Do you know any celebrity lookalikes?
Estoy indignada y se la van a calar porque todos los zurdos de este sitio me tienen hasta el papo.
Así se ven diecinueve años de socialismo.
En el sector donde vivo no hay agua corriente desde hace tres meses. No hay agua corriente porque con más de una década sin mantenimiento, el 85% de las bombas de agua de la ciudad colapsaron. En la bomba principal alguien colocó un cartel que decía "no hay agua por saboteo", saboteo imperialista, según ellos. El cartel duró dos días. También tuvimos un día de agua, casualmente era el día de las elecciones presidenciales.
Un día a un político se le ocurrió decir que tener agua corriente todos lo días era un lujo, era burgués. ¿Para qué tener un servicio todos los días si puedes tenerlo cada cuatro? Luego, esos intervalos de cada cuatro días se convirtieron en intervalos de una semana. Seguidamente, de dos. Luego, de un mes.
Tenemos dos meses "sobreviviendo" con cisternas. Para una comunidad de más de veinte mil familias, dos cisternas de agua a la semana son suficientes.
Hay un límite, por supuesto: cada persona (una por familia) puede recoger una palangana de unos quince litros. A lo mucho. Es una norma no escrita, nadie se atreve a cargar más porque sería atacado.
También es una norma no escrita que los dirigentes del CLAP son los que organizan quien va primero, quién va después, quién puede meterse en la fila. También es una norma no escrita que pueden insultarte, humillarte: te toman fotos sin tu autorización para luego publicar en las redes que el gran gobierno revolucionario ha solventado la crisis rápidamente y el pueblo lo agradece.
Los que trabajamos no podemos esperar doce horas por una cisterna de agua. Así que la buscamos por otros medios.
Sin transporte, debes lavar tu ropa en otro sitio, ir y venir a pie. Dos kilómetros en subida para llevar un botellón de agua. Porque un día alguien decidió que tener agua corriente era un lujo.
Ese alguien, casi veinte años atrás, llegó a poder diciendo que le daría "voz a los pobres".
Que yo tenga las manos ampolladas es lo de menos. Aunque yo no debería ni siquiera tomar sol, pero tener condiciones de salud no es opción en este país. Las heridas curan. Lo que importa es ver ancianos, discapacitados y niños haciendo lo mismo.
Porque el derecho a la vida es un lujo.
Adentro, dos millones de personas tienen más voz que más de dieciséis que sufren.
Afuera, candidatos de izquierda que han profesado su devoción por el sistema venezolano, prometen lo mismo a los ciudadanos de sus países. Y éstos lo aplauden.
Aquí son tres meses, en otros sectores llevan un año o más. No sólo sin agua, sino sin gas y sin luz.
Yo sólo puedo sentir empatía por aquellos que se fueron y deben soportar afuera a los rojos de turno decirles que el problema no es el sistema, sino el cómo se aplicó. Huir de la miseria para tener que justificar tu resentimiento a la ideología que te hizo dejar tu tierra es tan indignante como quedarte a vivirlo.
Así se ven diecinueve años de socialismo.
En el sector donde vivo no hay agua corriente desde hace tres meses. No hay agua corriente porque con más de una década sin mantenimiento, el 85% de las bombas de agua de la ciudad colapsaron. En la bomba principal alguien colocó un cartel que decía "no hay agua por saboteo", saboteo imperialista, según ellos. El cartel duró dos días. También tuvimos un día de agua, casualmente era el día de las elecciones presidenciales.
Un día a un político se le ocurrió decir que tener agua corriente todos lo días era un lujo, era burgués. ¿Para qué tener un servicio todos los días si puedes tenerlo cada cuatro? Luego, esos intervalos de cada cuatro días se convirtieron en intervalos de una semana. Seguidamente, de dos. Luego, de un mes.
Tenemos dos meses "sobreviviendo" con cisternas. Para una comunidad de más de veinte mil familias, dos cisternas de agua a la semana son suficientes.
Hay un límite, por supuesto: cada persona (una por familia) puede recoger una palangana de unos quince litros. A lo mucho. Es una norma no escrita, nadie se atreve a cargar más porque sería atacado.
También es una norma no escrita que los dirigentes del CLAP son los que organizan quien va primero, quién va después, quién puede meterse en la fila. También es una norma no escrita que pueden insultarte, humillarte: te toman fotos sin tu autorización para luego publicar en las redes que el gran gobierno revolucionario ha solventado la crisis rápidamente y el pueblo lo agradece.
Los que trabajamos no podemos esperar doce horas por una cisterna de agua. Así que la buscamos por otros medios.
Sin transporte, debes lavar tu ropa en otro sitio, ir y venir a pie. Dos kilómetros en subida para llevar un botellón de agua. Porque un día alguien decidió que tener agua corriente era un lujo.
Ese alguien, casi veinte años atrás, llegó a poder diciendo que le daría "voz a los pobres".
Que yo tenga las manos ampolladas es lo de menos. Aunque yo no debería ni siquiera tomar sol, pero tener condiciones de salud no es opción en este país. Las heridas curan. Lo que importa es ver ancianos, discapacitados y niños haciendo lo mismo.
Porque el derecho a la vida es un lujo.
Adentro, dos millones de personas tienen más voz que más de dieciséis que sufren.
Afuera, candidatos de izquierda que han profesado su devoción por el sistema venezolano, prometen lo mismo a los ciudadanos de sus países. Y éstos lo aplauden.
Aquí son tres meses, en otros sectores llevan un año o más. No sólo sin agua, sino sin gas y sin luz.
Yo sólo puedo sentir empatía por aquellos que se fueron y deben soportar afuera a los rojos de turno decirles que el problema no es el sistema, sino el cómo se aplicó. Huir de la miseria para tener que justificar tu resentimiento a la ideología que te hizo dejar tu tierra es tan indignante como quedarte a vivirlo.