Con el invierno.
En primer lugar, no me gusta el calor que suele hacer en verano, primavera y a veces e otoño, aunque en este último haga más fresquito.
Además, en invierno el Sol no pega tan fuerte, ya que la luz solar hace que me queme fácilmente porque tengo la piel sensible, hasta con protección increíblemente alta me pasa. Además, si no tengo cuidado me llegan a salir rojeces, se me irrita la piel y se me hace insoportable aguantarlo, digamos que el exceso de luz solar combinado con el asfixiante calor es como demasiado sufrimiento para mí, además de que con el calor me mareo y agobio con mucha facilidad, lo paso fatal.
Por eso, me gusta el invierno por el frío que hace, las intensas lluvias acompañadas de viento frío en muchas ocasiones, el salir por la tarde con una temperatura genial, ya que apenas tengo frío y suelo salir en mangas o pantalones cortos aunque haga fresquito, es genial. También me encanta el hecho de que anochezca mucho antes, el ver cómo a las seis de la tarde ya el Sol está a punto de ponerse por completo y que comience la noche. No sé, me gusta mucho, me inspira tranquilidad total.
Eso sería si me pongo a hablar de gustos y preferencias pero si profundizo un poco más también me identifico con el invierno porque suelo ser una persona fría, distante y dentro de lo que cabe, muy serena y tranquila en la mayoría de las ocasiones, al menos es lo que a mí me transmite el invierno.
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