Thomas tan solo se dedicaba a pasear para no tener que respirar en la misma habitación de su padre, escapando de otra posible disputa por pequeñas cosas sin importancia como su cabello. ¿A quien le importaba lo que hacía con el? El “córtese el pelo gei” era lo único que parecía escuchar en casa, en resumen.
Paró por un momento al ver que el semáforo peatonal aún no indicaba que podía pasar, aprovechando para sacar su celular y revisar algunos mensajes que le habían llegado. Tan inmerso estaba en ellos que no escuchó las ruedas de la patineta acercarse cada vez más hasta que sintió el impacto. Dió unos cuantos pasos atrás, pues venía lo suficientemente rápido como para hacer que se tambalease un poco, pero evitó tropezarse. Su celular; sin embargo, si que logró resbalarse de sus manos y por consecuencia cayó al suelo.
—¡Mierda! Ten más cuidado por donde vas, imbe...— No término la frase cuando su mirada se encontró con el chiquillo tumbado en el suelo. Su instinto fue agacharse apoyando la espalda de Jake con su mano para ayudar a que se sentara. —Hey, ¿Estás bien, Niño?— Su ceño estaba fruncido un poco y su cadera dolía un poco ahora(?). —... ¿Quieres que le llame a tus padres?— No sabía muy bien qué hacer. Jake se veía lo suficientemente atontado como para preocuparse, así que dijo lo primero que se le ocurrió como solución.
View more