No nos engañemos: en esta red, quien no pese cincuenta kilos, es gordo. Es algo cultural. Y por mi sexo y por tener tetas, básicamente puedo ser gorda «si estoy buena», pero si no tengo curvas, no. Es una cuestión de fetichización de cuerpos, tu prototipo es válido sólo si calienta. Y no pasa con las mujeres nada más, pasa con todos. Es una cuestión arrastrada desde siempre y que poco a poco debemos ir erradicando, pero en mi país es distinto.

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Al lado de una persona delgada, me veré gorda. Al lado de una persona mucho más alta que yo, me veré enjuta. Mi contextura es gruesa, peso sesenta kilos o poco menos, pero mi cuerpo es grueso. Mis piernas son grandes, y soy el ejemplo más claro de la muchacha latina a la que se le llama gordita. Aquí en Venezuela el «gordito» no es un eufemismo para evitar decirle a alguien gordo, es un adjetivo distinto. No hay nada de malo en ser gordo, no hay nada de malo en ser delgado. Pero aquí en Venezuela somos así, y expresiones como «flaca» o «gordita» no son usadas ni para cosificar ni para denigrar. De hecho se usan para ser afables. Mas eso no quiere decir que no se comprenda que fuera del país estas expresiones sí tienen una connotación negativa y sexualizada.