¿Te gusta tu ciudad?
¿Donde resido?
Sí, de alguna u otra forma.
Caracas es una de las ciudades más peligrosas del mundo. Eso ya te da ganas de irte de aquí. La cultura caraqueña es por demás desagradable, pero naturalmente eso no quiere decir las personas lo sean. Es una lástima que su desarrollo se haya estancado desde los noventa, pero sigue siendo preciosa de noche, con sus cerros. Me gustaría, algún día, ver esos mismos cerros iluminados por esas luces que los hacen hermosos, pero encendidas en viviendas dignas y no casas de cartón y vigas. Que esa belleza fuese el resultado de una vida digna y no de la pobreza extrema. Que ese escenario aéreo de Petare fuese, en unas décadas, el escenario de una comunidad pacífica y no un funeral perenne.
Sin embargo, Caracas nunca debió ser la capital de Venezuela. Debía serlo Barcelona, Maracaibo o Valencia. Caracas es un valle, de no ser por el Pto. de La Guaira, Vargas, no existiría desahogo económico. Caracas prospera gracias a las ciudades satélite, como Maracay, Guarenas y Valencia. Sin ellas no tiene mucho que ofrecer comercialmente, porque no hay salida alguna. Estamos rodeados de montañas y cables. Y además, en unos treinta años seguramente un sismo nos trague a todos bajo las rocas. Y si eso sucediese, se abriría la grieta que quedó en El Ávila desde la desgracia de Vargas. Es decir, que si hubiese un terremoto de suficiente magnitud, el mar podría tragarse buena parte de la ciudad.
Por otro lado, Caracas no fue programada (casi ninguna ciudad en Venezuela lo fue). Por lo que terminó siendo más grande de lo que debería. Tarde o temprano va a terminar siendo sólo el Municipio Libertador, porque Sucre, Hatillo y Baruta deberían pertenecer completamente a Miranda. Si eso sucediese, quizás podría avanzar mucho. Pero espero que de pasar, no sea con intención política de camuflar lo inviable que es mantener a todos los municipios con el presupuesto del estado.
Caracas es hermosa, para alguien como yo. Es hermosa cuando te encandilan las luces de neón reflejadas en los charcos de gasolina y agua de las avenidas. Cuando disfrutas contemplar ver esos pequeños satélites artificiales pintar el cielo con las pocas estrellas que se pueden ver en la madrugada. Es taciturna, violenta, gris. Es seis millones de rostros cortados y música estridente. Es un compendio de adoquines rotos, humo y callejones sin salida. Pasos de cebra manchados de sangre.
Caracas es compleja. Te absorbe, para bien o para mal. Una vorágine de sensaciones que te hace odiarla o encariñarte.
Igual es que yo soy más de pueblo.
Quién sabe.
Mira, la vista nocturna de Petare.
Sí, de alguna u otra forma.
Caracas es una de las ciudades más peligrosas del mundo. Eso ya te da ganas de irte de aquí. La cultura caraqueña es por demás desagradable, pero naturalmente eso no quiere decir las personas lo sean. Es una lástima que su desarrollo se haya estancado desde los noventa, pero sigue siendo preciosa de noche, con sus cerros. Me gustaría, algún día, ver esos mismos cerros iluminados por esas luces que los hacen hermosos, pero encendidas en viviendas dignas y no casas de cartón y vigas. Que esa belleza fuese el resultado de una vida digna y no de la pobreza extrema. Que ese escenario aéreo de Petare fuese, en unas décadas, el escenario de una comunidad pacífica y no un funeral perenne.
Sin embargo, Caracas nunca debió ser la capital de Venezuela. Debía serlo Barcelona, Maracaibo o Valencia. Caracas es un valle, de no ser por el Pto. de La Guaira, Vargas, no existiría desahogo económico. Caracas prospera gracias a las ciudades satélite, como Maracay, Guarenas y Valencia. Sin ellas no tiene mucho que ofrecer comercialmente, porque no hay salida alguna. Estamos rodeados de montañas y cables. Y además, en unos treinta años seguramente un sismo nos trague a todos bajo las rocas. Y si eso sucediese, se abriría la grieta que quedó en El Ávila desde la desgracia de Vargas. Es decir, que si hubiese un terremoto de suficiente magnitud, el mar podría tragarse buena parte de la ciudad.
Por otro lado, Caracas no fue programada (casi ninguna ciudad en Venezuela lo fue). Por lo que terminó siendo más grande de lo que debería. Tarde o temprano va a terminar siendo sólo el Municipio Libertador, porque Sucre, Hatillo y Baruta deberían pertenecer completamente a Miranda. Si eso sucediese, quizás podría avanzar mucho. Pero espero que de pasar, no sea con intención política de camuflar lo inviable que es mantener a todos los municipios con el presupuesto del estado.
Caracas es hermosa, para alguien como yo. Es hermosa cuando te encandilan las luces de neón reflejadas en los charcos de gasolina y agua de las avenidas. Cuando disfrutas contemplar ver esos pequeños satélites artificiales pintar el cielo con las pocas estrellas que se pueden ver en la madrugada. Es taciturna, violenta, gris. Es seis millones de rostros cortados y música estridente. Es un compendio de adoquines rotos, humo y callejones sin salida. Pasos de cebra manchados de sangre.
Caracas es compleja. Te absorbe, para bien o para mal. Una vorágine de sensaciones que te hace odiarla o encariñarte.
Igual es que yo soy más de pueblo.
Quién sabe.
Mira, la vista nocturna de Petare.