aaaawww siguenteee??? no me hagas esto de dejarme así con la intrigaaa???
Capítulo 19. La carta.
Escuchaba susurros y pasos, y ésto fue la causa de mi despertar. Froté mis ojos con los dedos y los abrí, sintiendo una incesante molestia al sentir los radiantes rayos de sol impactar contra mis débiles ojos, cerré estos de golpe y un gruñido fue lo único que pude decir. No me encontraba del todo bien, pero nada que no se curara con una buena dosis de diversión.
Volví a abrir los ojos cuidadosamente y encontré a mis compañeras riéndose, posiblemente de mi forma de despertar. Yo les saqué mi precioso dedo del medio y me giré, encontrando a Calum y Daniel, también riendo. Les dediqué una de mis peores miradas y tapé mi rostro con la almohada.
- Levanta, Sel. -Ordenó una voz femenina, aparté la almohada y descubrí de quien se trataba, Andrea.
- Cinco minutos más... -Supliqué perezosa.
- El director quiere verte. -Anunció. Estas palabras calaron muy hondo en mí e inmediatamente me levanté, sabía el por qué quería verme. Rápidamente cogí mi uniforme, entré en el baño, me duché y me vestí, una vez que había secado totalmente mi pelo lo recogí en un coleta alta, bastante bien hecha. Salí del baño y allí todos me esperaban -incluyendo a los chicos- miré la hora en mi móvil, escondido detrás del espejo, marcaba las 07:45, suspiré, era temprano aún. Sin dirigirle la palabra a mis amigos, salí de la habitación y me dirigí hacia el despacho del director bajo la atenta mirada de algunos alumnos que iban camino de la cafetería. Sin llamar antes, abrí la puerta y la cerré dando un leve portazo. Me crucé de brazos y cargué el peso de mi cuerpo sobre la pierna derecha, impaciente. Llevaba esperando más de una semana la fecha concreta en la que todo sucedería. Esa maldita carta y la información que contenía su interior, había cambiado bastante cosas de mi personalidad. O quizá sólo había sustituido mi fuerte coraza por un débil muro que se destruiría con una leve brisa.
- He hablado con ellos. -Dijo firme pero sin mirarme a la cara, yo tan sólo podía ver su cuerpo por atrás, vestía un elegante traje gris claro. Su cuerpo mostraba la tensión a la que estaba sometido.
- Tienes otra carta. -Anunció, intentando mantener el tono firme en su voz pero sin lograrlo. Pude notar el desagrado en cada palabra pronunciada por él, a mí tampoco me gustaba la situación. Miré a su escritorio y en éste había otra carta, mi nombre estaba escrito con una elegante y fina letra en la mayor parte del sobre y suspiré. Vacilé durante segundos pero opté por coger la carta y abrirla, lo segundo fue lo más complicado. La leí detenidamente y maldecí a mi suerte. La fecha y la dirección estaban decididas, el director esta vez si se giró.
- Todo saldrá bien. -Me consoló-. Te irá bien.
- Gracias, pero sé que no es así. -Le respondí, tratando de que mi voz no sonara tan rota como yo lo estaba, ya que, mi interior se encontraba totalmente destruido, al igual que mi mente.
Escuchaba susurros y pasos, y ésto fue la causa de mi despertar. Froté mis ojos con los dedos y los abrí, sintiendo una incesante molestia al sentir los radiantes rayos de sol impactar contra mis débiles ojos, cerré estos de golpe y un gruñido fue lo único que pude decir. No me encontraba del todo bien, pero nada que no se curara con una buena dosis de diversión.
Volví a abrir los ojos cuidadosamente y encontré a mis compañeras riéndose, posiblemente de mi forma de despertar. Yo les saqué mi precioso dedo del medio y me giré, encontrando a Calum y Daniel, también riendo. Les dediqué una de mis peores miradas y tapé mi rostro con la almohada.
- Levanta, Sel. -Ordenó una voz femenina, aparté la almohada y descubrí de quien se trataba, Andrea.
- Cinco minutos más... -Supliqué perezosa.
- El director quiere verte. -Anunció. Estas palabras calaron muy hondo en mí e inmediatamente me levanté, sabía el por qué quería verme. Rápidamente cogí mi uniforme, entré en el baño, me duché y me vestí, una vez que había secado totalmente mi pelo lo recogí en un coleta alta, bastante bien hecha. Salí del baño y allí todos me esperaban -incluyendo a los chicos- miré la hora en mi móvil, escondido detrás del espejo, marcaba las 07:45, suspiré, era temprano aún. Sin dirigirle la palabra a mis amigos, salí de la habitación y me dirigí hacia el despacho del director bajo la atenta mirada de algunos alumnos que iban camino de la cafetería. Sin llamar antes, abrí la puerta y la cerré dando un leve portazo. Me crucé de brazos y cargué el peso de mi cuerpo sobre la pierna derecha, impaciente. Llevaba esperando más de una semana la fecha concreta en la que todo sucedería. Esa maldita carta y la información que contenía su interior, había cambiado bastante cosas de mi personalidad. O quizá sólo había sustituido mi fuerte coraza por un débil muro que se destruiría con una leve brisa.
- He hablado con ellos. -Dijo firme pero sin mirarme a la cara, yo tan sólo podía ver su cuerpo por atrás, vestía un elegante traje gris claro. Su cuerpo mostraba la tensión a la que estaba sometido.
- Tienes otra carta. -Anunció, intentando mantener el tono firme en su voz pero sin lograrlo. Pude notar el desagrado en cada palabra pronunciada por él, a mí tampoco me gustaba la situación. Miré a su escritorio y en éste había otra carta, mi nombre estaba escrito con una elegante y fina letra en la mayor parte del sobre y suspiré. Vacilé durante segundos pero opté por coger la carta y abrirla, lo segundo fue lo más complicado. La leí detenidamente y maldecí a mi suerte. La fecha y la dirección estaban decididas, el director esta vez si se giró.
- Todo saldrá bien. -Me consoló-. Te irá bien.
- Gracias, pero sé que no es así. -Le respondí, tratando de que mi voz no sonara tan rota como yo lo estaba, ya que, mi interior se encontraba totalmente destruido, al igual que mi mente.