Se complementan muy bien. Sagitario ama lo exótico, libra ama la fineza. Pero ambos mueren por la curiosidad y el deseo de recorrer mundo; quizás la delicada balanza de libra decante por no irse de expedición con el filósofo a la India, pero sí que apreciará esperarle cómodamente con un cálido plato de sopa hecha a base de caras especias para cuando el centauro le dé por regresar lleno de mugre y con cucarachas petrificadas colgadas a la cintura. Y eso se aplica a todo, libra le da a sagitario la libertad de hacer y deshacer, mientras tenga en claro que debe avisarle cuando se va y cuando vuelve, y si comió o no. Sagitario desata su instinto maternal, y libra, por otro lado, le evoca a sagitario la sensación de estar a los pies de un misterio por resolver cada noche que llega a casa.

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Sexualmente son caóticos, sí. Especialmente si están enamorados. Su intimidad se construye con estridentes risas y golpecitos de cabeza en la pared para molestar al vecino. Son ruidosos con todas las letras.