¿Qué es divertido y triste a la vez?
Hablemos de sentimientos encontrados y de emociones que se entrelazan. ¿Alguna vez te has sentido triste y alegre por un mismo motivo? ¿Has pasado por una situación que te ha dejado una sensación agridulce?
No estás solo viviendo tus conflictos emocionales. Todos experimentamos esa mezcla muchas veces.
Piensa, por ejemplo, en alguien que sufre un flechazo y está deseando ver a la persona que le quita el sueño. Pero, en cuanto la ve doblar la esquina, le entra el pavor y huye. Por un lado quiere acercarse; por el otro, salir corriendo.
O piensa en una mala relación que termina. Sientes paz, liberación, respiras tranquilo. Y ese lote se junta con emociones o sentimientos que son la otra cara de la moneda: culpa, tristeza, frustración…
Ayer mismo yo pasé por una turbulencia emocional. Estaba contenta, porque se están resolviendo bien los trámites para… ¡hacerme una operación que necesito! Ya ves. Feliz por un lado y aterradísima por el otro.
confusión
A veces nos vemos atrapados en la contradicción. Las emociones se encadenan. Un instante predomina la alegría; luego, la tristeza; después, otra cosa… Y vuelta a la alegría.
No es que sientas las dos cosas a la vez. Hay una que predomina sobre otra. Pero se suceden tan rápidamente que parecen simultáneas.
Te odio, pero te quiero
De una misma experiencia pueden surgir emociones opuestas, como hemos visto en los ejemplos de arriba. ¿Y qué hay de los sentimientos más elaborados? ¿También pueden ser contradictorios?
Seltzer nos da un buen ejemplo. El de un típico abusón, que se porta mal con la gente. Te cae mal por eso. Le tienes tirria.
Un día tienes la ocasión de ver que unas cuantas personas le hacen lo mismo: Se meten con él, lo insultan… Y tu corazoncito de pollo no puede evitar sentir compasión hacia él, que ahora es la víctima.
La situación hace que tus sentimientos se debatan.
A mí se me ocurre otro ejemplo muy dramático: Te enteras de que tu hermano, a quien quieres muchísimo, se ha escapado con tu adorada esposa.
Leyendo la carta de despedida que te han dejado… ¡ufff! El lío de sentimientos está servido.
La conclusión de todo esto, para mí, es que el enredo de emociones y sentimientos no tiene nada de extraño. Bueno, sí es un poco desgastante; agotador, a veces. También es cierto que a cada uno le afectan las situaciones de una manera y que hay personas más sensibles que otras.
El caso es que, por raro que nos parezca lo que sentimos en un momento dado, eso no quiere decir necesariamente que estemos comenzando a desvariar.
El mundo de los sentimientos es tannnn complejo…
No estás solo viviendo tus conflictos emocionales. Todos experimentamos esa mezcla muchas veces.
Piensa, por ejemplo, en alguien que sufre un flechazo y está deseando ver a la persona que le quita el sueño. Pero, en cuanto la ve doblar la esquina, le entra el pavor y huye. Por un lado quiere acercarse; por el otro, salir corriendo.
O piensa en una mala relación que termina. Sientes paz, liberación, respiras tranquilo. Y ese lote se junta con emociones o sentimientos que son la otra cara de la moneda: culpa, tristeza, frustración…
Ayer mismo yo pasé por una turbulencia emocional. Estaba contenta, porque se están resolviendo bien los trámites para… ¡hacerme una operación que necesito! Ya ves. Feliz por un lado y aterradísima por el otro.
confusión
A veces nos vemos atrapados en la contradicción. Las emociones se encadenan. Un instante predomina la alegría; luego, la tristeza; después, otra cosa… Y vuelta a la alegría.
No es que sientas las dos cosas a la vez. Hay una que predomina sobre otra. Pero se suceden tan rápidamente que parecen simultáneas.
Te odio, pero te quiero
De una misma experiencia pueden surgir emociones opuestas, como hemos visto en los ejemplos de arriba. ¿Y qué hay de los sentimientos más elaborados? ¿También pueden ser contradictorios?
Seltzer nos da un buen ejemplo. El de un típico abusón, que se porta mal con la gente. Te cae mal por eso. Le tienes tirria.
Un día tienes la ocasión de ver que unas cuantas personas le hacen lo mismo: Se meten con él, lo insultan… Y tu corazoncito de pollo no puede evitar sentir compasión hacia él, que ahora es la víctima.
La situación hace que tus sentimientos se debatan.
A mí se me ocurre otro ejemplo muy dramático: Te enteras de que tu hermano, a quien quieres muchísimo, se ha escapado con tu adorada esposa.
Leyendo la carta de despedida que te han dejado… ¡ufff! El lío de sentimientos está servido.
La conclusión de todo esto, para mí, es que el enredo de emociones y sentimientos no tiene nada de extraño. Bueno, sí es un poco desgastante; agotador, a veces. También es cierto que a cada uno le afectan las situaciones de una manera y que hay personas más sensibles que otras.
El caso es que, por raro que nos parezca lo que sentimos en un momento dado, eso no quiere decir necesariamente que estemos comenzando a desvariar.
El mundo de los sentimientos es tannnn complejo…