Mauricio-José Schwarz

Pienso que es lógico, pero es precisamente la peor reacción que se puede tener.

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Cuando la política no responde a las necesidades de la gente, en lugar de alejarse de la política, la gente debería incrementar su participación real, su exigencia, su activismo, sus organizaciones sociales, su búsqueda de líderes naturales que puedan someterse a la rendición de cuentas.

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Cuando la gente se aleja de la política, le hace fácil el trabajo al primer demagogo eficaz que les endulce (nuevamante) los oídos con las mismas promesas de siempre pero redactadas de modo más emocionante, quien les dé un enemigo común y una misión presuntamente elevada. El que no participa en política, el que no se involucra, acaba aplaudiendo a cualquier manipulador. Mira lo que pasó en España con el 15M, cuando miles de jóvenes que rechazaban la política la descubrieron de pronto y acabaron encumbrando a un sujeto tan irrelevante y repetitivo como Pablo Iglesias... Cuando no entiendes el fondo, te enamoras de la forma, y cualquiera que controle la forma te puede llevar a donde quiera, sea Fujimori, Chávez, Correa, Morales o Iglesias, por no mencionar a Hitler, Mussolini o Erdogan.

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Nada. La sola idea del "populismo-estatismo" es un producto ideológico del tardopriísmo neoliberal. No tiene un sustento sólido porque a) todos los presidentes de México han sido populistas, incluso los héroes del pobre González de Alba, y b) el estatismo nunca fue más que una posición declarativa que en los hechos jamás pasó de algunas poses menores.

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El estancamiento económico de México se debe a que lo controla una mafia extractora cuyo interés por el país, cuando existe, ocupa un lugar muy por debajo de las preocupaciones básicas de a) ganar dinero, b) mantener el poder económico, c) mantener el control político, d) exaltar las personalidades de la mafia. La corrupción del estado no la inventaron ni Echeverría ni López Portillo, ambos demasiado enamorados de sí mismos como para ocuparse de mucho más que de su imagen, es herencia directa de la perversión de la revolución que hizo el carrancismo, institucionalizada por Calles, que mantuvo a las mismas élites del XIX que hasta hoy, con pocas excepciones, tienen una visión tanto de la empresa como del estado propias del siglo XIX y una posición caciquil sobre la mayoría de la población que se mantiene de manera impresionante.

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Si realmente Luis González de Alba cree que el México de Díaz Ordaz era uno de pujante economía y oportunidades para todos, es que ha perdido, además de la vergüenza, la memoria.

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Mi pregunta más bien sería si es posible que alguien, por pertenecer a un partido, pierda su independencia de pensamiento y acción. Y lo digo porque la pertenencia a un partido es en sí un acto de independencia de pensamiento y de acción, en gran medida. Los partidos no piensan, no son personas, no pueden tejer ni actuar en obras de teatro ni escribir cartas. Quienes hacen eso son personas dentro de los partidos, claro. La impresión de que un partido es un ente con voluntad me parece de lo más curiosa, ¿no? Generalmente cuando se dice "el partido dijo" se está diciendo "una persona dijo en nombre del partido" y generalmente esa persona tiene la anuencia de la militancia para decir lo que dijo o se le empiezan a ir los afiliados, ¿no?

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No niego que haya personas que llevan la lealtad al partido hasta la exageración, pero siempre he pensado que son una minoría peculiar, al menos en los partidos de verdad (en los mexicanos, por ejemplo, no; son partidos más bien monárquicos). Uno se afilia a un partido porque comparte las ideas de sus fundadores, de sus dirigentes y de sus militantes, no llega como hoja en blanco para que le digan qué pensar, ¿no?

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Yo creo que desde ese punto de vista, lo más común es la independencia de pensamiento y acción. Es más, en mis años de simpatizante o militante, siempre he visto en las reuniones de la militancia críticas, exigencias, divergencias y pluralidad dentro de los objetivos comunes. Siempre. Y he visto siempre que al que no le gusta lo que se está haciendo, se va.

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Creo que ya lo he comentado. Hirohito fue absolutamente corresponsable (y estrictamente el máximo responsable) de las acciones de Japón desde la primera guerra sinojaponesa hasta toda la guerra del Pacífico. Como lo fue la familia real en su conjunto.

