¿Qué es más fácil, cometer un error, o reconocer que hemos cometido un error?
Cometer un error, sin lugar a dudas. Pues muchos somos los que, a lo largo de nuestras vidas, los hemos cometido, uno tras otro, pero pocos son los que tienen el coraje y la madurez suficientes como para atreverse a reconocer que se equivocaron y de no dejarse llevar por lo absurdo del orgullo o la cabezonería.