Resulta lógico valorar de distinta manera el tiempo que pueda dedicarte una persona aplastada por sus ocupaciones que el que te presta alguien que se ahoga del aburrimiento por las tardes porque se ha quedado sin series que ver en Netflix.
Al menos, en el caso de que se posea una madurez mental mínimamente respetable.
De no ser así, y, remitiéndome a mi respuesta anterior, estaríamos hablando de personas que se encuentran en el segundo grupo y que piensan que su tiempo equivale a los del primero.
El calor que pasan bajo su sayo de complejos debe de producirles alucinaciones. De otra forma, no se explica que sean incapaces de entender que, recibir un mensaje de una persona que tiene que elegir entre comer y dormir, no puede pesar lo mismo que el de alguien que posee una especie de "¿quién es quién?" mental y elige, sin pensarlo demasiado ni empleando criterio alguno, a los actores de reparto (figurantes, más bien) que le acompañarán uno u otro día, según le dé la gana.
Porque, si te habla a tí, existe una gigantesca probabilidad de que haya hecho lo mismo con otras novecientas personas para ver quién le responde y, así, planificar su entretenimiento.
Y eso lleva a que, a menudo, les surjan más planes de los que pueden manejar. Terminarán por anular el tuyo, o por olvidarse de que les respondiste, a veces, por el simple hecho de que, tu conversación con esa persona, naufraga sin remedio al fondo de la lista.
Esto, en el mejor de los casos. Porque, aprovechando para responder a la tercera pregunta, existe un subgrupo dentro de este tipo de personas que afirman que su tiempo vale más que el de los primeros. Ojo, que vale más. Sí, sí. Más.
Te hacen verlo mediante ciertos comportamientos que paso a detallar a continuación.
Ellos/as están quedando contigo cuando pueden quedar con otras personas, mientras que, tú, sólo habrás hablado con él/ella ese día. Por lo tanto, su disponibilidad es la que se debe de tener en cuenta . Así que, su tiempo, es más valioso.
Es su concepto de "agenda apretada". No tener compromisos.
Prácticamente, te obligan a darles las gracias por "sacarte" de casa. Saben que sales poco, y están seguros/as de que se debe a que no tienes con quién hacerlo.
Te hacen sentir como un personaje no jugable porque les estrangula la prisa. Han quedado con más personas ese día, eres uno más. Habla rápido, que se tienen que ir.
Tú igual has tenido que trabajar, estudiar, o, en definitiva, sacrificarte al 120% el resto de la semana con la idea de encontrar el hueco para poder verle. Pero, nuevamente, al desconocer ese concepto por completo, no lo tendrán en cuenta para nada. Así que, aprovecha tu minuto de oro. Ellos son las estrellas.
Por esto y por otras tantas cosas, me niego a conocer a cualquier persona que coincida con sólo uno de dichos rasgos.
Mi nivel de benevolencia es inversamente proporcional al de la pereza que me generan.
View more