¿Te gusta alguien?
No. A mí para que me guste alguien tengo que quererle, y aún así, lo hago hasta que me comienza a doler. Estoy cansada de los imposibles, y más agotada aún de ser el plan B cuando yo tomo las cosas como vienen, sin alternativas. Para todos siempre hay una vía de escape si se trata de mí; para todos soy la vida de escape. Y ya estoy algo trastornada por lo mismo, y me niego a seguir. Me ilusiono, disfruto de las sonrisas que me regala esa ilusión, pero si va a convertirse en un deseo frustrado, voy a abortarlo. Y esto quiere decir que luego de dos años viéndole la sonrisa a la indiferencia y al te-miro-y-te-enamoro de aquel que me despertaba algo de curiosidad, estoy bastante cerca de darle una patada por el culo y que ruede barranco abajo.
Ya estoy envenenada de estas cosas.
Ya estoy envenenada de estas cosas.