UnDemiurgo

Creo que en respuestas anteriores he hablado de manera prolija sobre ello, aunque puede que también en esos momentos haya estado influido de alguna manera por mis estados anímicos, cambiantes y turbulentos, como lo es la esencia misma amor y otros sentimientos contrarios.
De igual modo me explico: creo que el amor es cambiante, se transforma constantemente, nunca es el mismo; aumenta o disminuye en virtud de su autenticidad, circunstancia, fuerza y verosimilitud, pero, de existir, de ser real, jamás desparece, aun en la separación, aun en la imposibilidad. Aunque es muy fácil percibir que lentamente se desvanece o que los caminos del amor colindan con los del desprecio y el odio, cuando la experiencia humana más banal así lo demuestra, es decir, las relaciones cotidianas que son, en la mayoría de los casos, un espejismo de su propio engaño, de su propia trampa.
El amor es una experiencia alucinante y poderosa, ciertamente, milagrosa, pero no es banal, no es superficial. Y la banalidad es la columna sobre la cual se sostiene nuestra sociedad, tan imbuida en el consumo demente, el utilitarismo, el egotismo, la meritocracia malsana y la conmiseración (hacia uno mismo y ante el cariño del otro, también hacia sí). Y una sociedad así de enferma no puede saber lo que significa amar. Ha casos extraordinarios, claro, pero es difícil conocerlos. Tampoco quiere decir que debamos calificarlo de acuerdo a nuestra ridícula decimonónica costumbre de enmarcarlo en las categorías morales del bien y el mal. Sólo sigue un curso diferente. Así de abstracto. Así de incoherente.
Aunque pudiera ser también una invención humana para huirle a la conciencia de la muerte, una forma de justificar la vida. Una huida de la soledad. Una forma de ensalzar la irracionalidad o quizás es, como dice Schopenhauer "una inclinación tierna que procede del instinto natural de los sexos para reproducirse, y que alcanza su más alto poderío cuando la voluntad individual se transforma en voluntad de la especie", Es decir, una propulsión carnal, un instinto de preservación salvaje y animal que la razón romantiza, entonces sea falso todo lo que dije al principio. Es, en fin, un estado de gracia. Lamentablemente, al ser tan fugaz, el amor acaba siendo un estado de desgracia inmediatamente. He allí el origen de la confusión.

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La obsidiana. De hecho colecciono pequeños fragmentos de piedras quebradas que botaron una vez en el laboratorio de química del instituto donde estudié. Es una piedra preciosa, poseedora de un encanto misterioso sin igual.
En mi trabajo tengo decenas de ellas en un cofre, junto a otras piedras como el granito, el cuarzo, el jade o el jazpe, por ejemplo, así como minerales varios como la bauxita, el aluminio, el coltán o el aquí conocido en Venezuela como 'Ojo de Tigre', que es un mineral sumamente extraño oriundo del del macizo Guayanes, como tantos otros minerales exclusivos de la zona. Y me gusta pensar que tiene significados místicos, cual si se tratase de un talismán para la sagacidad y la protección.
No ahora, pero algún día me encantaría ser un gran coleccionador de piedras y otros minerales. Y vivo por fortuna en un país en el que la variedad de minerales, entre los que se encuentran los más escasos y extraños del mundo, abundan, sobretodo en la región sur.
La naturaleza es el único demiurgo con la genialidad perfecta para crear esas maravillas; un simple hombre como yo no puede siquiera imaginar la forma de un recurso exclusivo que, por otro lado, surge de la tierra. Soy un súbdito de ella. Sueno un poco patético, pero es así.
Saludos, Natara.

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Me ha puesto a pensar, Natara. Y eso es lo que vale. Este sitio da grima. Bienvenida seas. Pienso a menudo en que debía existir oficialmente una palabra tipo 'mataego', para marcar a aquellas gentes que debemos ser reprendidas por la naturaleeza de la forma más dolorosa y brutal, por nuestra execrable ilusión de superioridad, víctimas de nuestro enorme Ego, ignorancia y simplicidad. Es que no lo entiendo...

