ℳichelle⇆Vαlentinα✯

Creo que se ha debatido infinitamente acerca de este tema, desde todas las perspectivas posibles, desde puntos de vistas religiosos, políticos, biológicos, socioeconómicos, éticos, es un asunto que ha creado tanto drama, que por una parte es bueno, porque gran parte de Latinoamérica se concientizó acerca de las leyes de sus países con respecto al aborto, pero si se observa desde un nivel más general, nos damos cuenta que hasta el día de hoy todavía se tiene la falsa idea de que se puede opinar y decidir sobre el cuerpo de la mujer, de tomar decisiones por ella. No apoyo ninguno de los argumentos brindados por los “pro-vida” y considero que hay miles de razones para desmoronar muchos de sus argumentos.

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Estoy a favor del aborto legal, seguro y gratuito, por casi todas las razones que fueron presentadas en la campaña por el derecho al aborto legal, pero la razón principal es que aunque no hayan sancionado la Ley, de todas formas se seguirán efectuando abortos, y lo que la lógica me indica es que si tienes la posibilidad de realizar un aborto de forma segura, con los instrumentos adecuados, con las normas de salubridad, ¿por qué lo realizarías clandestinamente? Se supone que la idea es que se le brinde ayuda a la persona gestante que ha decidido abortar, al no despenalizar el aborto y al no sancionar la ley, claramente no están salvando dos vidas, pues seguirán produciéndose abortos clandestinos con porcentajes de riesgo aún mayores que si fuesen realizados de forma legal.

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Estoy a favor de la interrupción voluntaria del embarazo mientras este se realice antes de las 14 semanas de gestación, en la etapa de la embriogénesis. Por supuesto que también veo que debe de tener medidas, tiene que haber un control, no se utilizaría el aborto como método anticonceptivo obviamente, debe de haber programas brindados por el Estado para la introducción de la educación sexual en los centros de enseñanza, “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

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“No puedo entender los argumentos antiabortistas que se centran en que la vida es sagrada. Como especie, hemos demostrado hasta la saciedad que no creemos que la vida sea sagrada. La indiferencia con que aceptamos la guerra, las hambrunas, las epidemias, el dolor y la pobreza extrema y crónica, nos muestra que, por mucho que nos engañemos, sólo hemos hecho el menor esfuerzo posible para tratar realmente la vida humana como algo sagrado”. –Caitlin Mooran.

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