Mei Sakurai

(La joven escuchó la puerta y esos pasos acercarse a ella pero no alzó la mirada, al menos no hasta que sintió esa suave toalla sobre su largo cabello... La chica le sonrió a penas un poco ante esas palabras.
Estaba feliz de que él se preocupara por su salud pero no era suficiente para animarla un poco.
Una vez que terminó, varios mechones de cabello cayeron suavemente por su espalda y sus hombros, ya sin gotear.

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Entonces ante esas preguntas, ella negó un par de veces)
- No necesitas disculparte... Soy yo la que debería hacerlo, he causado muchos conflictos entre ambos a pesar de que son familia...-
(Susurró con melancolía ya que después de todo hacer que esos dos se odiaran no era para nada su intención.

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En todo caso no pudo rechazar ese gentil gesto así que tras cortos segundos, aceptó aquella mano y la tomó con delicadeza... Sólo con esa ayuda, la joven se puso de pie y volvió a fijar su mirada en él)
-....supongo que la hay, me gustaría poder hacer algo...-
(Respondió con sinceridad, olvidándose un momento que tenía poca ropa encima y que de esa manera sus heridas se notaban a simple vista).

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(No fue hasta que escuchó la voz del chico nuevamente que la joven reaccionó, saliendo de aquellos horribles pensamientos... Probablemente sí necesitaba ayuda, ni siquiera se había terminado de cambiar, seguía en ese conjunto interior aunque se veía algo decaída nuevamente.

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En realidad no es que no quisiera contestarle, más bien sus palabras no querían salir, es como si se atoraran en su garganta...
En todo caso sabía que no iba a poder sola, no ahora así que tras escuchar esa última petición, terminó por ceder)
-....s-si... puedes pasar...-
(Dijo en voz lo suficientemente alta para que él la escuchara tras esa puerta.

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Mei se encontraba medio sentada en el suelo, con su cabello aún húmedo y goteando un poco... Las gasas de sus heridas se habían humedecido pero sin duda, sobre su muslo había otra marca que no le había enseñado antes, una rojiza que mostraba las uñas que Alexander había clavado sin cuidado sobre esa nívea piel).

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(Los ojos preocupados de la joven siguieron al recién levantado chico... Saburo se veía enojado y quizá era por su culpa así que no le quedó más que asentir suavemente, viendo cómo desaparecía de la cocina.
Entonces un leve suspiro se escapó de sus finos labios aunque se distrajo de sus pensamientos cuando Sora se levantó... ¿también iba a irse? Bueno, después de todo ese día estaban solo ellos tres, mejor así, no quería imaginar esa escena con Jiro presente.

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Pero para sorpresa de la ojiazul, el mayor apartó su comida y se sentó frente a ella, como si de un niño pequeño se tratase.
Fue extraño verlo así pero más extraño fue escuchar esa propuesta... la dulce mirada de la fémina se posó en él, se veía algo confundida)
- ¿Cazando.... bestias?...-
(Preguntó en un suave susurro porque por bestias ella imaginaba animales salvajes del bosque pero podía ser que el chico planeara otra cosa que la joven no entendía)
-...en realidad no creo que eso vaya mucho conmigo... pero si quieres podemos salir, le diré a Saburo que venga también...-

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(Respondió a prisa, con una animada sonrisa, entonces se levantó de su lugar e hizo un ademán de ir directo a la sala donde descansaba el pelinegro. Tal vez así lograría que él sonriera un poco, después de todo pasear en un lindo día como ese animaba a cualquiera o al menos esa era la intención de la muchacha).

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(Mientras más pensaba en esos dos chicos más imposible le parecía encontrar alguna buena solución... La joven se dejó caer al suelo en un suave movimiento, sosteniendo una de esas prendas entre sus manos pero si vestir aún... ciertamente hacía algo de frío y pescaría un resfriado si no se cubría y secaba apropiadamente su largo cabello...
No obstante parecía que ahora nada de eso tenía importancia, le preocupaba bastante el hecho de que alguno de los terminara gravemente herido, aún si se iba estaba segura de que el conflicto entre ambos sólo emeporaría...

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¿A caso había sido su culpa? No quería ni imaginar si eso era verdad, tal vez ella tenía la culpa de todo ese problema pero ¿cómo se supone que lo solucionaría? Alexander no iba a escucharla nunca y Bastian hacía todo lo posible.
Sin embrago no fue hasta la tercera pregunta que la joven reaccionó, reconociendo la voz del rubio... la puerta estaba cerrada pero no con seguro, aún así lo que menos deseaba era preocuparlo por lo que asintió aunque él no pudiese verla)

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- E-Estoy... Estoy bien...-
(Respondió intentando sonar animada aunque ese intento fracasó, sin duda su voz sonaba algo consternada y preocupada pero deseaba que él no lo hubiese notado... ¿A caso él habría seguido su petición de alimentar a Alexander? Esperaba que si, después de todo ese chico tenía fiebre... y una vez más, Mei comenzó a divagar entre sus preocupantes e incesantes pensamientos).

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(Al separarse le sonrió levemente aunque sus ojos celestes se abrieron ligeramente más al escuchar tal noticia... ¿le había comprado algo? Sin duda esa idea la hacía muy feliz, no por el regalo en sí sino por la intención que había tenido al acordarse de ella)
- ¿D-De verdad? No tenías que molestarte... -
(Comenzó a decirle, también algo avergonzada pero sin duda esa bonita sonrisa en su fino rostro la delataba)
-...pero muchas gracias...-
(Le susurró y le dio un suave beso en la mejilla, luego lo imitó y tomó una tortita junto con un poco de té.

