Centinela, Dominó, Dorsal, Matasuegras, Mosquito
Danny se despertó aturdido. Aún le dolía la cabeza tras ese golpe. Le costaba reconocer la habitación en la que se encontraba. Solo una pequeña ventana, un pequeño armario, la cama, y una silla con su ropa. La misma que llevaba ayer.
Danny se vistió comprobando todos los bolsillos si le faltaba algo, pero no, en esos pantalones solo había un MATASUEGRAS de la fiesta de cumpleaños de su hermano. Era lo último que recordaba con claridad.
Salió de la habitación andando despacio, con cautela. Llegó al salón, donde un par de hombres uniformados jugaban al DOMINÓ. Les saludó, pero ninguno respondió. Fue cuando se percató de que estaban muertos. Uno tenía una herida de bala en medio de la frente, entre ceja y ceja; el otro tenía la herida en la nuca. Había fichas manchadas con la sangre de ambos.
Danny se asustó y las preguntas se le amontonaban. ¿Qué hacía ahí? ¿Qué había hecho para tener protección? ¿Por qué sus protectores estaban muertos? Y, la más importante, ¿Por qué estaban ellos muertos y no él?
Esa última pregunta le taladraba el cerebro como si fuera el zumbido de un MOSQUITO. Una pregunta que le incomodaba. Decidió gatear hasta llegar a la puerta, donde un tercer agente, al que reconoció - se presentó como CENTINELA cuando se conocieron - también estaba muerto.
Fue entonces cuando a Danny le entró el miedo. Un miedo que le paralizó cunado tenía la libertada bajando las escaleras. Un miedo que fue a más cuando un móvil empezó a sonar. No era el suyo, recordaba haberlo tirado a un contenedor. Tampoco de ninguno de sus compañeros muertos.
Era un teléfono que se encontraba junto a una tele antigua llena de polvo - junto al microondas y la nevera, el único electrodoméstico de toda la casa -. Temblando se acercó a él. Era una llamada de un número oculto. Descolgó y el miedo - pánico, más bien - se apoderó de él.
- No hay protección en el mundo que pueda salvarte - Dijo una voz al otro lado. Después colgó sin derecho a réplica.
A Danny, un escalofrío le recorrió toda la espina DORSAL
Danny se vistió comprobando todos los bolsillos si le faltaba algo, pero no, en esos pantalones solo había un MATASUEGRAS de la fiesta de cumpleaños de su hermano. Era lo último que recordaba con claridad.
Salió de la habitación andando despacio, con cautela. Llegó al salón, donde un par de hombres uniformados jugaban al DOMINÓ. Les saludó, pero ninguno respondió. Fue cuando se percató de que estaban muertos. Uno tenía una herida de bala en medio de la frente, entre ceja y ceja; el otro tenía la herida en la nuca. Había fichas manchadas con la sangre de ambos.
Danny se asustó y las preguntas se le amontonaban. ¿Qué hacía ahí? ¿Qué había hecho para tener protección? ¿Por qué sus protectores estaban muertos? Y, la más importante, ¿Por qué estaban ellos muertos y no él?
Esa última pregunta le taladraba el cerebro como si fuera el zumbido de un MOSQUITO. Una pregunta que le incomodaba. Decidió gatear hasta llegar a la puerta, donde un tercer agente, al que reconoció - se presentó como CENTINELA cuando se conocieron - también estaba muerto.
Fue entonces cuando a Danny le entró el miedo. Un miedo que le paralizó cunado tenía la libertada bajando las escaleras. Un miedo que fue a más cuando un móvil empezó a sonar. No era el suyo, recordaba haberlo tirado a un contenedor. Tampoco de ninguno de sus compañeros muertos.
Era un teléfono que se encontraba junto a una tele antigua llena de polvo - junto al microondas y la nevera, el único electrodoméstico de toda la casa -. Temblando se acercó a él. Era una llamada de un número oculto. Descolgó y el miedo - pánico, más bien - se apoderó de él.
- No hay protección en el mundo que pueda salvarte - Dijo una voz al otro lado. Después colgó sin derecho a réplica.
A Danny, un escalofrío le recorrió toda la espina DORSAL
Liked by:
⚡Obliviate⚡
Julio Espinoza
Taichi Yagami
Pingui
DUP