He visto en algunas de sus respuestas que se expresa muy bien del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. ¿Podría por favor detallar más la opinión que tiene de él y sobre todo respecto a su trayectoria política en México? ¡Gracias!
No soy gente que siga a líderes, pero la observación del accionar de Cárdenas me llevó a ofrecerle mi apoyo en 1994 y estuve como parte de uno de sus grupos de asesores en comunicación hasta 1999 (sin sueldo). Opino que es un tipo honrado, que realmente tenía un proyecto amplio para el país, que no buscaba ni su beneficio personal ni la exaltación de su ego, sino que tenía una genuina vocación de servicio que pudo haber sido utilizada en beneficio de todos.
Su trayectoria política me parece absolutamente limpia. Cuando fue víctima del fraude de 1988 pudo haber incendiado el país, eso lo vimos en primera persona muchos, y lo que propuso en vez de un levantamiento popular (al que estaban dispuestos muchos, incluidos petroleros, campesinos, mineros y militares) propuso la creación de un partido que aglutinara a toda la izquierda, el PRD. Se requiere valor para eso.
Ahora los problemas: la gente que lo rodeaba, desde Muñoz Ledo hasta los miserables burócratas de la izquierda que al final destruyeron el PRD. Cárdenas siempre fue ingenuo con sus colaboradores cercanos (yo no lo fui, aclaro, estaba en la periferia) y así fue víctima de las maquinaciones de los peores elementos dentro del PRD y de las traiciones sucesivas de varios de sus colaboradores como Jorge Castañeda o Alejandro Aura. No sé aún si calificar así, como traición, la insistencia de Rodolfo Aguilar-Zínser de que en el debate con Zedillo y Cevallos había un "pacto de caballeros" con el panista para que los opositores no se atacaran entre sí sino hicieran causa común contra el hombrecillo que era el candidato priísta accidental, cuando en realidad ocurrió lo contrario (Zedillo y Cevallos contra Cárdenas), cuando muchos en los grupos de comunicación lo habíamos previsto y habíamos advertido contra ello.
Cárdenas ha pensado con frecuencia que quienes lo rodean tienen su nivel moral, de compromiso y de honestidad, y ello le puso en manos de sus adversarios políticos una y otra vez.
Su otro error, a mis ojos: aprobar el restablecimiento de relaciones con el Vaticano. La primera vez en mi vida que hablé con él se lo reclamé, porque me parecía increíble que un partido de izquierda heredero del liberalismo mexicano actuara contra la tradición laica y el espíritu de las Leyes de Reforma.
Lo vi hará un par de años. Vino a Gijón a develar una placa porque le pusieron el nombre de Lázaro Cárdenas a un pequeño parque de la ciudad. Podría haber sido un gran presidente.
Su trayectoria política me parece absolutamente limpia. Cuando fue víctima del fraude de 1988 pudo haber incendiado el país, eso lo vimos en primera persona muchos, y lo que propuso en vez de un levantamiento popular (al que estaban dispuestos muchos, incluidos petroleros, campesinos, mineros y militares) propuso la creación de un partido que aglutinara a toda la izquierda, el PRD. Se requiere valor para eso.
Ahora los problemas: la gente que lo rodeaba, desde Muñoz Ledo hasta los miserables burócratas de la izquierda que al final destruyeron el PRD. Cárdenas siempre fue ingenuo con sus colaboradores cercanos (yo no lo fui, aclaro, estaba en la periferia) y así fue víctima de las maquinaciones de los peores elementos dentro del PRD y de las traiciones sucesivas de varios de sus colaboradores como Jorge Castañeda o Alejandro Aura. No sé aún si calificar así, como traición, la insistencia de Rodolfo Aguilar-Zínser de que en el debate con Zedillo y Cevallos había un "pacto de caballeros" con el panista para que los opositores no se atacaran entre sí sino hicieran causa común contra el hombrecillo que era el candidato priísta accidental, cuando en realidad ocurrió lo contrario (Zedillo y Cevallos contra Cárdenas), cuando muchos en los grupos de comunicación lo habíamos previsto y habíamos advertido contra ello.
Cárdenas ha pensado con frecuencia que quienes lo rodean tienen su nivel moral, de compromiso y de honestidad, y ello le puso en manos de sus adversarios políticos una y otra vez.
Su otro error, a mis ojos: aprobar el restablecimiento de relaciones con el Vaticano. La primera vez en mi vida que hablé con él se lo reclamé, porque me parecía increíble que un partido de izquierda heredero del liberalismo mexicano actuara contra la tradición laica y el espíritu de las Leyes de Reforma.
Lo vi hará un par de años. Vino a Gijón a develar una placa porque le pusieron el nombre de Lázaro Cárdenas a un pequeño parque de la ciudad. Podría haber sido un gran presidente.
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Juan Ramón Velázquez Mora
Levnam.