Capítulo 3, parte 1~
-Es la hora de el ¿Té?-
No sabría decir bien cuánto tiempo ha pasado en este lugar, podría decir horas, días, pero en el cielo nunca ha dejado de brillar el sol. Mis pensamientos se confunden, los sentimientos se entre mezclan este pequeño corazón ardiendo de dolor. Puedo decir, de todas formas, que este ambiente tan cálido y hogareño hace que recobre un poco de tranquilidad.
Con un extraño pero dulce gato entre mis brazos caminaba por un bello prado de flores, me dirigía a una cabaña que pude divisar a lo lejos y de la cual provenía música alegre y divertida. Pude oír el canto de las aves aunque no veía ninguna, era un lugar extraño en verdad pero me gustaba así.
No faltaba mucho para llegar. Inesperadamente aquél felino bajo de mis brazos y salió corriendo en dirección a esa casa. Corrí e intenté atraparlo.
Al llegar a ese lugar me encontraba algo agotada, pero la sorpresa que sentí fue más grande. Era una casa grande, paredes amarillas y un techo extraño de color blanco, aquél hogar se encontraba rodeado de unas rejas negras. Me acerqué a ellas y la puerta se abrió sin siquiera un rose de mis manos.
Decidí, curiosa, adentrarme a ese lugar tan bonito. La música se escuchaba más fuerte que antes y oía a una voz femenina cantar, seguí dicho sonido y fui hacia lo que parecía ser un jardín trasero. Allí había una mesa muy larga, con varias sillas a su alrededor y todo era color blanco. Un enorme pastel había en el centro y al rededor habían infinidad de postres que se veían deliciosos. Frente a cada asiento había una taza de porcelana.
Mientras admiraba aquél banquete, sentí unas manos tibias en mis hombros. Me asusté y me di vuelta rápidamente. Detrás de mi había una dama vestida de sirvienta, con un vestido rosa y un delantal blanco. Ella sonrió tranquila. Su cabello era corto y rubio, sus ojos eran celestes como el cielo y sus labios rojos carmín. Traía un gran sombrero, amarillo y negro. De entre sus píes vestidos en zapatos negros apareció el gato extraño al cual perseguía. Ronroneando y refregando sus bigotes por las piernas de aquella mujer.
-Tranquila, pequeña, no te asustes - Dijo ella tomándome de los hombros nuevamente y llevándome hacia la mesa - Siéntate, rápido, que ya es la hora del té- Corrió la silla y me dejó allí por la fuerza.
-Pe..pero oye, no estoy invitada- La miré impresionada.
-¡Claro que estas invitada!¡Todos estan invitados! Menos los invitados que nunca fueron invitados ¡Jaja!- Rió cubriendo su boca con su mano y dándose media vuelta.
Ella volvió a darse vuelta pero esta vez tenía una tetera de porcelana entre sus manos, la cual apareció de la nada ya que no había ninguna en la mesa ni a su alrededor.
-Aquí tienes té, querida- Dando varias vueltas sobre si misma sirvió té negro en la taza que se encontraba frente a mi -No temas, ni que veneno fuera, solo toma y luego prueba el pastel que hay en la mesa- Extrañamente formó un verso.
Próximamente, capitulo 3, parte 2~
No sabría decir bien cuánto tiempo ha pasado en este lugar, podría decir horas, días, pero en el cielo nunca ha dejado de brillar el sol. Mis pensamientos se confunden, los sentimientos se entre mezclan este pequeño corazón ardiendo de dolor. Puedo decir, de todas formas, que este ambiente tan cálido y hogareño hace que recobre un poco de tranquilidad.
Con un extraño pero dulce gato entre mis brazos caminaba por un bello prado de flores, me dirigía a una cabaña que pude divisar a lo lejos y de la cual provenía música alegre y divertida. Pude oír el canto de las aves aunque no veía ninguna, era un lugar extraño en verdad pero me gustaba así.
No faltaba mucho para llegar. Inesperadamente aquél felino bajo de mis brazos y salió corriendo en dirección a esa casa. Corrí e intenté atraparlo.
Al llegar a ese lugar me encontraba algo agotada, pero la sorpresa que sentí fue más grande. Era una casa grande, paredes amarillas y un techo extraño de color blanco, aquél hogar se encontraba rodeado de unas rejas negras. Me acerqué a ellas y la puerta se abrió sin siquiera un rose de mis manos.
Decidí, curiosa, adentrarme a ese lugar tan bonito. La música se escuchaba más fuerte que antes y oía a una voz femenina cantar, seguí dicho sonido y fui hacia lo que parecía ser un jardín trasero. Allí había una mesa muy larga, con varias sillas a su alrededor y todo era color blanco. Un enorme pastel había en el centro y al rededor habían infinidad de postres que se veían deliciosos. Frente a cada asiento había una taza de porcelana.
Mientras admiraba aquél banquete, sentí unas manos tibias en mis hombros. Me asusté y me di vuelta rápidamente. Detrás de mi había una dama vestida de sirvienta, con un vestido rosa y un delantal blanco. Ella sonrió tranquila. Su cabello era corto y rubio, sus ojos eran celestes como el cielo y sus labios rojos carmín. Traía un gran sombrero, amarillo y negro. De entre sus píes vestidos en zapatos negros apareció el gato extraño al cual perseguía. Ronroneando y refregando sus bigotes por las piernas de aquella mujer.
-Tranquila, pequeña, no te asustes - Dijo ella tomándome de los hombros nuevamente y llevándome hacia la mesa - Siéntate, rápido, que ya es la hora del té- Corrió la silla y me dejó allí por la fuerza.
-Pe..pero oye, no estoy invitada- La miré impresionada.
-¡Claro que estas invitada!¡Todos estan invitados! Menos los invitados que nunca fueron invitados ¡Jaja!- Rió cubriendo su boca con su mano y dándose media vuelta.
Ella volvió a darse vuelta pero esta vez tenía una tetera de porcelana entre sus manos, la cual apareció de la nada ya que no había ninguna en la mesa ni a su alrededor.
-Aquí tienes té, querida- Dando varias vueltas sobre si misma sirvió té negro en la taza que se encontraba frente a mi -No temas, ni que veneno fuera, solo toma y luego prueba el pastel que hay en la mesa- Extrañamente formó un verso.
Próximamente, capitulo 3, parte 2~