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Dado lo que sabemos de la historia, la rendición se produjo por las bombas. Japón tenía planes clarísimos para resistir la invasión directa de sus islas convirtiendo en milicianos del emperador a todos sus habitantes. Habían reservado (busca Ketsu Go en la enciclopedia) 5000 aviones caza como kamikazes contra los invasores, así como submarinos suicidas y buzos suicidas. Y el modelo que promovían los militares japoneses eran los civiles de Saipan, que habían optado por suicidarse tirándose de los riscos antes que rendir su honor y el de su emperador. Si ése era el plan en las cuatro grandes islas, ¿cómo era la invasión de Manchuria, al otro lado del mar de Japón, suficiente para hacerlos rendirse? No es lógico. Los japoneses esperaron hasta el final que los soviéticos les negociaran una rendición condicional con los otros aliados (un sueño guajiro considerando la barbarie que ejercieron por todo el Pacífico Sur). Y los soviéticos esperaron hasta la segunda bomba (9 de agosto) para invadir Manchuria con fines claramente geopolíticos más que relacionados con el conflicto bélico.

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Que todo haya tenido que ver con la decisión de Hirohito de aceptar la rendición incondicional que exigía Postdam es evidente, una decisión así depende de muchos factores, pero la visión revisionista de que las bombas no importaron y lo decisivo fue la invasión a Manchuria no se sostiene en los hechos. Hechos como que aunque Hirohito anuncia la rendición el 15 de agosto, Yamada no se rinde sino hasta el 16, pero varias divisiones siguen peleando hasta el 18.

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Personalmente creo que el revisionismo respecto de la rendición de Japón tiene motivos emocionales y no históricos: primero, queremos que los Estados Unidos sean el villano más villano de la historia (nunca víctima de nadie, ni de Bin Laden, vaya); segundo, queremos que las bombas atómicas sean las peores armas y sus muertos sean los muertos más muertos de toda la historia (pero las malas son las de EE.UU., las iraníes y las de China ya no tanto); y, tercero, queremos que los japoneses sean víctimas porque son simpáticos, trabajadores y hacen gadgets cojonudos (hoy) y nuestro conocimiento de la historia es demasiado tenue como para comprender contra qué estaban peleando los aliados, el odio, el racismo, la deshumanización, la barbarie, la masacre gratuita continuada, la esclavitud sexual, los experimentos con seres humanos, todo lo que hoy es inimaginable en Japón, pero que era el Japón pre-McArthur.

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Algo conté el 6 de agosto en FB: https://www.facebook.com/elnocturno/posts/10153528444182943

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Fue en la convención mundial de ciencia ficción en Phoenix, Arizona, en 1978. A Harlan le habían prometido una especie de burbuja climatizada donde iba a escribir un cuento cuyas páginas se irían pegando en la pared, una divertida idea de literatura-espectáculo. Esto porque él era el invitado de honor de la convención y en esos años lo que había a su alrededor era una adoración que pasaba lo sano, casi besaban el suelo que pisaba, era "la" estrella. Lo vi en el lobby y traté de saludarlo porque me gustaba lo que escribía, pero me empezó a gritar de mala manera. Estaba cabreadísimo porque le habían puesto en el lobby del hotel una tienda de plástico que fungía como invernadero y vamos, la realidad no se correspondía a lo descrito. Entonces le grité que a mí no me gritaba nadie, y me importaba un rábano quién fuera él, maleducado, que sus problemas no eran asunto mío. Se quedó absolutamente de piedra, desacostumbrado a que alguien le reclamara sus berrinches (es además un luchador durísimo, un tipo que no se rinde fácil). Pasó un segundo, miró mi identificación y dijo "¿México? ¿Qué hace alguien de México por aquí?" y le dije que venía por mi cuenta y riesgo porque yo era escritor. Entonces decidió que todo le parecía genial, me dio un abrazo y me invitó a pasarme por su casa (la legendaria casa en el árbol de Ellison Wonderland) si alguna vez iba a Los Ángeles.

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Me estuvo saludando todo el resto de la convención y hablamos un par de veces. Simplemente estaba tan inmerso en el ego trip que lo descolocó el que un mocoso sin nombre (tenía yo 23 años) se le pusiera enfrente. Por otro lado, yo no tenía nada qué perder, pero entiendo que si yo hubiera sido un escritor aspirante en los Estados Unidos, en ese momento no había peor negocio que pelearse con Ellison.

