La amistad es una relación de reciprocidad, para que se produzca es necesario que ambas partes lo deseen. Es imposible mantener una relación con alguien si la otra persona no lo desea. Este tipo de relación se basa en la entrega desinteresada, dar sin esperar nada a cambio, en la sinceridad, la ayuda y el afecto mutuo. Es un intercambio de sentimientos con otra persona, compartir confidencias, experiencias, emociones, sufrimientos, alegrías, éxitos, fracasos, etc. Un sinfín de sentimientos que nos hace estar en sintonía con la otra persona, sentirnos comprendidos y escuchados, y saber que podemos contar con su apoyo y ayuda cuando lo necesitemos. Los amigos disfrutan de la compañía mutua. Las relaciones con los amigos si son buenas y verdaderas, transmiten confianza en uno mismo, sentimientos de gratitud, aumentan la autoestima y fortalecen la personalidad. Relacionarnos con los demás y tener verdaderos amigos es muy positivo para crecer y desarrollarnos como personas. Tenemos que distinguir entre amigos verdaderos y amistades superficiales con quienes podemos divertirnos y pasar momentos muy agradables pero, sin llegar a intimar.
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (científico, filosófico, religioso, artístico). Habitualmente, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y actitudes. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa toda la bondad, compasión y afecto del ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en el afecto.