¡Muy buenas!
Sí, el verano pasado estuve más de un mes en Moldavia y tuve la oportunidad de conocer la región ocupada y declarada estado independiente de Transnistria.
Cruzar a través de Transnistria es muy sencillo ya que los buses que conectan Chisinau con Odesa (Ucrania) suelen hacer parada en Bender y Tiraspol, ambas bajo el control de los separatistas, siendo esta última su capital.
Una vez llegues al control fronterizo, los militares subirán al autobús y viniendo de un país occidental y miembro de la OTAN, lo más probable es que registren tu equipaje y te sometan a un pequeño interrogatorio sobre tu destino, intenciones y harán especial ahínco en saber si eres periodista o si llevas cámara de fotos o vídeo encima. Más te vale que hables ruso o rumano, porque guardias que hablen inglés apenas hay. Sabiendo ruso la cosa fue bastante rápida y la inspección de mi equipaje bastante superficial, no tuve ningún problema y me dieron un visado de tránsito válido por 12 horas. Si quieres estar más tiempo tienes que ir a un cuartel de la milicia y pagar para que te lo alarguen.
No creo que lo necesites ya que realmente no hay nada que ver, aparte de la curiosidad de ver una zona que se ha quedado congelada en la Unión Soviética de los años 70. Estatuas de Lenin y Marx, recuerdos de la segunda guerra mundial y ningún tipo de publicidad o marca que no fuera estatal o del omnipresente oligarca Victor Gushan.
Más que un destino de interés, es una curiosidad escondida en el rincón más olvidado del continente europeo.

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