Dos acepciones:
“Deseo y actividad sexual exacerbados”.
“Exceso o abundancia de cosas que estimulan o excitan los sentidos”.
No hay nada más maravilloso que esa mirada lasciva que te desviste y casi te recorre completamente o aquella sonrisa coqueta luego de una mordida en los labios que te invita a tocar un poco más. Que se puede decir sobre ese suspiro ahogado que sale de la boca de tu acompañante cuando está en medio del clímax, donde los gemidos no son capaces de salir de su boca, eso es lujuria.
Ese escalofrío que recorre tu cuerpo cuando te acaricia y que te hace gemir dándole a entender que no se detenga.
Pero qué opinan de esa actitud mientras lame su helado, esa mirada juguetona con doble intenciones que despierta todos tus sentidos y provoca que las ganas crezcan en tu interior o el típico paseo en ropa interior dentro del cuarto con un meneo exagerado de cadera que solo genera que termines mordiéndote el labio inferior y cantando una canción para no terminar con una erección, eso también es lujuria.
Esa necesidad loca de besar a tu pareja y devorar su cuerpo hasta sumergirse en el deseo más profundo, donde los instintos primitivos dominen sus mente y no busquen más que saciar las ganas por el otro, todo eso es lujuria.
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