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La evolución (que simplemente llamaría adaptación) no sigue un proceso lineal. No avanza hacia una inevitable complejidad. Mucho menos hacia la aparición de una inteligencia consciente. Somos producto del más improbable azar. Un resultado estadístico de mutaciones, adaptaciones y cruces genéticos que por mera casualidad (y con ayuda de un gran meteorito) provocó la aparición de un primate con capacidades cognitivas. Eso me hace pensar que aunque la vida bacteriana pueda ser común en planetas con la química correcta, la vida inteligente debe ser extremadamente rara. La inteligencia, después de todo, ni siquiera es una buena adaptación para sobrevivir a largo plazo. Incluso, parece ser completamente perjudicial para el ecosistema. No somos la cúspide de un plan natural que apunta hacia la complejidad. Somos un accidente que puede significar el propio fin de la vida. Hemos creado un tumor exponencial llamado cultura.

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Quizás, si nuestra arrogancia se hace pedazos de una vez por todas, si nuestras falaces ideas de supremacía reciben el tiro de gracia de la humildad, tengamos una oportunidad. De lo contrario, lejos de ser la más maravillosa creación del caos, seremos, con justicia, la más idiota. Porque solo un idiota puede crear dioses, almas, armas atómicas y smartphones. Solo un animal idiota puede creer que no es un animal y que el entero cosmos se conjugó para su triunfal aparición.

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Impresionante documental que sirve para observar el funcionamiento, por ejemplo, de los fondos buitres en la Argentina. Me quedo con una frase: "Los humanos nos preguntamos ¿Por qué?". Lamentablemente, y el progreso es un ejemplo de ello, no siempre actuamos como humanos. Quizás, porque la respuesta a ese "¿Por qué?" puede ser demasiado dolorosa y poco complaciente. La respuesta al "¿Por qué?" tiene el potencial para demoler los absurdos cimientos de nuestra civilización, tan injusta, brutal y arbitraria. Hemos creado maravillas científicas, artísticas y tecnológicas. Pero a un precio demasiado alto. Hemos utilizado la pregunta "¿Por qué?" en el sitio incorrecto. Si fuera por mí, renunciaría a todas ellas, para barajar y dar de nuevo. No temo a la pérdida. Sobretodo cuando lo que se pierde es una cultura vacía, artificial y mediocre, como la nuestra. No nos dejemos engañar. Deberíamos preguntarnos por qué necesitamos un puto Smartphone. Y si vale la pena ser esclavos de tantas cosas inútiles. Nos tratan como simios. Consumimos como simios. Pensamos como simios. Pero somos mucho más idiotas que un simio. Un simio no se encierra en su propia jaula. Somos un experimento fallido de algo que debió ser humano. Por supuesto, no concuerdo con la perspectiva optimista que se le pretende dar en el final al documental (muy tibiamente, por cierto). No hay ninguna perspectiva optimista en el mundo real. Salvo que, además de preguntarnos "¿Por qué?", gritemos, como en la última película del Planeta de los simios, "¡No!". Esa palabra es la piedra fundamental de toda revolución.
http://www.teledocumentales.com/surviving-progress/

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Creo estar seguro de que cualquier persona con tres dedos de frente y con la existencia a cuestas, quiere, sueña y necesita a su lado a una compañera con el carácter, la lucidez y sensibilidad que tienen esas chicas; opinión que me permito en realizar por la vaga idea que puede uno formarse de ellas con tan sólo leer dos o tres párrafos en su historial de respuestas. Y prefiero pensar que, en el fondo, no me equivoco, considerando que desde luego no las conozco y que a sólo una de ellas le sigo en esta red social, en donde tuve la esperanza de encontrar un lugar que me permitiese satisfacer mis pequeños lapsos de ocio y hallar gente lucida e interesante, que la hay, fíjate (inclusive algunas de ellas me ha asombrado en más de una ocasión). Pero sucede que este sitio está muerto. Y la ignorancia ancla a sus anchas. Infestado de ratas de alcantarilla ávidas de carroña y ansias de joder a los demás y hacer daño sin ningún tipo de reparo o responsabilidad. Supongo que tú eres una de esas ratas... Porque además te escondes en tu agujero hediondo del anonimato, como lo hacen ellas (las ratas).

