¿Te as enamorado?
Una vez.
Ask @x_4mnesi4_x
Dime, por favor.
¿Para qué quieres saber? ):
+3 answers in: “¿Qué película te ha hecho llorar?”
Realmente no lo sé, pero me eres familiar.
Uy uy, pues, no lo sé, no creo que me conozcas, la verdad.
+3 answers in: “¿Qué película te ha hecho llorar?”
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¿Quién eres?
¿Quién crees que soy?
+3 answers in: “¿Qué película te ha hecho llorar?”
Si pudieras estudiar en otra ciudad u otro país dejando a tu familia atrás,
Pregunta incompleta, ah
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Daniela.
¿Qué película te ha hecho llorar?
Háganme preguntas interesantes ):
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?????""
¿Esto qué es?
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Daniela.
Tienes pecas?
No
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Daniela.
¿Qué tanto has cambiado desde que empezaste en ask?
He madurado bastante desde que inicié.
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Daniela.
¿Es posible enamorarse de alguien solo escuchando su voz por teléfono?
Es posible enamorarse de alguien solo escuchando cómo toca la guitarra.
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n a t h a l i e ;
Tulip.
¿Qué eliges? ¿Verdad o atrevimiento?
Atrevimiento.
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Gene Tapia
HomuraHomuHomu
Daniela.
Por donde te hablo cariño?
¿Para qué o qué?
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adel_chagaev
La noche se hizo para amar.
Pa escuchar rolitas lindas.
❝Dices adiós, pero tú no sabes... que es como perderte.❞
Qué dolor.
que situacion tienes si puedo saber?
¿Situación de qué o qué?
— Sin querer uno se enamora.
Pensé en ti, en lo que fuimos y en lo que ahora somos, en lo que seremos. En cómo hemos cambiado en tan poco tiempo. En cómo nuestra relación se fue desmoronando poco a poco.
Pensé en ti, en nuestros ratos de risas incontrolables, en los momentos en que veía tu sonrisa tan sincera, en tu voz alegre y divertida.
Pensé en ti, en la manera en que me hacías reír, con sólo unas pocas palabras. En tus manos ciñéndose en mi cintura. En tus besos.
Pensé en ti, en tus falsos enojos y en tus berrinches de niño pequeño. En tu mirada molesta.
Pensé en ti, en tus ojos curiosos. En tus labios, siempre suaves. En tus manos, tomando las mías con fuerza.
Pensé en ti, en tus brazos, siempre listos para recibirme. En tu voz, cálida cuando me hablabas. En nuestras pláticas, causantes de tantos desvelos.
Pensé en ti, en lo que hacíamos. En cómo nos mirábamos. En el cariño que nos teníamos.
Pensé en ti, en nuestro largos paseos. En nuestros secretos compartidos. En nuestras miradas cómplices.
Pensé en ti... Y volví a enamorarme.
Pensé en ti, en nuestros ratos de risas incontrolables, en los momentos en que veía tu sonrisa tan sincera, en tu voz alegre y divertida.
Pensé en ti, en la manera en que me hacías reír, con sólo unas pocas palabras. En tus manos ciñéndose en mi cintura. En tus besos.
Pensé en ti, en tus falsos enojos y en tus berrinches de niño pequeño. En tu mirada molesta.
Pensé en ti, en tus ojos curiosos. En tus labios, siempre suaves. En tus manos, tomando las mías con fuerza.
Pensé en ti, en tus brazos, siempre listos para recibirme. En tu voz, cálida cuando me hablabas. En nuestras pláticas, causantes de tantos desvelos.
Pensé en ti, en lo que hacíamos. En cómo nos mirábamos. En el cariño que nos teníamos.
Pensé en ti, en nuestro largos paseos. En nuestros secretos compartidos. En nuestras miradas cómplices.
Pensé en ti... Y volví a enamorarme.
[001]
Escuchar a la persona que amas llorando es uno de los momentos más fuertes a los que te puedes enfrentar como persona. Más si no puedes hacer nada para evitarlo. La impotencia, el saber que aunque quieras no puedas ayudarlo. Estar al teléfono escuchando su voz entre cortada, las frases sin terminar. Todo el dolor que siente transmitido a través de sus lágrimas, de sus palabras, de la dureza con la que habla de lo que le pasa. Y te das cuenta de que no puedes hacer nada.
De repente sólo te ves a ti en el reflejo del celular soltando lágrimas e intentando retenerlas porque sabes que debes ser fuerte para no terminar de quebrar a esa persona.
Lo intentas, guardas la compostura, muerdes tus labios para evitar que se escuchen tus sollozos. Pero del otro lado de la pantalla esos sollozos son más que audibles. Y duele, duele porque te das cuenta de todo con lo que viene cargando la otra persona, tensión, enfermedades, preocupaciones, inseguridades.
Tú sólo escuchas, intentas dar ánimo. Pero de repente, te quiebras, dejas de pensar en lo que estás diciendo y rompes en llanto, comienzas a prometer cosas que no son seguras, le dices que todo estará bien, que dejara de doler pronto, pero eso no lo sabes. Lo único que tú deseas es poder verlo bien, poder ayudarlo. Y cuando te das cuenta, es demasiado tarde, la llamada se ha cortado. Se ha ido, y tú no has podido hacer nada.
De repente sólo te ves a ti en el reflejo del celular soltando lágrimas e intentando retenerlas porque sabes que debes ser fuerte para no terminar de quebrar a esa persona.
Lo intentas, guardas la compostura, muerdes tus labios para evitar que se escuchen tus sollozos. Pero del otro lado de la pantalla esos sollozos son más que audibles. Y duele, duele porque te das cuenta de todo con lo que viene cargando la otra persona, tensión, enfermedades, preocupaciones, inseguridades.
Tú sólo escuchas, intentas dar ánimo. Pero de repente, te quiebras, dejas de pensar en lo que estás diciendo y rompes en llanto, comienzas a prometer cosas que no son seguras, le dices que todo estará bien, que dejara de doler pronto, pero eso no lo sabes. Lo único que tú deseas es poder verlo bien, poder ayudarlo. Y cuando te das cuenta, es demasiado tarde, la llamada se ha cortado. Se ha ido, y tú no has podido hacer nada.