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No, no los respondería. Responderlos sería darles entidad y presuponer que ameritan respuesta o debate. No lo creo, realmente. Creo que hay algunos que son perfectamente obvios y que todos suscribiríamos sin problema y otros que son producto, como lo señala la autora al principio, de la aplicación de la perspectiva de género. Bueno, no de "la" perspectiva de género, sino de "una" perspectiva de género determinada que en su mirada contiene la conclusión. Si asumes que tu acervo crítico es sólo uno, una perspectiva, todo será condenado por esa perspectiva (es la teoría de "si sólo tienes un martillo, parece que el mundo está hecho de clavos"). Lo mismo pasa si asumes cualquier perspectiva unilateral y no basada en hechos sino en ideología, en términos de la "política de identidades".

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Si todo lo ves en España con la "perspectiva del nacionalismo español", digamos, puedes reinterpretar todo lo que pasa a tu alrededor en términos de un ataque o un apoyo al nacionalismo español. Los asturianos tocan la gaita, pero la gaita no se usa en toda España, por tanto, tocar la gaita es atacar la españolidad. Cualquier cosa, cualquier acción política, social o individual que estrictamente observes con una mirilla tan estrecha puede retorcerse y sobreinterpretarse para ajustarse a tu perspectiva. Precisamente, la capacidad de aplicar múltiples perspectivas es la que nos permite comprender la complejidad del mundo. La perspectiva única lo simplifica hasta la caricatura. Y si uno no acepta los 10 puntos, pasa a ser el enemigo. No son un punto de partida para el debate, sino un dogma como el de cualquier posición fanática o sectaria.

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No recuerdo haber dicho exactamente la frase que entrecomillas, pero si he dicho algo similar, será no por estos puntos, sino sobre todo referido a quienes hablan de "mujeres reales" despreciando a las mujeres que naturalmente tienen constitución delgada, y agrediéndolas _por lo que son_ y no _por lo que hacen_, que es la definición misma de discriminación. O a las que pretenden dictar la forma en que las mujeres pueden o no practicar su sexualidad.

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Hoy reproducía yo un estudio del 2014 acorde a algo que he visto como fotógrafo: el machismo entre gente muy joven. He visto chicas, modelos mías, jovencitas, brutalizadas por energúmenos poco mayores, golpeadas, acosadas, abusadas, desindividualizadas... a una la asesinó su exnovio en Oviedo hace unos años. Me parece urgente denunciar esta tragedia entre nuestros jóvenes. ¿La reacción de algún autproclamado feminista? Acusarme de machista por preocuparme por estas niñas pero no haberme sumado al linchamiento de un científico por usar sin mala intención una camisa "malvada" el día que Rosetta llegó al cometa. Resulta así "más feminista" atacar a ese tipo por su camisa que denunciar a hombres que aterrorizan, golpean y matan a mujeres _por el hecho de ser mujeres_ en nuestras calles. De locos, ¿no?

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Buena, a secas. Lo que lo hace son sus letras, por supuesto, y como ya he dicho, es más un narrador que un poeta, sus recursos poéticos son escasísimos, pero las historias que cuenta son potentes ("Like a Rolling Stone", por ejemplo, es una maravilla, "Tweeter and the Monkey Man" otro tanto), es más un retratista que un impresionista, pero lo hace bien.

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Es difícil entender la música actual sin la influencia de Dylan, por supuesto, aunque siempre me ha parecido un pelín sobrevaluado. Digo, desde Street Legal (1978) no hace demasiadas cosas memorables. Si descuentas Traveling Wilburys. 37 años viviendo de rentas, en serio, es un exceso. Sí, sigue escribiendo pero no emociona demasiado (aunque algo de "The Tempest" sí me pareció bueno, pero ya no recuerdo qué...), así que musicalmente me quedo con lo que hizo con The Band y letrísticamente hasta "Blood on the Tracks" que cumple sus 40 añazos.

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Personalmente como poeta prefiero a Cohen y como músico a Tom Waits (que también como poeta es una cumbre).

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Enlazo dos respuestas.

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"El feminismo" no existe. Existen diversas posiciones, actitudes, visiones, movimientos y puntos de vista feministas. Con muchos estoy de acuerdo, con otros no.

