Eddy se sacó los zapatos; tenía cinco días con aquellas zapatillas sucias y esas medias hediondas que apestaban como si hubieran sido usadas por miles de hombres desde la creación del mundo. Francisco tomó aquellos pies repulsivos y comenzó a chuparles los dedos y a lamerles las plantas con emoción.
Uy, tengo la corazonada, de que, ésto es un hecho de la vida real, solo con los nombres, es más que suficiente para no dudar.