yaiza

Hoy me he levantado, como todos los días, me he mirado en el espejo, he visto algo diferente en mi, esas ojeras de no dormir, de estar despierta toda la noche llorando.
Lo he hecho todo sin ganas, sin querer siquiera levantarme de la cama, posiblemente diréis, yo tampoco quiero levantarme para ir al instituto. Pero hoy no ha sido por simple pereza, hoy me he levantado ya con ganas de llorar, de que nadie me viera la cara de tristeza que ya llevaba desde ayer.
Me he intentado animar, pensando que no se darían cuenta de las dos enormes bolsas negras que había debajo de mis ojos.
Intentando parecer normal, como cualquier otra mañana, he intentado hablar con mis amigas, pero mi mente no paraba de recordarme de que la noche anterior había sido una absoluta mierda.
Llendo de camino sin poder evitar estar triste, mis amigas no se han saltado la parte de preguntarme que me pasaba, he puesto la tonta excusa de que me dolía la garganta y pensándolo bien, era verdad, me dolía la garganta, como cada vez que lloraba, no se si eso le pasara a todo el mundo o sólo a mi, que no lloro por nada.
Después al llegar a clase, después de un camino con silencios incómodos que me permitían volver a recordar la noche anterior, mis compañeros y amigos de clase no ocultaron su asombro por mi cara de "muerta" preguntándome que si esa noche no había dormido.
Yo, no sabiendo que responder les contesté, no suelo dormir mucho, pero hoy incluso he dormido muchísimo mas que otras noches, siendo consciente de que no sabia a que hora me había dormido verdaderamente, ya que tumbada en la cama y llorando, el tiempo no podía controlarlo muy bien.
Así han seguido bastantes clases, donde notaba algunas miradas extrañas seguramente preguntándose donde estaba la Yaiza de siempre.
Al llegar a casa, lo primero fue tumbarme al sofá pensando otra vez en la noche anterior y al llegar mi madre, la primera cosa que me dijo fue: "Estas mala?" podría haberle dicho que si, que me encontraba mal y que quería dormir, que justamente era lo que de verdad quería hacer, pero sabía que si me encerraba en mi habitación lo único que conseguiría sería hundirme mas y llorar hasta quedarme dormida, otra vez.
El resto del día intentando estar mas alegre y a penas consiguiéndolo, todo normal.
Y ahora llega la hora en la que estoy en mi habitación, recordando el día de mierda que he tenido por tu culpa.

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Esas ganas de tenerte, esas ganas de poder mirarte a los ojos, de poder cogerte de las manos, de poder decirte lo mucho que te quiero sin necesidad de que hayas dos tics de por medio, esas ganas de besarte, acariciarte la cara, de hacer todo lo que hemos dicho se hacer.
De querernos de verdad, poder tenernos los dos, sin distancia de por medio, sin lágrimas por no poder vernos, sin mensajes a todas horas.
Esas ganas de tenerte a mi lado como siempre he querido, esas ganas de darte un abrazo y llorar, llorar por todo el tiempo que he deseado estar justo en esa situación, llorar por los celos, las discusiones, las inseguridades, las dudas, las ganas de poder hacerte enfadar y darte millones de besos para cambiar eso, las ganas de llorar por saber que nunca podré estar contigo como sueño todas las noches, por no despertarme contigo.

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