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Sí, las teorías, el activismo, la valentía, la decisión y el trabajo de muchas feministas han cambiado muchas situaciones para las mujeres, mejorando su situación y moviéndolas hacia la igualdad de derechos, oportunidades, trato, salarios y demás respecto de los hombres. Y ese camino aún tiene mucho trecho por recorrer incluso en los países más igualitarios, ya no digamos en países mucho más machistas como los latinoamericanos o islámicos.

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Es decir, la lucha feminista sigue en muchos terrenos y en todas las sociedades, aunque con distinta intensidad y niveles de injusticia distintos. ¿Vidas salvadas? Probablemente millones gracias a cosas como mejores condiciones laborales, aborto libre, anticonceptivos y mejor atención a la salud.

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Algunas ideas derivadas del postestructuralismo como las de Luce Irigaray no me parecen acertadas, por ejemplo, y en general no me entusiasman las políticas de identidad, es decir, las que no abordan asuntos como la justicia, los derechos, las libertades o la democracia, sino cómo "se siente" la gente. Si alguien "se siente" de cierto país, o "se siente" ofendido o "se siente" de tal o cual forma no me parece una base para la acción política. Si te ofenden las caricaturas de Mahoma, una camisa o un chiste malo, es problema tuyo pero no lo puedes convertir en delito y menos erigirte en verdugo cuando al resto de la sociedad no le parece que sea para tanto. Como señaló agudamente Hitchens, de una forma de ser radical se convirtió rápidamente en una forma de ser reaccionario. Y como advierte líneas antes: es una "verdadera Mala Idea".

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¿Cuál es el problema? Que el sector minoritario, ruidoso y radicalizado que sostiene las ideas más desagradables y cuestionables es el que llama más la atención de los medios, y se siente con poder de destruir a quien disiente, de modo que domina ilegítimamente el discurso y de hecho se ha pretendido apropiar de la etiqueta del "verdadero feminismo" (como la de la "verdadera izquierda"), lo que hace muy peligroso enfrentarse a él. Es famosa la lista de personas que por no ajustarse al dogma de estos grupos son acusadas frívolamente de violadores, abusadores sexuales, golpeadores, violentos y antisociales, además de ser expulsadas de organizaciones, escuelas, empleos y espacios de diálogo... sin una sola prueba y en plan absolutamente soviético. Esto hace que enfrentarlos requiera cierto valor que no todos tenemos.

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No sé qué es exactamente la teoría queer, lo siento.

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La pregunta termina "los conocimientos y el criterio con el que abordas todos los temas, por ejemplo tengo entendido que las obras B. Russell influyo bastante en ti cuando eras mas joven, y de verdad me impresiona tu opinion de la filosofía ya que son temas bastante difíciles de tratar en especial por el lenguaje."

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Pues no, como siempre he dicho. No creo que haya libros que toda persona deba leer ni siquiera para formar el pensamiento crítico porque no sé si ése se forma o se invita, se provoca, se dispara o se evoca antes que formarse.

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Russell influyó en mí por tres motivos: 1. Era de izquierda pero reconocía el valor del individuo, no lo difuminaba en la masa deshumanizadora, entendía que la libertad individual es la base para crear una sociedad libr, 2. Era un ateo que explicaba muy bien lo que yo pensaba respecto de la religión y 3. No tenía miedo de hacer preguntas... más que dar respuestas hacía preguntas difíciles, del tipo "¿cómo puedes estar tan seguro?" y "¿tienes pruebas?" Pero es que Russell era lo que yo necesitaba en ese momento de mi vida y en ese momento histórico, no lo que podía serle útil a otra persona o en otro momento de su vida o de la historia. Lo mismo ma pasó, no sé, con Platón, con Lorca o con Cervantes, con Conan Doyle y con Theodore Sturgeon...

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Los conocimientos (generales, siempre hay que anotarlo, no detallados y especializados) son más producto de mi facilidad para aburrirme que de otra cosa. La biología era genial pero pasado cierto tiempo interesaba la historia de la Segunda Guerra Mundial y al rato resultaba que la astronáutica era también interesante y así he ido saltando de interés en interés toda la vida. No sé si sea una forma de actuar o de ser muy recomendable, la verdad.