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Mientras cortaba un pedazo y lo llevaba a sus labios, escuchó la queja del rubio... había sido bastante graciosa porque parecía un pequeño niño celoso, se veía adorable sin duda... pero lo que no esperó fue esa respuesta de Saburo la cual causó un notable rubor en ella, dirigiéndole una mirada de sorpresa y en parte reproche... Sora no intentaría nada con ella.

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La joven dirigió sus orbes claros primero al rubio y luego a su pareja... parecían estar a punto de matarse entre ellos así que bebió un poco de su té y luego tosió suavemente)
- Ehm... el desayuno está delicioso ¿sabes?...-
(Le dijo de pronto a Saburo, con otra dulce sonrisa. No mentía al decir eso pero en parte lo había hecho para disminuír la tensión entre esos dos hermanos).

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(Mientras la joven hundía su cuerpo en el agua, no dejaba de pensar en todo lo que había sucedido... Alexander era un tipo odioso, egocéntrico y frío pero a final de cuentas era una vida y tampoco podía dejarlo morir de hambre. Posiblemente hubiese sido más sencillo para ella simplemente odiarlo y dejar que su vida terminara sin que le afectara en lo más mínimo... pero desgraciadamente sus sentimientos y su corazón ganaban siempre, a pesar de todo no quería verlo sufrir.
En realidad hubiese dado cualquier cosa por conocer a un Alexander gentil y carismático como su hermano... ambos eran totalmente lo opuesto y aunque Bastian la había reconfortado mucho, ahora se sentía bastante decaída.

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Tras varios minutos más, la chica salió de ahí, se envolvió en una toalla y volvió a la habitación donde elegió sin mucho ánimo un par de prendas, unos jeans ajustados y una blusa a la cual le anexó un ligero suéter sin embargo sólo vistió un conjunto interior negro y se quedó de pie, mirando aquellas prendas sueltas en el suelo, distraída...

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seguro que era necesario cambiar los vendajes de sus heridas, volver a hacer un par de sencillas curaciones y éstas desaparecerían al poco tiempo... también sabía que debía de secar su cabello, comenzaba a sentir cómo las frías gotitas resbalaban por su cabello y se perdían por su espalda y cuello... debía cambiarse y arreglarse para mostrar otra sonrisa y evitar preocupar al rubio.
No obstante Mei no pudo hacer nada de eso, simplemente se quedó mirando aquella ropa aunque estaba sumida en sus propios pensamientos).

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(No obstante la risa repentina del pelirrojo la desconcertó aún más... ¿qué era tan divertido? Porque ciertamente ella comenzaba a preocuparse e intrigarse cada vez más por esa historia...
Pero antes que nada, Ayato volvió a esa expresión seria, dejando aún más confundida a la pobre muchacha... Era verdad que Laito era un completo pervertido, arrogante y frío sin embargo ella aún creía que una madre no debía de tratar así a sus hijos, sin duda ese tipo de comportamiento había formado al Laito de hoy aunque nada de ello justificaba sus acciones.
Aunque Ayato tenía razón, cuando le reveló que Cordelia estaba muerta los ojos de la joven se abrieron aún más de esa repentina noticia... ¿Muerta? ¿Cómo es que había pasado algo así?
Al parecer esos ojos llenos de dudas fueron suficientes para que el pelirrojo comenzara a contarle lo sucedido.

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Ya podía imaginar todo ese terrible escenario por lo que inconscientemente, la pelirrosa llevó una de sus finas manos a sus labios, en una expresión de sorpresa mezclada con terror... Supuso que Ayato había dejado muy débil a su madre, quién trató de pedir ayuda a Laito pero éste sólo la empujó... No quería ni imaginar esa escena.
No obstante un escalofrío la recorrió de pies a cabeza cuando supo lo que Kanato había terminado por hacer... ese chico que se veía tan infantil pero que sin duda daba bastante miedo. Ahora sabía lo que todos esos vampiros eran capaces de hacer.
En todo caso quizá fue aún más sorprendente saber que Yui tenía el corazón de Cordelia)
- ¿Yui?! ¿Esa chica?....-
(Comenzó a decir, más para sí misma porque en ese momento entendió el motivo por el que la rubia estaba en la mansión, ella era especial por poseer ese corazón y quizá por ello Laito se había enamorado de ella o algo así, no sabía con certeza si los vampiros podían enamorarse.
Ante esa pregunta, Mei asintió pero su rostro aún se veía preocupado, había tantas cosas en las que pensar.
En todo caso fue grandioso lo mucho que Ayato le aclaró sus dudas, sin siquiera pedirle nada a cambio.

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Sin embargo a Mei le quedaba una última duda así que al verlo salir, corrió tras él Aunque lo perdió de vista por un momento… era tan rápido.
No obstante o se rindió y bajó a prisa las escaleras. Para su suerte, logró ver esa figura masculina muy cerca de un Laito aún dormido)
- A-Ayato…-
(Lo llamó rápidamente, con la respiración ligeramente agitada por correr todo ese pasillo)
-….¿Los vampiros… p-pueden enamorarse?...-
(Quizá era una pregunta muy tonta pero necesitaba saberlo. Probablemente Laito estuviese enamorado aún de Cordelia y por lo tanto seguía a Yui, o tal vez él estaba enamorado de esa rubia.
No lo sabía con certeza pero lo que desconocía es si un vampiro podía o no tener esa clase de sentimientos tan humanos así que mantuvo su mirada fija en aquellos verdes de él, notándose que iba en serio con esa última pregunta).

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