fuerzas en vez de devolvértelas. Siempre quise ser para ti lo que tú eras para mí y, no voy a mentirte, me pasé muchas noches en vela pensando que jamás ibas a sentir lo mismo y ahora vuelvo a pensarlo. Siento haber presupuesto un amor que quizás tú simplemente no conociste, siento haber pedido más de lo que a lo mejor estabas dispuesto a dar. No puedo evitar sentir que soy la culpable de tu ausencia, no puedo evitar pensar que todo estuvo en mi cabeza y tú, simplemente, lo dejaste pasar.
Benjamin, somos decadencia, tú y yo, y eso lo sabes bien. Siempre te pido que vuelvas, que me des un día, ahora tan solo te pido que sigas a tu corazón. Necesito saber que vas a estar bien, que eres feliz y que has salido de toda esa mixrda, necesito demasiado de ti pero empezaré por pedirte solo eso.