Quizás esta famosa cita (http://minchinela.com/blog/2011/02/07/un-por-que-que-no-caduca/) sea nihilista, desencantada, incluso cínica; pero ¿no has tenido alguna vez la sensación de que ese es uno -no necesariamente el más importante- de los motivos por los que aún escribes contra la pseudociencia?
Ni de lejos. No me gano absolutamente nada ni hago ningún bien irritando a los vendedores de humo o a los creyentes. De hecho, en numerosas (pero numerosas) ocasiones he explicado que sé perfectamente que un negociante y un creyente no son susceptibles de ser convencidos. No escribo ni debato para convencerlos a ellos, ni mucho menos. Escribo y debato para el público.
Me explico: si no interviene alguien (no forzosamente yo, que soy un engranaje menor) para denunciar una mentira, un embuste, una estafa o una manipulación, el riesgo es que más gente los acepte como reales. El candidato a creyente es, ante todo, una persona desinformada y que probablemente nunca ha aprendido criterios de pensamiento rigurosos. La labor de combate a las pseudociencias es darles información y aproximaciones más rigurosas a _quienes aún no se entregan a una creencia_.
Y esto, si se me permite, me lo valida la experiencia. Nunca he conocido a nadie que me diga "yo ya era un creyente firme y promotor de estas ideas y cambié porque los críticos me dieron la luz" ni ninguna tontería por el estilo. Lo que he recibido a lo largo de los años son agradecimientos de gente que aún dudaba pero que estaba deslumbrándose ante las maravillas de la superstición y que dicen que les ayudó que alguno de nosotros estuviera allí, en televisión dejando en evidencia a un vendedor de platívolos o a una astróloga o a un grupo integrista antiaborto, que escribiéramos, que estuviéramos en radio, que diéramos charlas.
Lo único que ofrecemos son herramientas, no evangelismo, y ése es un error en el que caen muchos y algunos de ellos muy conocidos (pienso en Phil Plait que quiere hacer atea a toda la humanidad, good luck ingenuote). Damos datos difíciles de encontrar (gran parte de mi labor ha sido traer al español datos que sólo había en inglés o francés, caso de las escuelas Waldorf), hacemos preguntas incómodas, ofrecemos aproximaciones distintas y, al menos en mi caso, hacemos el irreverente y el macarra como rebelión a la autoridad de los pomposos de la superstición, digamos Jodorowsky o Enrique de Vicente. Pero lo hacemos como ejercicio pedagógico _para los que ven el enfrentamiento_ y pueden ponerse a pensar.
Nada más. Por eso tengo la advertencia "Quizá este blog no es para usted" en El retorno de los charlatanes: "No escribo para todos y, de verdad, sin ánimo malintencionado, no escribo para los sinceros creyentes que no están por la labor de poner en cuestión sus convicciones."
http://charlatanes.blogspot.com.es/2009/09/quiza-este-blog-no-es-para-usted.html
Y lo detallé con amplitud excesiva quizá aquí:
http://charlatanes.blogspot.com.es/2010/08/discutir-lo-mismo-y-no-con-los.html
Me explico: si no interviene alguien (no forzosamente yo, que soy un engranaje menor) para denunciar una mentira, un embuste, una estafa o una manipulación, el riesgo es que más gente los acepte como reales. El candidato a creyente es, ante todo, una persona desinformada y que probablemente nunca ha aprendido criterios de pensamiento rigurosos. La labor de combate a las pseudociencias es darles información y aproximaciones más rigurosas a _quienes aún no se entregan a una creencia_.
Y esto, si se me permite, me lo valida la experiencia. Nunca he conocido a nadie que me diga "yo ya era un creyente firme y promotor de estas ideas y cambié porque los críticos me dieron la luz" ni ninguna tontería por el estilo. Lo que he recibido a lo largo de los años son agradecimientos de gente que aún dudaba pero que estaba deslumbrándose ante las maravillas de la superstición y que dicen que les ayudó que alguno de nosotros estuviera allí, en televisión dejando en evidencia a un vendedor de platívolos o a una astróloga o a un grupo integrista antiaborto, que escribiéramos, que estuviéramos en radio, que diéramos charlas.
Lo único que ofrecemos son herramientas, no evangelismo, y ése es un error en el que caen muchos y algunos de ellos muy conocidos (pienso en Phil Plait que quiere hacer atea a toda la humanidad, good luck ingenuote). Damos datos difíciles de encontrar (gran parte de mi labor ha sido traer al español datos que sólo había en inglés o francés, caso de las escuelas Waldorf), hacemos preguntas incómodas, ofrecemos aproximaciones distintas y, al menos en mi caso, hacemos el irreverente y el macarra como rebelión a la autoridad de los pomposos de la superstición, digamos Jodorowsky o Enrique de Vicente. Pero lo hacemos como ejercicio pedagógico _para los que ven el enfrentamiento_ y pueden ponerse a pensar.
Nada más. Por eso tengo la advertencia "Quizá este blog no es para usted" en El retorno de los charlatanes: "No escribo para todos y, de verdad, sin ánimo malintencionado, no escribo para los sinceros creyentes que no están por la labor de poner en cuestión sus convicciones."
http://charlatanes.blogspot.com.es/2009/09/quiza-este-blog-no-es-para-usted.html
Y lo detallé con amplitud excesiva quizá aquí:
http://charlatanes.blogspot.com.es/2010/08/discutir-lo-mismo-y-no-con-los.html
Liked by:
Kev Hidalgo
Martín Sánchez