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Sólo lo comparto contigo por ser tan bonita... ;)
En la madrugada de ayer escribí esto en mi diario:

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"12/02/16

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Lenta, imperceptible e inexorablemente, me estoy convirtiendo en el habitante de otra dimensión. Un muro infranqueable se fue erigiendo entre esta realidad y mi difusa y extrañada existencia. Solo podemos rozarnos, acariciarnos y contemplarnos fantasmagóricamente. Y golpearnos cruelmente (como cualquier enamorado) cuando tengamos que hacerlo. [...] No existe ya manera de comprender los trazos en que está bordada mi propia la existencia. El mundo, la suspicacia insondable de aquello que perciben mis sentidos, es todo ya demasiado abstracto, incorpóreo, erróneo. Cuando pienso en las razones que nos llevan a tragarnos la mentira cotidiana que nos vende el mundo llego a la conclusión de que le tememos al dolor. La realidad, la realidad auténtica, esa que no vemos en las publicidades, ni en las películas, ni siquiera en los noticieros, es una realidad macabra, perversa y dolorosa. Cobarde. Somos cobardes que aceptamos las ideas que nos imponen porque no toleramos el dolor. Porque preferimos la comodidad de un mundo de fantasías y de mentiras. Por suerte, ya he asumido ese dolor; y sé que, enfrentándolo, podremos rebelarnos e intentar un cambio. Pero sé que esto no ocurrirá, por supuesto, hasta que sea demasiado tarde. Los griegos conocían muy bien ese dolor y lo manifestaban a través del arte. A través de sus eternas tragedias. El mundo está ciego. Como Edipo... Y yo estoy cansado."

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¿A qué te refieres con 'Poder Superior'? ¿Hablas de Religión, del Estado, de la Sociedad, la Familia...? Debes ser más cuidadoso/a en el uso deliberado de ese término porque hace ya algunas décadas que el mismo ha quedado desnudo, desprovisto de toda uniformidad, sujeto a juicio crítico y al escarnio público, en suma, abierto a la interpretación, pues alude a empresas tan semejantes como independientes entre sí.

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Pero infiriendo en tono acrítico el modo en que la pregunta está formulada, diré que te refieres a un Ser Divino, es decir, 'Dios', el omnipresente, el Cristiano, en cuyo caso, creo mejor le vendría a un creyente esa fórmula edulcorada y ridícula de la creencia en el más allá, del milagro celestial, la esperanza del Paraíso y bueno todo eso... Y es que yo, pese a no ser ateo, tampoco comulgo con esas cosas... En pleno Siglo XXI hablar en esos términos da náuseas, hay que ser honestos. Pero yendo ya al quid de la cuestión, es el arte, la lectura de textos filosóficos, novelas, poemas, películas, la escritura, escuchar un Disco y demás actividades solitarias, aquello en lo cual encuentro fuerzas para seguir. Yo no me entrego a la filosofía, el arte y la escritura para sentirme bien. Yo intento develar algo. Desenterrar un dolor muy profundo que escondo en mi interior. No me importa si esa búsqueda me aniquila. Solo sé que es el motor, la intensidad, que le da identidad a mi carácter, a mi actitud ante los abismos de la vida. Con respecto a mi visión del mundo, siempre me resultó patético. Desde que era muy pequeño. Creo que ya no hay forma de idealizarlo, de mentirme a mí mismo para intentar redimirlo. No hay fuerzas filosóficas, ni estéticas, que me estén impulsando a escribir, a pintar, a escuchar una canción... Sólo sé que ya no me queda nada. Por ello, trato de congregarme al silencio y la soledad más absoluta, aunque haya una mujer que escucha y me quiere de un modo demasiado injusto y a la vez estimulante para mí.

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