Una vez, la parroquia local (en un lugar de Tlalpan, DF) organizó un debate de candidatos a delegados. Me pareció útil para conocer sus propuestas aunque quedó la duda de si la iglesia tenía que abstenerse de meter mano en este asunto de política local. Qué piensa usted?
Mi opinión es la misma que la de Benito Juárez y de los legisladores del grupo jacobino que redactaron la constitución de 1857: la iglesia no debe intervenir en los asuntos públicos, en la política ni en la vida civil. Su único espacio legítimo es el de la vida subjetiva personal y privada. Y el espacio de labor de los sacerdotes y la jerarquía católica se debe limitar al de la espiritualidad de sus feligreses y no a dirigirlos en los económico, en lo político o en lo social. Y esto se debe lógicamente a que el ascendiente que tienen como líderes espirituales se puede malversar muy fácilmente para sesgar a sus seguidores en un sentido políticamente conveniente para la iglesia, la jerarquía o el ministro individual.
En este caso, por supuesto, no es ni la organización ni el lugar idóneos para llevar a cabo un debate entre candidatos, que es un asunto puramente civil.
En este caso, por supuesto, no es ni la organización ni el lugar idóneos para llevar a cabo un debate entre candidatos, que es un asunto puramente civil.