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Mi opinión sobre la filosofía es precisamente consecuencia de ese aprendizaje de las preguntas. "La filosofía tiene grandes aportaciones", escucho, y pregunto "¿Como cuáles?" y cuando no me responden y me arrojan vaguedades o insultos me da la idea de que igual no tiene tales grandes aportaciones, que es un amasijo de especulaciones que se contentan con eso como si sirviera de algo. No es que tenga las respuestas, tengo las preguntas. Para Russell, la función de la filosofía era más hacer preguntas que encontrar respuestas (digan los que digan los expertos en responder todo filosóficamente como Zizek). En cuyo caso soy más filósofo que los filósofos que conozco... lo cual sería una potente paradoja...

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Creo que sus principales aportaciones son conceptuales: subrayar la importancia del estudio del valor, de la economía como factor en muchos aspectos de la sociedad y la justicia para el trabajador. Abordó asuntos que nadie había abordado, aunque hoy sepamos que su teoría económica es incorrecta.

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Filosóficamente, sus propuestas tampoco tienen mucha fortuna. Las creencias que compartía con Engels sobre la historia (principalmente la prehistoria), tampoco están sustentadas por los hechos que conocemos.

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Marx es denso como crema de guisantes, en la tradición de los más pesados filósofos alemanes. Pero cuando habla de economía es bastante peor y no creo que nadie que no sea especialista lo puede entender. Si recomendara algo sería el "Manifiesto comunista", porque creo que incorpora mucho del sueño de una sociedad más justa, si bien con ese filo revanchista que siempre exhibe. Históricamente es, además, un texto muy relevante, ya que disparó los experimentos comunistas que, ahora lo sabemos, no son una forma razonable de organizar una sociedad.

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De que a) no hay pruebas de que lo sea, b) que ninguno de sus componentes por sí mismo es perjudicial (en cantidades adecuadas, en exceso hasta el agua y el oxígeno te matan), c) que los haters de Coca-Cola (movidos por resortes ideológicos, dado que esta bebida se identifica fuertemente con su país de origen, y porque tiene éxito fuera de dicho país) han hecho hasta lo imposible por demostrar sus horribles daños, sin ningún éxito, d) que si hubiera pruebas y la hubieran encontrado estos haters, millones de personas al menos en Estados Unidos ya habrían demandado a Coca-Cola por todo el dinero y propiedades que tiene la corporación, e) que esto ha ocurrido a lo largo de 127 años, durante los cuales todo alimento y bebida ha llegado a ser estudiado a fondo para autorizar su consumo.

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Todo ello me parece que conforma un cuerpo de indicios suficiente como para no creer que sea una bebida perjudicial o más perjudicial que un jugo de piña o un café. Su mayor inconveniente es el azúcar, pero no es una característica oculta: cada envase te dice cuánta azúcar contiene. Y todas las bebidas refrescantes -incluido el jugo de piña- tienen grandes cantidades de azúcar. Y, como ya he dicho, tu abuelita te hacía lo mismo al prepararte ricos bombones, galletas y pasteles con una leche con chocolate muy dulce. Y no diría yo que tu abuelita (o la mía) son malas para la salud, ¿o sí?

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Pues ninguno... y todos. Lee periódicos de todos los países que puedas críticamente, preguntándote constantemente cosas como: ¿tiene la nota toda la información que necesito para entender el acontecimiento?, ¿el reportero está editorializando o tratando de convencerme antes que informarme?, ¿falta algún elemento importante?, ¿tiene el mínimo contexto requerido?, ¿es clara, sin peligro de dobles interpretaciones o malentendidos?, ¿el lenguaje está correctamente usado con elegancia?, ¿cómo se podría mejorar?, ¿cumple los requisitos de decirme sobre el acontecimiento qué, quién, donde, cuándo, cómo y de ser posible por qué?, ¿me ha hecho interesante el tema aunque me resulte lejano (no sé, una nota del precio del algodón en Costa Rica, por ejemplo)?, ¿sus protagonistas son humanos o los ha deshumanizado?, ¿sobresimplifica las cosas para parecer profundo? y cosas así.

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Lee a Kapuściński. Lee "Reportaje al pie de la horca" de Fucik. Lee "Todos los hombres del presidente". Lee a Cervantes. Lee las notas de periodismo de Orwell y de Hemingway. Lee "Redacción periodística" de José Luis Martínez Albertos. Lee "Crónica de un náufrago" de García Márquez. Y lee todo lo que te caiga en las manos, todo, desde las etiquetas del ketchup hasta la poesía de Vallejo. Ninguna lectura le sobra al periodista.

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