https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1211854995615690&id=100003736037858 ¿Qué tan cierto es eso que "se podía viajar con Uribe" y que "todos los gobiernos rastrean llamadas"?
- Sobre lo de viajar, no sé. Es a los que lo afirman a quienes les corresponde probarlo, pero con cifras, no con declararle por Facebook su mojada de cuco a un fracasado.
- Sobre el rastreo de llamadas y las chuzadas: es simplemente falso; es una falsa equivalencia. Una cosa es que mediante leyes el Congreso autorice a las fuerzas del orden público a usar el poder de interceptaciones telefónicas cuando haya motivos razonables para hacerlo, que estén respaldados en una investigación y hayan sido autorizadas por un juez de la república que evaluó la evidencia y los motivos expuestos por la fuerza pública (y quien además tiene el poder de negar las interceptaciones o reducir su alcance). Incluso, existe una explicación razonable para que los poderes de interceptación se activen de manera automática y preventiva cuando algunas llamadas y conversaciones tocan temas que podrían poner en peligro la seguridad del país, y merecen ser estudiadas con detenimiento para asegurarse de que no se trata de planes con fines perjudiciales.
Otra cosa muy diferente es utilizar indiscriminadamente los poderes de interceptación para saber en qué andan la oposición, las altas cortes y la prensa independiente. Hay que ser muy imbécil para creer que la oposición, las cortes y la prensa independiente (o sea, todo el grupo que conforma los pesos y contrapesos de un sistema democrático, encargados de la fiscalización y el rendimiento de cuentas a quien ostenta el poder) sean una amenaza para el país. Es que, en una democracia, ese proceder no tiene ningún sentido. Aunque para un manteco alérgico a la democracia como es Uribe, tiene todo el sentido del mundo.
- Sobre el rastreo de llamadas y las chuzadas: es simplemente falso; es una falsa equivalencia. Una cosa es que mediante leyes el Congreso autorice a las fuerzas del orden público a usar el poder de interceptaciones telefónicas cuando haya motivos razonables para hacerlo, que estén respaldados en una investigación y hayan sido autorizadas por un juez de la república que evaluó la evidencia y los motivos expuestos por la fuerza pública (y quien además tiene el poder de negar las interceptaciones o reducir su alcance). Incluso, existe una explicación razonable para que los poderes de interceptación se activen de manera automática y preventiva cuando algunas llamadas y conversaciones tocan temas que podrían poner en peligro la seguridad del país, y merecen ser estudiadas con detenimiento para asegurarse de que no se trata de planes con fines perjudiciales.
Otra cosa muy diferente es utilizar indiscriminadamente los poderes de interceptación para saber en qué andan la oposición, las altas cortes y la prensa independiente. Hay que ser muy imbécil para creer que la oposición, las cortes y la prensa independiente (o sea, todo el grupo que conforma los pesos y contrapesos de un sistema democrático, encargados de la fiscalización y el rendimiento de cuentas a quien ostenta el poder) sean una amenaza para el país. Es que, en una democracia, ese proceder no tiene ningún sentido. Aunque para un manteco alérgico a la democracia como es Uribe, tiene todo el sentido del mundo.
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