Dime quién eres, pero sal de la rutina de los adjetivos. Descríbete con las cosas que más te gustan, con eso que tiene tu huella. Ejemplo: "soy un cigarrillo, quizás dos, soy los atardeceres en la playa o una noche estrellada, soy la música R&B, etc".
Soy lo que nadie es, y no en el sentido esencialista y metafísico de la palabra, sino en el material, biológico, tangible e imaginable. Soy el invierno de Uruguay, la estufa prendida desde las nueve o diez AM y los pijamas de algodón color opaco. Soy (a duras penas) lo que hace tres o cuatro años hubiese querido ser en su totalidad; poetisa y escritora mística, aunque la diferencia está en que ahora lo soy solo para reírme y burlarme. Soy, además, esas risas ahogadas que rara vez largan sonidos.
Soy todos los adjetivos existentes, todos en mayor o menor medida, lo cual es gracioso de decir habiéndome considerado poetisa, porque como poetisa es muy poco académico recalcar serlo todo para así poder resumir mi descripción en lugar de explayarme, usar recursos literarios característicos de los poemas y esas locas comparaciones. Qué poetisa tan de mentiras...
Soy lo más parecido a la impavidez misma, a la miopía y a las sonrisas tranquilas y apacibles, la flojera sana y cómoda; muy lejana al Tedio Baudelairiano. Soy todo lo que imaginé y también lo que nunca imaginé, lo que quiero ser (una parte del corazón de Travis Scott) y también lo que no quiero ser. Soy esos gritos malísimos de Lil Uzi Vert, sumamente desafinados y fuera de tono, pero los soy porque me veo, siento y acomodo en ellos. Soy el reflejo de mi hermana Belén, el de mi tía chillona Grisel, el de mi padre casi astronauta y el malestar de mi agonizante madre. Soy también esos doces sobre doce en Antropología, o esas horas de insomnio en pleno verano. Soy todo eso atónito que aún me provoca mi ex profesor de Sociología, lo que le produzco al envidioso y al ignorante también. Soy ese egoísmo y negatividad que mis profesores vieron al principio, y también soy esas mejillas sonrojadas que presenciaron más tarde cuando lograron hacerme reír. Soy ese "Bienvenida" que mi profesor me susurró una vez en el oído y ese debate sobre veganismo que llevé a cabo hace casi un año frente a él, que no dejaba de mirarme, sonreír y ponerme nerviosa. Pero aún más: soy esa carpeta para esa defensa oral, esas palabras gratificantes que este hombre y profesor escribió con suma delicadeza en la contratapa.
Soy todo aquello que odian y aman, y también esos grises y marrones que algunos idiotas no ven. Soy el aspirante más adecuado al Hombre Universal y la sensatez casi inexistente que describen mis amigos; soy todos los apodos que me han puesto y pondrán, porque la percepción no puede ser equívoca cuando de adjetivos o sobrenombres se trata. Soy esa ciencia pura (y también no tan pura) que aborrece mi abuela de letras y ama el científico de mi padre. Soy las pocas palabras que digo y las muchas que escribo, soy lo admirable de muchos y la genialidad en mi vida, también la novia imaginaria de Da Vinci y esa obsesión por su cabello pelirrojo. Soy esa suma infinita para la vida y significación humana pero también esa suma cero en importancia para el Cosmos; soy todo eso que el lector jamás imaginará.
Soy todos los adjetivos existentes, todos en mayor o menor medida, lo cual es gracioso de decir habiéndome considerado poetisa, porque como poetisa es muy poco académico recalcar serlo todo para así poder resumir mi descripción en lugar de explayarme, usar recursos literarios característicos de los poemas y esas locas comparaciones. Qué poetisa tan de mentiras...
Soy lo más parecido a la impavidez misma, a la miopía y a las sonrisas tranquilas y apacibles, la flojera sana y cómoda; muy lejana al Tedio Baudelairiano. Soy todo lo que imaginé y también lo que nunca imaginé, lo que quiero ser (una parte del corazón de Travis Scott) y también lo que no quiero ser. Soy esos gritos malísimos de Lil Uzi Vert, sumamente desafinados y fuera de tono, pero los soy porque me veo, siento y acomodo en ellos. Soy el reflejo de mi hermana Belén, el de mi tía chillona Grisel, el de mi padre casi astronauta y el malestar de mi agonizante madre. Soy también esos doces sobre doce en Antropología, o esas horas de insomnio en pleno verano. Soy todo eso atónito que aún me provoca mi ex profesor de Sociología, lo que le produzco al envidioso y al ignorante también. Soy ese egoísmo y negatividad que mis profesores vieron al principio, y también soy esas mejillas sonrojadas que presenciaron más tarde cuando lograron hacerme reír. Soy ese "Bienvenida" que mi profesor me susurró una vez en el oído y ese debate sobre veganismo que llevé a cabo hace casi un año frente a él, que no dejaba de mirarme, sonreír y ponerme nerviosa. Pero aún más: soy esa carpeta para esa defensa oral, esas palabras gratificantes que este hombre y profesor escribió con suma delicadeza en la contratapa.
Soy todo aquello que odian y aman, y también esos grises y marrones que algunos idiotas no ven. Soy el aspirante más adecuado al Hombre Universal y la sensatez casi inexistente que describen mis amigos; soy todos los apodos que me han puesto y pondrán, porque la percepción no puede ser equívoca cuando de adjetivos o sobrenombres se trata. Soy esa ciencia pura (y también no tan pura) que aborrece mi abuela de letras y ama el científico de mi padre. Soy las pocas palabras que digo y las muchas que escribo, soy lo admirable de muchos y la genialidad en mi vida, también la novia imaginaria de Da Vinci y esa obsesión por su cabello pelirrojo. Soy esa suma infinita para la vida y significación humana pero también esa suma cero en importancia para el Cosmos; soy todo eso que el lector jamás imaginará.
Liked by:
Jessa.
Kate Gorietti.
ROX
Will.
Wabi sabi