Me parece una corriente rancia. Vamos, es la esa corriente que recoge el la teoría de que la orientación sexual es una elección y trata a la homosexualidad como una escapatoria a la toxicidad de la heteronormatividad que se nos mete a cucharadas desde que nacemos. Y no. Me parece una falta de respeto el desvirtuar a otras preferencias sexuales llamándoles «elección». Claro, porque yo despierto un día diciendo «ah, es que hoy como que se me antoja el té con sabor a vulva» y al otro, pues otra cosa. Decir que uno elige su orientación sexual es desvalorizar el sufrimiento que padecen aquellos que no son heterosexuales y no entran en el criterio de búsqueda de la comunidad para ser vistos como iguales.

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No voy a suicidar mis valores y placeres por ningún ideal. Soy feminista, y como feminista me reconozco como un ser humano con valor individual. Jamás sería parte de un sector donde tenga que ir en contra de mis necesidades y dejar de lado mi salud psicológica para buscar alternativas a un sistema de control sexista. No tengo que despreciar mi naturaleza para luchar en contra de ese sistema en cuestión, básicamente.