Estuve leyendo algunas cifras sobre violencia de género contra los hombres en América Latina. Me han resultado muy relevantes de conocer, para ir ubicando las cosas como son. ¿Te gustaría conocerlas? Te lo pregunto a ti que me pareces un ser autónomo en sus pensamientos, el resto ya están +
+ adoctrinadas/adoctrinándose.
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Adoctrinados*
Este tema me da mucha tristeza.
Como ya he mencionado muchas veces, soy consciente de las cifras de violencia doméstica y violencia de género en Latinoamérica. Soy Venezolana, junto a Argentina y Brasil, este tipo de violencia se ha naturalizado legalmente debido a los medios políticos tomados en los gobiernos; básicamente todos los países donde el poder está a manos del comunismo/socialismo, se ha convenido el silencio entre todas las instituciones pertinentes para así comercializar el machismo y volverlo más consumibles para todas las partes de la sociedad. La agresividad a la que se ve expuesto el hombre cisgénero debido al machismo en Sudamérica son tan alarmantes como lo son las violaciones correctivas en países de Centroamérica. Honduras y El Salvador mantienen cifras de violencia de todo tipo que hacen temblar a cualquier ciudadano; pero en lo que respecta a violencia sexual, es aún más espantoso.
No es que sea autónomo o no, ni que los otros estén adoctrinados. Es que, siendo sinceros, NADIE que haya hablado de la violencia contra los hombres —cisgénero o no— lo ha hecho queriendo solventar la situación, lo ha hecho queriendo machacar al feminismo o sabotearlo —del mismo modo que muchos feministas lo sabotean al no hacerse conocedores de una realidad que trasciende de los ideales—. Cuando quienes se quieren hacer próceres de la paz en el tema de la violencia usan formas como «el feminismo está anulando la masculinidad», «¿y los hombres qué? nosotros también sufrimos presión».
Ahora, ¿cuándo se convierte la violencia sexista en misandría? La violencia que padece actualmente el sector masculino es un coletazo del machismo sistematizado que mata inocentes todos los días, de todos los géneros. ¿Que sea machismo hace justificable el asunto? /no/. Pero no es cuestión de saber las cifras o no. Es dejar de sopesar unas estadísticas con otras. Si como feministas/humanistas estamos visibilizando los sectores ignorados, no podemos ignorar a un sector que, por muy privilegiado que haya estado a lo largo de los siglos, padece los mismos males que nosotros como oprimidos, recogiendo a las últimas dos generaciones. Son pocos los países latinoamericanos donde se experimenta una naturalización de la misandría; existe, más bien, una forma de revancha machista de colectivos resentidos que toman su opresión como privilegio y usan éste para coaccionar a personas que no so culpables de nada por haber nacido con un genital u otro.
Venezuela siempre será mi primer referente, dado que políticamente ha colaborado con toda la mierda sexista que se está viviendo en Latinoamérica. Todos sus aliados han calcado el silencio y el sadismo con el que nos mutilan de a poco cada día.
Perdona si me extiendo demasiado, pero considero que en lugar de simplemente decir «conozco las cifras / dímelas», es igual de relevante el saber por qué las cosas no están puestas en su lugar.
Un abrazo, Sherlock.
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Adoctrinados*
Este tema me da mucha tristeza.
Como ya he mencionado muchas veces, soy consciente de las cifras de violencia doméstica y violencia de género en Latinoamérica. Soy Venezolana, junto a Argentina y Brasil, este tipo de violencia se ha naturalizado legalmente debido a los medios políticos tomados en los gobiernos; básicamente todos los países donde el poder está a manos del comunismo/socialismo, se ha convenido el silencio entre todas las instituciones pertinentes para así comercializar el machismo y volverlo más consumibles para todas las partes de la sociedad. La agresividad a la que se ve expuesto el hombre cisgénero debido al machismo en Sudamérica son tan alarmantes como lo son las violaciones correctivas en países de Centroamérica. Honduras y El Salvador mantienen cifras de violencia de todo tipo que hacen temblar a cualquier ciudadano; pero en lo que respecta a violencia sexual, es aún más espantoso.
No es que sea autónomo o no, ni que los otros estén adoctrinados. Es que, siendo sinceros, NADIE que haya hablado de la violencia contra los hombres —cisgénero o no— lo ha hecho queriendo solventar la situación, lo ha hecho queriendo machacar al feminismo o sabotearlo —del mismo modo que muchos feministas lo sabotean al no hacerse conocedores de una realidad que trasciende de los ideales—. Cuando quienes se quieren hacer próceres de la paz en el tema de la violencia usan formas como «el feminismo está anulando la masculinidad», «¿y los hombres qué? nosotros también sufrimos presión».
Ahora, ¿cuándo se convierte la violencia sexista en misandría? La violencia que padece actualmente el sector masculino es un coletazo del machismo sistematizado que mata inocentes todos los días, de todos los géneros. ¿Que sea machismo hace justificable el asunto? /no/. Pero no es cuestión de saber las cifras o no. Es dejar de sopesar unas estadísticas con otras. Si como feministas/humanistas estamos visibilizando los sectores ignorados, no podemos ignorar a un sector que, por muy privilegiado que haya estado a lo largo de los siglos, padece los mismos males que nosotros como oprimidos, recogiendo a las últimas dos generaciones. Son pocos los países latinoamericanos donde se experimenta una naturalización de la misandría; existe, más bien, una forma de revancha machista de colectivos resentidos que toman su opresión como privilegio y usan éste para coaccionar a personas que no so culpables de nada por haber nacido con un genital u otro.
Venezuela siempre será mi primer referente, dado que políticamente ha colaborado con toda la mierda sexista que se está viviendo en Latinoamérica. Todos sus aliados han calcado el silencio y el sadismo con el que nos mutilan de a poco cada día.
Perdona si me extiendo demasiado, pero considero que en lugar de simplemente decir «conozco las cifras / dímelas», es igual de relevante el saber por qué las cosas no están puestas en su lugar.
Un abrazo, Sherlock.
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Rabón
Sherlock Incŭbus