Reiji:

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No había necesidad siquiera de planteárselo, la chica planeaba algo, es que su rapidez en desaparecer de su vista era evidente pero no se inmutó en decir algo o regañarle antes de tiempo, ya se daría el lujo después cuando la encontrase en el acto.

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Desayuno en completa tranquilidad mientras veía como se retiraba, no había necesidad de seguirle, ya que su aroma ya lo había memorizado y daba lo mismo en el lugar que estuviese, él lo sabría, su aroma era inconfundible, pero quería saber hasta dónde llegaría para escapar.

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Simplemente se quedó fuera de la mansión donde él pudiera verle, pero ella no. Era increíble que escalara desde aquella altura, debía darle un poco de crédito por tener esas agallas, aun así frunció el ceño al ver que esta caía. No era de los que iban a socorrer señoritas, por lo que guardó su distancia por unos momentos, solo cuando aparecía frente a la entrada hizo acto de presencia.

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—¿Enserio crees que puedes irte así? Se me encargó mantenerte aquí, y eso es lo que haré. Y recuerdo que fui claro al decirte que no me causaras problemas. No suelo repetir las cosas. —

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Su expresión parecía bastante molesta, y por esa misma razón sin previo aviso tomó a la chica y la cargo en su hombro como si de un bulto se tratara, su agarre era bastante firme.

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—Creo que el solamente hablar contigo no funciona, ahora tendré que ser más estricto. —

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Eso mismo hizo ahora, no hablaría más del asunto solo actuaría para alivianarle todo en trabajo. Se dirigió a si habitación, ahora y sin avisar prácticamente le amarró con una esposa en su cama, quitándole todo a su alcance.

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—Si necesitas algo me lo tendrás que pedir… Y te advierto que si piensas escapar en el baño, no hay ningún lugar por el cual escapar.