3. Contestación en 1855 del Jefe Seattle de la Tribu Suwamish, al Presidente USA Franklin Pierce
Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el Blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
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Soy un Piel Roja salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el Blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un Piel Roja salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.
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¿Qué es el humano sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el humano moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los humanos. Hay una unión en todo.
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Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los humanos escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.
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Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al humano; es el humano el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con La Tierra recaerá sobre los hijos de La Tierra. El humano no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
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Incluso el Blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa estamos seguros que el Blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del humano, y su compasión es igual para el Piel Roja como para el Blanco.
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La Tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. El Blanco también pasará; tal vez más rápido que todas las otras Tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.
Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el Piel Roja.
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Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos humanos y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.
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¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
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La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.
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Soy un Piel Roja salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el Blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un Piel Roja salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.
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¿Qué es el humano sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el humano moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los humanos. Hay una unión en todo.
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Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los humanos escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.
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Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al humano; es el humano el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con La Tierra recaerá sobre los hijos de La Tierra. El humano no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
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Incluso el Blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa estamos seguros que el Blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del humano, y su compasión es igual para el Piel Roja como para el Blanco.
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La Tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. El Blanco también pasará; tal vez más rápido que todas las otras Tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.
Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el Piel Roja.
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Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos humanos y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.
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¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
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La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.